Los atletas competían por la gloria de su ciudad y no recibían medallas de oro, plata y bronce, sino una corona de olivo
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Los Juegos Olímpicos comenzaron hace más de 2700 años en Olimpia, en el Peloponeso, en Grecia. Cada cuatro años, unas 50.000 personas del mundo griego acudían al gran evento que además era una fiesta religiosa celebrada en honor a Zeus, el rey de los dioses.
No había medallas de oro, plata y bronce. Los ganadores recibían una corona de olivo y la bienvenida a casa de un héroe. Los atletas competían por la gloria de su ciudad y se consideraba que los vencedores habían sido tocados por los dioses.
¿Te imaginás haber podido asistir? Pues te invitamos a los Juegos Olímpicos de 436 a.C. A continuación, una guía para que aproveches al máximo un viaje imaginario a este antiguo carnaval deportivo.
¿Cómo se llega a Olimpia?
Muchos espectadores habrán viajado desde toda la cuenca del Mediterráneo, así que preparate para enfrentarte a un tráfico intenso (y retrasos) en tu camino a Olimpia.
Habrá quienes se verán obligados a viajar a través de zonas en guerra y estados griegos rivales. Si bien la tregua olímpica está teóricamente vigente durante la duración de los Juegos, es posible que las batallas en curso no se suspendan en ciertas áreas y regiones.
Eso significa que hay una posibilidad razonable de toparse con enfrentamientos en el camino a los Juegos, así que debés tener mucho cuidado mientras viajás. Y recordá: a ninguna mujer casada se le permitirá entrar en Olimpia durante los Juegos. ¡Son solo para hombres y mujeres solteras!
¿Dónde quedarse?
Decenas de miles de personas llegarán a la sede, que, al ser un santuario religioso en lugar de una ciudad en pleno funcionamiento, ofrece poca infraestructura.
Desafortunadamente, Olimpia actualmente cuenta con un solo hotel, el Leonideo, que está más allá del presupuesto de la mayoría de los espectadores olímpicos, así que tiende a reservar sus habitaciones para dignatarios y funcionarios.
El alquiler de carpas y pabellones de lona es posible, pero nuevamente estos resultan muy populares, además de ser muy costosos.
La mayoría de los espectadores traen sus propias tiendas de campaña para acampar, pero también hay muchos que se conforman con un pedazo de suelo cómodo donde recostar la cabeza, durmiendo bajo las estrellas.
¿Qué comer?
Todo tipo de comida está disponible en los terrenos fuera del estadio y el hipódromo, pero debés tener cuidado, algunos vendedores sin escrúpulos pueden cobrar precios exorbitantes. Y asegurate de llevar suficiente dinero en efectivo.
Dicho esto, dejá algo de espacio en tu estómago para el tercer día de los Juegos, cuando tradicionalmente se sacrifican 100 bueyes como ofrenda al dios del cielo y el trueno, Zeus. Ese día, programado alrededor de la Luna llena, se convierte efectivamente en un asado masivo.
Aunque parte de la carne está reservada para Zeus, el resto se reparte entre los 50.000 espectadores y nadie pasa hambre.
¿Qué ver?
Por supuesto, nadie va a los Juegos Olímpicos por el alojamiento o la comida: ¡todos están aquí para los deportes! Entonces, ¿cuándo y dónde podés ver tus eventos favoritos?
Día 1
El primer día es en gran parte una ocasión ceremonial. Es el momento en que los atletas hacen sus primeras apariciones, principalmente para tomar los juramentos que exigen que respeten las reglas, una tradición que ha asegurado que los Juegos sean el mejor evento multideportivo del mundo conocido.
Y no solo los atletas juran lealtad al juego limpio: los jueces también deben comprometerse a mantener los Juegos Olímpicos libres de corrupción.
Una vez hechos todos los juramentos, se llevan a cabo concursos para decidir qué trompetistas tendrán el honor de dar una serenata. Luego se decide quiénes serán los heraldos, es decir, las personas que anunciarán los nombres de los atletas y darán el principio a cada carrera y pelea.
Día 2
En el hipódromo, los deportes ecuestres, siempre populares, dan inicio a los procedimientos del día.
Hay todo tipo de eventos, incluida la cuadriga (una carrera emocionante y de alta velocidad en la que cuatro caballos tiran de cada carro), carreras de caballos montados y carreras de carros para caballos más jóvenes.
Pero recordá: por muy hábiles que sean los conductores de carros o los jinetes, los verdaderos ganadores son los dueños de los caballos. Después de todo, ellos son los que reciben el premio.
Por la tarde, tiene lugar el famoso pentatlón, la medida definitiva de la condición física y la capacidad deportiva de un atleta. En el transcurso de unas pocas horas, los competidores se enfrentan a cinco eventos diferentes: disco, salto de longitud, jabalina, carrera y lucha. Quien sea coronado campeón conservará su título por los próximos cuatro años.
Día 3
Este es un día de descanso y alegría general, sin eventos deportivos.
El sacrificio de los 100 bueyes es el tema principal de la agenda.
Día 4
Hoy, las distintas carreras a pie comienzan en el estadio.
La carrera de estadio es uno de los eventos más explosivos y, por lo tanto, más populares: un sprint intenso que se lleva a cabo en una sola longitud del estadio, una distancia de aproximadamente 192 metros.
Otro de los eventos populares es la carrera con armadura, en la que los atletas compiten llevando escudos, cascos y grebas.
Después del almuerzo, tienen lugar los deportes de combate.
Estos incluyen boxeo y lucha, así como pancracio, una especie de combinación de los dos. Las multitudes siempre son grandes para estos eventos, así que asegúrate de llegar temprano.
Y ten en cuenta que estos eventos no son para los blandos de corazón.
El pancracio es particularmente brutal, con muy pocas reglas que frenen a los competidores. Las únicas restricciones son que los luchadores no deben morder a sus oponentes, perforar sus ojos, meterles los dedos en la nariz o apuntar a los genitales. Aparte de eso, ¡vale todo!
Día 5
El último día de los Juegos ofrece a los presentes la oportunidad de aplaudir a los campeones.
Al ganador de cada evento se le presenta la taeria (la cinta de lana roja que denota un campeón olímpico), y es coronado con una corona ceremonial de hojas de olivo.
El resto de la jornada se dedica a celebrar las demostraciones de esfuerzo deportivo y gloria que los asistentes han presenciado en los últimos días.
Los ganadores de los Juegos Olímpicos están invitados a un banquete exclusivo al que también asisten los jueces, así como una variedad de políticos y dignatarios.
Consejos para sobrevivir
Los Juegos Olímpicos tienen lugar en pleno verano, lo que hace que el riesgo de insolación sea muy real. Por eso es crucial hidratarse lo más posible, aunque debido a los bajos niveles del río Cládeo, el agua potable es un bien escaso.
Se espera que en algún momento en el futuro se construyan un acueducto y una fuente para proporcionar agua potable fresca a Olimpia. Por ahora, lo único que fluye sin cesar es el vino resinado.
Hay que advertir además que con el río tan bajo en esta época del año, no hay oportunidades para bañarse durante las festividades.
Esto, combinado con las altas temperaturas y decenas de miles de espectadores viviendo temporalmente muy cerca unos de otros, significa que el aroma de Olimpia está lejos de ser agradable.
La sombra también es difícil de conseguir, así que si lográs encontrar un lugar bajo uno de los olivos, tratá de quedarte ahí todo el tiempo posible.
Incluso sin las temperaturas abrasadoras y la falta de refrescos líquidos, el solo estar de pie hasta 16 horas al día para ver la acción también desgasta.
En el estadio hay muy pocos asientos, y son dominio exclusivo de dignatarios y políticos.
Así que aprovechá cualquier oportunidad que se te presente de quitar el peso de tus piernas.
¡Ah! y debés tener cuidado: la zona para acampar fuera del estadio está llena de oportunistas (carteristas, adivinos, astrólogos y demás) que quieren quedarse con tu dinero.
No te pierdas...
En una nota más positiva, hay algunas vistas increíbles que los Juegos Olímpicos tienen para ofrecer.
Durante unos días, Olimpia se transforma en una ciudad temporal donde se pueden ver concursos de belleza, maravillarse con los devoradores de fuego, ser deslumbrados por malabaristas y disfrutar de lujosos tratamientos de masajistas.
También hay una gran cantidad de placeres auditivos. En el campamento, los poetas recitan versos, los políticos dan discursos, los filósofos comparten sus enseñanzas y los historiadores están disponibles para informar y educar.
De hecho, a menudo se puede encontrar a Heródoto, el autor de “Las historias” y posiblemente el historiador más famoso de la época, dando conferencias improvisadas desde el porche trasero de uno de los famosos templos de Olimpia.
¿Hacer trampa?
Aunque los jueces no tenían ninguna tecnología sofisticada para atrapar a aquellos que infringían las reglas, eran extremadamente estrictos y podían ser despiadados y brutales en los castigos que administraban.
Los castigos corporales eran frecuentes incluso por infracciones comparativamente leves, como una salida en falso, que podía merecer latigazos (y los atletas competían desnudos en muchos eventos). Tales medidas eran necesarias para disuadir las trampas, lo cual no era infrecuente.
Hubo, por ejemplo, varios casos notables de boxeadores que aceptaron sobornos y perdieron deliberadamente sus combates.
Para delitos más graves había multas, y el dinero recaudado financió la construcción de los Zanes de Olimpia, una serie de estatuas de bronce de Zeus.
Los pedestales sobre los que se apoyaban estas estatuas estaban inscritos con los nombres de los tramposos que habían sido obligados a hacer “la donación”, un recordatorio permanente de sus crímenes.
Las estatuas estaban ubicadas a lo largo de un pasillo que llevaba a los competidores al estadio, como una advertencia a cualquiera que esperara obtener una ventaja injusta.
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