A los 15 la descalificaron por error en un mundial y le sirvió para entender cuánto quería triunfar en la escalada deportiva
Con solo 16 años Valentina Aguado aprendió que para llegar a la cima no hay un único camino. Y no es una metáfora. Lo confirma cada día cuando se trepa al muro en el que entrena en su ciudad natal, San Luis, porque practicar escalada es su deporte y su pasión. Pero también, cuando aprende a lidiar con la frustración, algo ciertamente difícil para una adolescente de los tiempos que corren.
Lidiar con la frustración
Un año atrás, Valentina tuvo la oportunidad de probar sus habilidades compitiendo con las mejores del mundo. Para eso, con absoluto entusiasmo y como siempre, acompañada por su mamá, viajó a Paris, para participar del mundial de escalada deportiva.
Era un programa solidario organizado por la federación internacional de este deporte, la IFSC que en esa ocasión otorgó una ayuda financiera a las federaciones de los países que lo necesitaron para que pudiesen viajar y verse representados.
Argentina recibió esa ayuda y Valentina fue seleccionada para representarnos. Nada la hacía imaginar que iba a ser borrada por completo de todos los registros después de haber competido y clasificado. “Tuve un resultado que no me esperaba, clasifiqué para las semifinales, siendo mi primera competencia en la categoría mayores”, cuenta Valentina.
“Yo estaba recontenta”, recuerda. Pero los festejos duraron poco, exactamente hasta que le avisaron que no iba a poder continuar compitiendo. Por un error inocente, al mejor estilo del libro La Broma de Milan Kundera, nadie notó, y tampoco el sistema informático alertó del error, que ella no tenía la edad reglamentaria (16 años cumplidos) para poder competir.
Fue en cuanto alcanzó la clasificación en la primera de las pruebas eliminatorias, que la Federación advirtió su propio error, y con las disculpas del caso, le prohibieron continuar compitiendo. La decisión fue inapelable y un baldazo de agua fría en medio de tanta adrenalina.
Pero, la adolescente, supo ponerle el pecho a la frustración. "Fue algo feo obvio, pero a la vez me pude medir con las mejores atletas del mundo y vi que el techo no estaba tan alto. Estoy raspando por ahí cerca y con un poco mas de entrenamiento puedo llegar".
Encontrar tempranamente la vocación
Su personalidad deportiva se expresó en forma muy temprana. Una madre y una pediatra que supieron decodificar las señales - en el consultorio médico se trepaba a los marcos de las puertas y el doctor recomendó llevarla a un muro- fueron claves en el destino de esta adolescente que hoy está llevando adelante un sueño.
De promesa del deporte cuando comenzó a practicar, a sus 9 años, la escalada deportiva, pasó a competir a los 12 a nivel mundial y a los 15 se convirtió en tricampeona sudamericana en Chile, atleta de The North Face Argentina y candidata a representar a la Argentina en los Juegos Olímpicos de Tokio en el 2020 .
En ese momento en que la mayoría de los chicos de su edad atraviesan todas las indecisiones propias de la etapa, ella ya encontró su camino. Trepar y competir, perfeccionarse cada día en un deporte poco conocido, que prácticamente carece de promoción y apoyo estatal en nuestro país, es ese motor que la hace levantarse cada mañana. Valentina tiene la convicción de estar hoy en el mejor lugar en el que una chica como ella puede estar.
Vencer los miedos
Su primera escalada no estuvo exenta de miedo. Porque trepar jugando como un niño cualquiera en las barras de la plaza no es lo mismo que enfrentarse a un muro deportivo lleno de obstáculos y desafíos. La altura, el vértigo y la disciplina son muy distintos a los que enfrentaba cuando trepaba por los marcos de las puertas.
"Tengo una imagen medio borrada del día en que fui a un muro por primera vez", cuenta Valentina. "Recuerdo las sensaciones: sé que iba escalando y me encantaba hasta que al estar cerca del techo tuve muchísimo miedo. Pero al mismo tiempo me quedé con el gustito, con ese placer que me daba ir subiendo cada vez más, así que seguí yendo y vi que cada día me superaba un poquito", agrega.
Todo eso hasta que llegó a la edad de competir y pese a la reticencia inicial de los padres, dado que la carrera deportiva implicaba asumir otros compromisos y hacer viajes que iban a modificar por completo la dinámica familiar, empezó a participar de competencias.
"Como familia buscábamos que Valentina hiciera una actividad deportiva, que siempre es importante, sano y bueno para el desarrollo de un chico. Pero no estaba en nuestros planes que compitiera a un nivel profesional", reconoce María Josefina Shortrede, su mamá. "Por eso tratamos de que lo viviera como una niña y que lo disfrute, que se mantuviera lejos de la presión y del decir tengo que ganar 'tengo que mantenerme en el nivel'; no queríamos que sufriera", recuerda.
Pero ella insistió y poco a poco los fue convenciendo de que escalar era realmente su camino de vida, que estaba lista para los desafíos, que no se iba rendir a los sinsabores aunque le tocara enfrentarlos. "Me gustó el ambiente que se genera, ver que puedo presionarme para conseguir una meta, me gusta la tensión de cada competencia, los nervios y me pone muy feliz ver que con esfuerzo puedo lograr lo que me propuse", señala con clara mentalidad triunfadora.
Josefina, que es quien más la acompaña y sostiene desde niña, como al resto de sus 4 hijos, tiene los miedos propios de su rol materno: “Es muy chica y hay que cuidarla, la verdad, le decimos bastantes veces que no”, reconoce. “Si fuera por ella se la pasaría viajando, en ese sentido la limitamos bastante, hasta ahora", añade.
Saber cual es el camino
La adolescencia, se sabe, es una época de indefiniciones. Mucho más en estos momentos de la historia, el del reinado de los millenials, esos jóvenes que viven la vida como un gran abanico de oportunidades, donde el mundo se abre lleno de posibilidades y para quienes dejar un trabajo por aburrimiento es una opción legítima. Ellos no se preguntan por el futuro ni temen a la escasez, orientan sus acciones guiados por la certeza de que su estilo de vida es lo primordial a la hora de definir dónde y cómo estar. Esta generación, además es influyente para sus sucesores: los centenialls -la generación en la que por una cuestión de edad se inscribe nuestra entrevistada – que además desprecian la privacidad y viven atentos al reconocimiento de los usuarios de sus redes sociales.
En este contexto, el mismo que viven las mayorías de las familias con hijos adolescentes, la de Valentina Aguado una de las promesas de la escalada deportiva a nivel mundial, no es la excepción.
Ella lo quiere todo y lo quiere ya. Salir con sus amigos y entrenar. Competir y ganar. Pero fundamentalmente, viajar. El muro puntano es muy pequeño, rústico comparado con las paredes que hay en otras partes del mundo. Por eso los escaladores suelen hacer muchos viajes, sea para entrenar, sea para competir. Pero ellos tienen otra edad, ya son adultos.
"Los 'amiguitos' son hombres grandes de barba", bromea la madre. "Ellos se van quince días a Bariloche a entrenar, pero no da que ella se vaya con ellos", asegura. “Sin embargo en todo lo que podemos tratamos de acompañarla. Porque la presión de afuera está siempre presente y se siente mucho. Nosotros, como padres tratamos de que lo disfrute y no que sufra y ella lo hace porque le gusta. No porque uno se lo imponga”, dice la mamá.
Beneficios de la escalada en muro
- Se trabajan casi todos los grupos musculares del cuerpo.
- Desarrolla la resistencia muscular, la capacidad cardiovascular y la flexibilidad.
- A nivel intelectual este entrenamiento estimula la capacidad de concentración y la velocidad para resolver problemas.
- En cuanto a la salud mental, desarrolla la autoconfianza; como exige vencer los miedos el deportista verá reforzada su autoestima y podrá aplicar este aprendizaje en otras áreas de la vida
- Físicamente, la escalada deportiva quema grasa al mismo tiempo que fortalece los músculos si se hace a un ritmo vigoroso. Consume entre 700 y 900 calorías por hora por lo que es una actividad recomendable para mantener el peso corporal.
- Para obtener sus beneficios se recomienda practicarla a una frecuencia de una hora, dos o tres veces por semana.
En acción: Valentina en un master de boulder
Cómo es la mentalidad deportiva
La opinión del periodista y sociólogo Licenciado Sergio Levinsky, diplomado en Sociología del deporte, autor del blog Ni más ni menos. "La épica y la ética es fundamental en la mentalidad deportiva, son dos conceptos muy importantes para cualquiera", afirma. También observa que los límites, vencerlos y avanzar hacia otro nuevo límite, es algo que se exige en este deporte, lo que lo lleva al deportista a competir no sólo contra los demás sino contra uno mismo. Eso conlleva muchos beneficios personales para la vida.
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