A diferencia de los fabricantes de preservativos y de quienes producen pruebas de embarazo, que miran con preocupación la caída en las ventas, Manuel Orillas, cerrajero de Villa del Parque, asegura que la demanda de sus servicios se incrementó en las últimas semanas. Casi todos los días, recibe llamados para instalar cerraduras nuevas en las puertas de los dormitorios principales de las casas de argentinos que buscan recuperar espacios de intimidad. Como en casi todos los países que sufrieron la pandemia,los 100 días de cuarentenasignificaron una caída en los encuentros sexuales.
Si se pudiera espiar por el ojo de las cerraduras que le compran a Orillas, podrían entenderse algunas cuestiones. Hijos instalados en la cama doble, maratones de series en familia, mucho insomnio, agotamiento físico por las mil actividades que se sumaron en forma simultánea en la cuarentena, más el estrés y la angustia de vivir un tiempo sin precedentes que no se sabe cómo ni cuándo termina.
"Hoy, mi orgasmo es dormir", define sin vueltas Ramona P, de 42 años y madre de dos hijas de diez y ocho años. "Cuando empezó la cuarentena teníamos sexo casi todas las noches. Creo que era parte del estado ansioso, de la carga de energía positiva, de redescubrir los espacios familiares. Pero después, se empezó a espaciar cada vez más. Estamos agotados", relata Ramona.
La estocada de los hijos a la cama grande
Las parejas con hijos chicos en casa 24 por siete son las que más sienten la pérdida de intimidad en su habitación. La reorganización de los espacios de la casa para trabajar, estudiar y sobrevivir durante el encierro le dio la estocada final a la ya escasa privacidad del cuarto de la pareja, explica Adrián Helien, sexólogo del Hospital Durand y coordinador del Capítulo Sexología de la Asociación de Psiquiatras Argentinos. Significó la avanzada final de los hijos sobre la cama doble, en un universo sin horarios.
"¿En todos estos años nunca se nos ocurrió poner llave… y por qué?", le preguntó María F. a Gerardo, su marido, mientras un hombre vestido de astronauta, por caso el cerrajero, les entregaba la llave de su habitación con una sonrisa y sin hacer comentarios, como si acabaran de convertirse en propietarios. "Decidimos llamar al cerrajero a ver si podíamos recuperar un poco la intimidad. La cuarentena se está haciendo larga", dice María.
Decidimos llamar al cerrajero a ver si podíamos recuperar un poco la intimidad.
Pero, los hijos no tienen toda la culpa. Tal vez son la primera explicación de por qué la cuarentena nos encuentra en una bajante del deseo. "No existe tal cosa como la frecuencia de encuentros sexuales de los argentinos porque nunca se midió. Tampoco existe el ideal, que algunos dicen que es tres veces por semana. Cada pareja es distinta. En cambio lo que sí existe es una frecuencia normal entre comillas para cada pareja. Entonces son ellos los que pueden decir si están teniendo más o menos encuentros", analiza Helien.
El especialista, que está realizando un investigación sobre sexualidad en tiempos de pandemia, señala que, probablemente, haya habido un incremento de las relaciones en la primera etapa del confinamiento, pero luego cambió esa tendencia. "Por las consultas que recibimos los sexólogos, vemos que hay una baja en la frecuencia y en el disfrute de los encuentros. Los que viven con hijos chicos o adolescentes son los que más lo padecen. Pero también los que viven solos porque el sexting [encuentro sexual a distancia], que al principio se vivió como la novedad, hoy marca la falta de encuentro con otro. Y no es sencillo", afirma.
Por las consultas que recibimos los sexólogos, vemos que hay una baja en la frecuencia y en el disfrute de los encuentros.
Intimidad deteriorada
El Observatorio de la Facultad de Psicología de la UBA realizó un estudio que se llama Familia, pareja y crianza en contexto de pandemia. Compararon cómo se sentían las parejas a los 10 días y a los 80 de cuarentena. La conclusión principal fue que el ánimo general empeoró en esos 70 días y también se deterioró la relación de pareja, para casi el 30 por ciento de los consultados. Además, los que mayores problemas de pareja enfrentan son los que viven separados de sus parejas, seguidos por los que viven con pareja e hijos. Los que mejor atraviesan esta situación son los que viven solo con su pareja. ¿En qué medida la pandemia afectó la intimidad y el apoyo mutuo? Al principio de la cuarentena, el 25% de las parejas dijo que mejoró. A los 80 días, el 25% indicó que empeoró. Además, el 53% de los que están en pareja y no conviven sostuvo que la intimidad empeoró, lo mismo que el 23% de los que conviven pero no tienen hijos y el 36% de los que tienen hijos viviendo con ellos.
"Igual, todos suelen creer que, en términos de sexualidad, el otro, el que está en otra situación, disfruta más que uno. El estrés al que vivimos sometidos a causa de la pandemia es la principal razón de la baja del deseo. Cuando los seres humanos nos sentimos amenazados, toda nuestra energía se pone en sobrevivir. Cuando estamos estresados, alertas, nuestro cuerpo y nuestra mente no están predispuestos al placer", explica Helien.
Todos suelen creer que, en términos de sexualidad, el otro, el que está en otra situación, disfruta más que uno.
Cien días en pantuflas
"Hace 100 días que estoy en pantuflas y joggineta. ¿Como puede haber deseo en pantuflas? No hablo del otro, hablo de mí. Es que uno no tiene ganas", cuenta la actriz y guionista Connie Ballarini, que suele aboradar la temática en sus posteos de Instagram, donde incluso conversa con la sexóloga Mariana Kersz. "Están pasando un montón de cosas. Es lógico que no tengamos ganas. Hacemos mil cosas...encima, ¿tenemos que estar bien y tener ganas? No nos pongamos más exigencias", dice. "En mi caso, se ve a la noche. Me voy a la cama. Y digo hoy le pongo un poco de onda, voy a generar el deseo sexual. Pero te gana el cansancio. Una peli, abrazaditos y a dormir. Prefiero eso. Hoy la energía está puesta a nivel supervivencia. Obviamente que el sexo pasa a un segundo plano", expresa Ballarini.
"El estrés y el factor económico son especiales para bajar el deseo", asegura la periodista especializada en sexualidad Francesca Gnecchi, directora de la tienda boutique Erotic Pink. Durante los primeros días, y después de la recomendación oficial para que quienes viven solos practiquen el sexting, el negocio se vivió un boom de la demanda.
Los productos más solicitados, detalla Francesca, fueron los dispositivos autoeróticos. "Los pedidos eran tantos que no llegábamos a despacharlos", cuenta Francesca. Pero después, la demanda fue virando. Ya no tanto a los dispositivos de uso individual sino a aquellos que permiten explorar nuevas experiencias en pareja. "Es un intento por volver a encender el deseo en las parejas, que viene en niveles bastante bajos dentro de la cuarentena", indica. Ante las consultas, Gnecchi también empezó a organizar seminarios web para abordar esta problemática.
Sin presiones
"No existe la frecuencia ideal. Incluso dentro de la misma pareja, las dos partes no tienen el mismo deseo. Muchas mujeres se suelen autodiagnosticar falta de deseo y no es así. No hay que presionarse. Mientras que en el hombre el deseo se enciende antes del encuentro sexual, en las mujeres suele ocurrir durante el encuentro. Hay que generarlo. Pero lo que sí existe es la memoria. Si tenemos sexo y no la pasamos bien, no disfrutamos, la próxima vez vamos a tener menos ganas y es un círculo", señala Gnecchi.
Uno de los podcast más escuchados durante la cuarentena en Spotify es "Acabar", dedicado al conocimiento del placer femenino. "Las personas que no conviven, se tienen que encontrar en citas virtuales. Cambiaron las maneras de relacionarse. La falta de deseo afecta distinto a cada persona porque todos somos distintos. No hay una cosa que está bien y otra que está mal. Hay gente que tiene más ganas y está genial. Y hay otros a los que se les va el deseo y también está bien", sostiene Lucila Lopardo, guionista del podcast. "Tenemos que vivir esta etapa como nos sale. Si tu sexualidad está baja porque cuando te excitás, empezás a pensar en murciélagos chinos o tenes miedo que alguien cercano se contagie o te pone mal salir a la calle… yo creo que no hay que ponerse presión, porque la presión también lleva a ningún lugar placentero", apunta.
Despertador al amanecer
La sexóloga Olga Talone es directora de una escuela de sexo tántrico y, desde que empezó la cuarentena, crece la demanda de sus cursos online. Cree que la pandemia se está viviendo como una guerra mundial y que toda la energía está puesta en sobrevivir. "Yo le recomiendo a las parejas que creen encuentros, que no es sencillo con los chicos en casa, sin ir al colegio e instalados en la habitación de ellos. Pero pueden hacerse citas a medianoche, ponerse el despertador a las tres de la mañana o cerrar la puerta y poner música y decirles a los hijos que necesitan descansar", describe.
La vida sexual anterior al coronavirus juega un papel importante, según su diagnóstico. "No es cierto que todos tengan menos encuentros sexuales. Las parejas que ya tenían poco sexo, es probable que en estos días hayan disminuido. Pero las que son más sexuales, están aprovechando este tiempo para reencontrarse", apunta.
Las parejas que ya tenían poco sexo, es probable que en estos días hayan disminuido. Pero las que son más sexuales, están aprovechando este tiempo para reencontrarse
Sol y Mariano nunca habían vivido un tiempo tan intenso desde el punto de vista sexual como en esta cuarentena. "¿Falta de deseo? Todo lo contrario. Estamos otra vez de novios", dice ella. "Él está de licencia por ser población de riesgo y su trabajo no se puede hacer a distancia. Soy yo la que está haciendo teletrabajo y él es el que se encarga de todo. De las chicas, de la tarea. Cocina, hace las compras, limpian entre todos la casa. Y yo estoy mucho más liberada que antes. Entonces, siento que tengo más ganas que nunca", precisa Sol, que tiene 40 años y es diseñadora.
Otro problema viene dado porque la pandemia afecta nuestra percepción de lo bueno y lo malo con respecto al cuerpo, añade Helien ¿Cómo serán los encuentro sexuales en el futuro? "Que se vendan menos preservativos, la única explicación que tiene es que hay menos infidelidades y menos relaciones casuales. Con el coronavirus, lo que desapareció es el touch and go", dice Talone. "En cambio lo que está aumentando es la autosexualidad", dice.
En otros países
Los argentinos no son una excepción. Una investigación hecha por el Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana, publicado por el Financial Times, indagó sobre hábitos sexuales globales y casi la mitad de los consultados señaló que durante la pandemia tuvo relaciones sexuales con menos frecuencia y con menos disfrute. Justin García, el investigador que impulsó el estudio, cree que no va a haber un babyboom. "Dos gacelas no se aparean frente a un león y no nos detenemos para tener una buena conversación en medio de un incendio" apunta.
El 70% de los norteamericanos bajó la frecuencia de encuentros sexuales y pasa más tiempo conectado a internet. En Francia, la encuestadora Infop detectó que una de cada cinco parejas (21%) confinadas en el mismo hogar dice no haber tenido relaciones sexuales en las últimas cuatro semanas, comparado con el 10% en circunstancias normales.
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