La psicóloga y autora Anne Dickson lleva más de cuatro décadas estudiando esta cuestión; su libro “A woman in your own right” (“Una mujer por derecho propio”) se convirtió en un clásico de la literatura feminista
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Espero que no te importe que diga esto... Lamento terriblemente molestarte... Lo siento tanto, tengo mucho que hacer, pero si quieres que lo haga...
Estas son frases clásicas que a menudo se usan al pedir o expresar lo que queremos de maneras poco claras o indirectas.
Es algo que le ha preocupado a la psicóloga y autora Anne Dickson, quien lleva más de cuatro décadas estudiando y enseñando el poder de la comunicación asertiva. Pero, ¿qué es exactamente?
“Es una comunicación directa y clara. Y no es agresiva. Eso es importante. No anulas, disminuyes o menosprecias a alguien, sino que te acercas con tus necesidades como un igual.
“Además, significa que debes asumir la responsabilidad de lo que quieres y ser claro al respecto”, aclara la psicóloga, e ilustra con un ejemplo.
“Imagina que alguien te ha criticado -a nadie le gusta que lo critiquen- y te ha puesto una etiqueta: que eres muy poco cooperativo, por decir una.
“Una opción es reaccionar muy fuertemente y estar a la defensiva en todo, atacar a la otra persona y encontrarle fallas. Así te involucrarías en una pequeña batalla.
“O podrías decir : ‘No estoy muy de acuerdo en que no coopere. Es demasiado general. Me interesa lo que quieres decir, pero ¿puedes ser más específico?’.
“Ese es solo un ejemplo. Mantienes una conversación en marcha en lugar de cerrarla”. Eso no quiere decir que dejes tus sentimientos a un lado, subraya.
Estar consciente de ellos “es una parte muy importante, porque si no lo hacemos tendemos a distorsionar nuestro lenguaje corporal o el tono de voz, la forma en que miramos a alguien.
“Ese tipo de cosas comunican 3/4 de lo que expresamos, no solo las palabras”.
5 consejos rápidos para mejorar tu asertividad
- Date espacio para pensar
“A menudo nos resulta difícil decir ‘no’ claramente en el momento en que se realiza una solicitud”, dice Dickson.
“En lugar de murmurar algo vago o aceptar algo que no quieres hacer y luego tener que buscar una excusa, date tiempo.
“Si sientes alguna vacilación cuando se te piden sobre algo, di claramente: ‘No sé. Me gustaría tener una hora (un día o una semana) para pensarlo’.
Así, tienes una mejor oportunidad de elaborar tu respuesta sin la presión del momento”.
- Reconoce tus sentimientos
“Aprende a identificar y seguir un sentimiento (ansiedad, incomodidad, ira, dolor) sin censurarte.
“El reconocimiento de tus sentimientos es un primer paso importante para una comunicación eficaz, porque pretender no sentir algo debilitará y distorsionará lo que quieres decir.
“Después de hacerlo, puedes aprender a expresar tus sentimientos en palabras”.
- Escucha lo que te dice tu mente
“Si tu intuición te dice que no puedes confiar en una persona o situación, esa es tu realidad.
“Confía en tu voz interior en lugar de decirte a ti mismo que deberías ser racional o aferrarte a una fantasía que desearías que fuera real”.
- No intentes gustar todo el tiempo
“La necesidad de aprobación socava nuestra autoridad.
“Salir de una situación con el respeto por ti mismo intacto también generará respeto en los demás, lo que en muchas situaciones es más apropiado que caerle bien a todo el mundo todo el tiempo.
“Practica el manejo de la autoridad sin agresión.
“Cuando transmites decisiones o das instrucciones o críticas con claridad, un compromiso con la igualdad significa darle a la otra persona el espacio para expresar su respuesta a lo que dices”.
- Espera hasta que tengas toda la atención
“Nunca empieces a hablar con alguien mientras mira una pantalla, en el teléfono, lee un periódico o habla con otra persona, en otras palabras, cuando no te está prestando atención.
“Se necesita práctica y te sentirás incómodo esperando. Pero si comienzas a hablar mientras la atención de alguien está en otra parte, esto transmite un mensaje sutil de que no vale la pena escuchar lo que estás diciendo”.
Una herramienta poderosa
Dickson empezó a trabajar el tema a principios de la década de 1980, cuando muchas mujeres vivían con el terror de ser etiquetadas como dominantes, maliciosas o molestosas cuando expresaban lo que querían, ya fuera un aumento de sueldo o ayuda con tareas domésticas.
Su libro “A woman in your own right” (“Una mujer por derecho propio”) se convirtió en un clásico de la literatura feminista y ha sido impreso varias veces desde entonces, con una nueva edición actualizada recién lanzada.
Pero, ¿seguirá siendo una habilidad que las mujeres necesitan aprender ahora que parecen tener más confianza?
“Lo que falta sigue siendo un conocimiento de cómo lidiar con las cosas cuando suceden”, le dijo a la BBC.
“Una cosa es sentirse seguro en las redes sociales y promocionando tu imagen. Pero no importa tu edad, todavía te enfrentas a una situación hereditaria.
“Digamos, por ejemplo, que tienes una mujer en la cima de su profesión, tal vez sea médica muy exitosa. Pero al enfrentarse a un colega o un jefe masculino puede sentirse intimidada, incómoda, sin saber qué decir.
“¿Por qué? Porque el hombre nunca habrá tenido ninguna duda sobre su derecho a estar en la cima, pues tiene siglos de tradición a sus espaldas.
“Y una mujer más joven, aunque haya sido criada con un sentido de género mucho más igualitario, aún puede llegar a un trabajo y desdeña o le pide que haga mandados en lugar de lo que le corresponde hacer en su cargo.
“Una de las cosas más empoderadoras es saber cómo lidiar con esa situación”.
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