En el sur de la ciudad se impusieron los candidatos del PJ, desigualdad y carencias de una zona postergada
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Cuatro años atrás Sebastián Ferrán había votado convencido a toda la boleta de Juntos por el Cambio. Mauricio Macri como presidente y Horacio Rodríguez Larreta como jefe de Gobierno. Pero algo ocurrió entre 2019 y 2023. “¿Qué pasó? Estoy cansado de pagar impuestos, de laburar todo el día y que siempre me terminen cagando”, dice mientras le mete mano al motor de su Volkswagen Gol tuneado. Tiene 26 años, y se siente decepcionado por las obras importantes que llegan a otra parte de la ciudad de Buenos Aires “pero nunca al barrio, cerca de la gente”.
“¿A quién voté?”, pregunta mientras se limpia un tatuaje de JR10. Pensó en darle el voto a Leandro Santoro y Sergio Massa, pero a último momento se inclinó por la ola violeta de Javier Milei y compañía. Santoro, Massa, Milei o Marra, cualquiera podría haber sido, asegura, para atrapar su voto en una zona de la ciudad que le presenta batalla a Juntos por el Cambio. Allí donde vive, en Villa Lugano y toda la comuna 8, los candidatos de Unión por la Patria se impusieron en las elecciones del domingo. Todo el corredor sur estuvo pintado de celeste si se observa sólo la fotografía de los resultados presidenciales.
¿La resistencia del peronismo o el rechazo a Juntos por el Cambio? Los dos escenarios pueden ser válidos si se analiza lo que ocurrió dos meses antes, en la PASO, cuando toda la ciudad, absolutamente toda, quedó pintada de amarillo. Patricia Bullrich y Juntos por el Cambio (sumando los votos de la interna de Macri y Martín Lousteau) se impusieron en las 15 comunas, aunque el candidato más votado había sido Santoro en la 4 y la 9; lo mismo ocurrió con Massa en la 8. A pesar de haber entrado al balotaje, Santoro decidió ayer bajarse de la segunda vuelta; Macri había estado a pocos votos de ganar en primera, al arañar los 50 puntos.
No es el único lugar donde el peronismo, o kirchnerismo o massismo, presentó resistencia en la ciudad. En Chacarita, Villa Crespo, La Paternal, Villa Ortúzar, Agronomía y Parque Chas, de la comuna 15, ganó Unión por la Patria por el escaso margen de Massa sobe Patricia Bullrich. Lo mismo ocurrió en el sur, en la comuna 9 (Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda) y en la comuna 4 (La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya), además de la 8 (Villa Soldati, Villa Riachuelo, Villa Lugano). Para el caso de jefe de Gobierno, Jorge Macri, del PRO, se impuso en toda la ciudad, a excepción de la comuna 8.
“Voté a Milei, pero podría haber elegido a Massa y Santoro”, repite Ferrán. “De 2019 a ahora me decepcioné mucho porque no nos sentimos respaldados”, sostiene. “Fijate los policías que están acá -dice al señalar a dos efectivos cerca-: si les preguntás como laburan, te van a decir que con miedo a sacar el fierro para no tener quilombos después”.
Villa Lugano y Villa Soldati son una pintura de la desigualdad. Los barrios residenciales se convierten en zonas marginales con pocas cuadras de diferencia. La villa 20, Ciudad Oculta y los monoblocs de Lugano (una ciudad dentro de la ciudad) son reflejo de las diferencias socioeconómicas, a pesar de los esfuerzos del estado por equilibrar la balanza con proyectos de urbanización, nuevas viviendas donde se relocalizaron familias y nuevos barrios creados en terrenos baldíos.
Sin embargo, Santoro.
“Es una lástima que se haya bajado Santoro. Tenía esperanza que la podía dar vuelta en el balotaje”, se lamenta Carlos Reyes, de 76 años, apoyado en la vidriera de su comercio. “Los Macri –dice en forma general- hacen grandes obras, pero no están en ´la chiquita´, no se ocupan de los barrios. Escuchá: yo no puedo caminar por la vereda y tengo que gastar plata en el bondi; o cuando llueve, en la escuela de acá a la vuelta, los chicos están con las patas empapadas porque la calle se inunda. Parecen pequeñas cosas, pero es lo que es”, describe.
Las grandes obras también están presentes en la franja de la resistencia peronista. En la villa 20, donde se vivió una toma sangrienta que durante meses originó el barrio Papa Francisco, se construyeron viviendas para relocalizar a familias en el proceso de urbanización. Algunas cuadras más al sur, en tierras que pertenecían al Parque de la Ciudad, se creó un barrio, el Olímpico, en los edificios utilizados para los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2018, dándole una nueva vida a una zona que, antes, estaba muerta. En Ciudad Oculta, con un proceso de urbanización algo más demorado, se demolió el Elefante Blanco, aguantadero de transas, drogadictos y delincuentes, para darle espacio al Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat y un nuevo espacio verde. La inversión y las obras, estuvieron.
Sin embargo, Santoro. Y Massa.
“Aunque los barrios hayan cambiado por las viviendas y la inversión, se ven carencias y desigualdades. Hay mucha gente necesitada en villas y eso debe haber pesado al momento de la votación”, arriesga Martín Vignati, el calesitero de la plaza Sudamérica de la comuna 8, pero que vive y vota en la comuna 9. Las personas consultadas en los alrededores de las villas mencionadas, que pidieron preservar su identidad, avalaron la teoría del voto castigo.
Crecimiento
La situación económica pudo haber sido un factor determinante en los barrios populares, pero la penetración territorial y el trabajo militante logró despegar la crisis del candidato del oficialismo, actual ministro de Economía, sobre todo, entre las PASO y las generales. Queda demostrado en los números de las elecciones del domingo: en el acumulado de las comunas 4, 8, 9 y 15 Massa subió 10,12 puntos porcentuales entre las PASO (28,38% de los votos) y la primera vuelta (38,50%). Bullrich tuvo un retroceso de 7,47 puntos (de 39,35% a 31,88%) y Milei apenas subió 0,09 puntos (de 22,09% a 22,19%). Los otros candidatos, Myriam Bregman y Juan Schiaretti, tuvieron un rendimiento dispar: 0,47 puntos menos y 1,70 puntos más, respectivamente.
El salto más grande ocurrió en la comuna 8 con Massa sumando 12,35 puntos porcentuales más entre las PASO y las generales (de 28,90% a 41,25%) y la caída más abrupta ocurrió en la comuna 15, con los votantes de Bullrich, que retrocedió 7,72 puntos al pasar de 45,14% a 37,42%.
La caída de Bullrich también la experimentó Jorge Macri. ¿La candidata habrá arrastrado al candidato? Entre las cuatro comunas analizadas el electo jefe de Gobierno retrocedió 8,32 puntos porcentuales al pasar de un abrumador 48,61% en las PASO (sumando los votos de Lousteau) al 40,28%. Santoro, en tanto, creció 11,13 puntos (de 27,46% a 38,59%) y Marra aumentó apenas un 0,3 puntos (de 15,69% a 15,99%). Vanina Biasi, la otra candidata, sumó 0,44 puntos más (de 4,70% a 5,14%).
“Será el aparato político que tienen acá en el sur, o los incentivos que fueron dando en el último tiempo, pero la verdad, no entiendo cómo la gente votó a Santoro y Massa”, se quejó Gastón Meile en su vivero. “No se entiende, no se entiende –repite y sacude la cabeza-. En seis años que tengo el vivero nunca vi nada igual: gente haciendo cola para esperar un plato de comida en la plaza”.
En las callecitas nuevas del barrio Olímpico discrepan con esta idea. “Se necesitaba un cambio”, suelta una mujer apurada por buscar a su hijo a la salida de la escuela. “Apostamos a algo nuevo después de tantos años de PRO”, dice otra mujer que pasea un perro. “Acá la gente vive su vida, labura, no se queja mucho. Sabe que la situación no es la mejor, pero labura y va para adelante. Si es Bullrich o Massa, Macri o Massa, da igual, hay que seguir y seguir”, resume Daniel Santo en su barbería. En el sur, la tierra de la resistencia peronista.
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