“Siempre los afectados somos nosotros”: quejas de pasajeros de colectivos por más demoras e incomodidad para viajar
Las empresas decidieron reducir, en promedio, un 50% los servicios dentro del área metropolitana de Buenos Aires; crece el malestar entre los usuarios
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En las paradas de colectivo que están frente a la estación Constitución se ven filas más largas que las habituales. “Esto me lo veía venir. Ya hace algunos días que tenemos que esperar por lo menos 20 minutos el colectivo. Y se acumula gente, entonces, si no llegás a entrar tenés que esperar otros 20 minutos, es decir, casi una hora esperando el bondi. Siempre los afectados somos nosotros, siempre”, relata Carlos Martínez, de 56 años, que realiza tareas de mantenimiento edilicio en empresas.
Las empresas de colectivos tomaron la decisión de reducir, en promedio, un 50% los servicios dentro del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Esta medida es para pedir un aumento en los subsidios, de lo contrario –dicen– deberían llevar el boleto al valor real del mercado que sería de $800. Según informaron fuentes del Gobierno, frente a esta situación han convocado mañana a las empresas de transporte a una reunión para tratar el conflicto.
Mientras tanto, los pasajeros reacomodan su vida, una vez más, a las reglas que les impone esta realidad cambiante. “Yo no suelo tomar tanto colectivo, pero escuché que hay menos unidades funcionando y salí con más de media hora antes. Los que usamos el transporte público siempre tenemos la incertidumbre de si vamos a llegar a horario o no. Muchas veces te terminás tomando un taxi para no quedar mal en el laburo, pero gastás una fortuna”, lamenta Ángeles Mariani, de 44 años, que espera el 102 en las inmediaciones de la terminal ferroviaria. Ella trabaja en una panadería, pero hoy se pidió el día para realizar trámites.
Marilina Serrano, de 43 años, está a pocos metros de Mariani. Ella sostiene que es “imposible” moverse por la ciudad de esta manera. “Yo uso bastante el colectivo porque a la gran mayoría de los lugares el subte no llega, pero así es imposible. No puedo estar 30 minutos para subirme a un colectivo, se me va el día. Estoy muy cansada de que todo sea un lío, con este gobierno, con el anterior, siempre es un lío”, detalla Serrano, que es kinesióloga.
“Hoy una empresa de colectivo recibe, en promedio, $400 por pasajero, entre la tarifa y los subsidios. Pero el costo real del boleto es de $800 por pasajero. Los $400 que recibimos se componen por los $39, en promedio, que paga el usuario, más $360 de subsidios. Y si los subsidios bajan del 90%, como hoy, al 60% del costo, deberíamos multiplicar por 10 el cuadro tarifario”, describe a LA NACION Luciano Fusaro, vicepresidente de Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA), que está conformada por cinco cámaras de colectivos.
“La reducción del 50% en los servicios variará según cada empresa y su capacidad operativa. Eso está ligado a la capacidad que tiene cada empresa. La idea es que cada compañía haga lo máximo que puedan con el dinero que tengan. No queremos un lock out patronal, que sería paralizar el servicio por completo. Entonces, hay empresas que redujeron un 30% el servicio, pero otras lo redujeron en un 60%”, indica Fusaro.
El costo del pasaje, resalta, está congelado desde agosto. Por estos motivos, todos los que conforman AAETA tomaron como medida reducir a la mitad los servicios, sobre todo, de las líneas metropolitanas. Fusaro además advierte que la baja en la frecuencia de los servicios lamentablemente va a ser más notoria a medida que no se recompongan los ingresos de las empresas.
“Los subsidios fueron calculados según los valores de agosto y septiembre, y nadie cubre el costo de los aumentos por inflación desde ese momento. El gasoil duplicó su valor. Lo mismo con los repuestos para el mantenimiento de los colectivos”, agrega Fusaro.
Cerca de la terminal de trenes de Retiro, también hay filas más largas que las habituales. Marcos Rivas, de 34 años, vende todos los días bebidas frías en esta zona. Tiene una heladera de telgopor y recorre estas calles, que suelen ser muy transitadas. Él tiene una especie de termómetro del día a día, y asegura que se nota la reducción en los servicios de colectivos.
“Mirá, siempre hay gente y se arman filas, pero ayer y hoy hubo más demoras que lo normal. La gente está muy nerviosa porque no sabe lo que va a pasar y no sabe con cuánto tiempo de anticipación tiene que salir de la casa; en algunos casos hay una cuadra de cola. Yo también, que vengo de zona sur, no sé cuánto me va a salir el colectivo o el tren en los próximos meses. Tenemos mucha incertidumbre”, lamenta Rivas.
Por su parte, Juan Garay, de 39 años, que también espera el colectivo a pocas cuadras de Retiro para emprender su viaje hasta Belgrano, donde trabaja en una estación de servicio, dice que, además de llegar tarde se viaja muy mal.
“Yo hasta hace pocas semanas tenía la suerte de viajar cómodo, porque siempre me tomo el colectivo cerca de las 11. Entonces, por lo general, había poca gente. Ahora van todos llenos porque hay menos servicios. Y bueno, siempre vamos para abajo en todo sentido”, reflexiona Garay.
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