Las dificultades de padecer déficit de atención en la vida adulta
No es raro para Martín olvidarse las llaves, el celular, la mochila o la billetera. Tampoco perder algún abrigo cuando cambian las estaciones y lleva muchos. Él tiene Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), o ADD según sus siglas en inglés (Attention Deficit Disorder), y convive con ese diagnóstico desde hace 8 años. También con las burlas de sus amigos por ser "el que pierde todo o siempre se olvida algo".
"El déficit de atención es un trastorno de inicio en la infancia que se caracteriza por dificultades para la concentración, impulsividad e hiperactividad, aunque en el subtipo desatento esta última no está presente", explica a LA NACION Mirta Romalde (MN 123676), jefa de la Clínica de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad de INECO.
Cuando Martín era chico ganaba algún que otro reto por distraído o por no prestar atención a dónde dejaba las cosas, pero los problemas vinieron cuando se hizo adulto. A sus 28 años le tocó hacer la tesis de una maestría de cursada y eso le complicó la vida.
"Los adultos consultan a cualquier edad, y se ven afectados a la hora de cumplir con responsabilidades propias de esta etapa de la vida tales como trabajar y estudiar", dice Romalde y eso le pasó a Martín.
Las dificultades se incrementaron en la vida académica, más que nada con lo que no tiene plazos fijos y claros. "Donde no hay un límite, surge esta cuestión de empezar a hacer otras cosas, de postergar", dice Martín y confiesa: "El tema de hacer una tesis me cuesta, no puedo focalizarme".
Sin embargo, él pudo cursar sus estudios secundarios en el colegio Carlos Pellegrini y recibirse como licenciado en Matemática en la UBA. Las complicaciones a la hora de estudiar aparecieron ahora, pero el déficit siempre estuvo: "En otros ámbitos lo percibí en perder cosas, en no estar tan atento a lo que uno tiene y moviéndome de un lado a otro, perder objetos como celular, llaves, billetera, mochila, abrigos", dice.
Se estima que un tercio de los niños diagnosticados como TDAH en la infancia continuarán presentando síntomas en la edad adulta. La prevalencia de TDAH a nivel mundial es mayor al 10%. Es altamente heredable, por ello los antecedentes familiares son indispensables. Y el papá de Martín también padecía el trastorno, aunque durante su infancia de ese tema no se hablaba.
Olvidarse algunas cosas es algo anecdótico para él. Lo soluciona evitando llevarlas o con ejercicios de memoria para registrar cada una. Sin embargo, concentrar la atención es un desafío: "Los problemas vinculados al estudio fueron el elemento central, pero también temas de organización de la vida. Me cuesta incorporar más sólidamente la utilización de agenda, aprender a planificar las cosas que uno quiere hacer y que esos planes sean más realistas, porque a veces uno tiene muchas ganas de hacer un montón de cosas y se pone metas que después son poco viables".
Los objetivos tienen que ser claros y hay que ir tras ellos de a uno. "Hay gente muy eficiente que puede hacer muchas cosas a la vez, pero en mi caso no. Hay una distancia entre lo que uno quiere hacer y lo que puede. Si quiero hacer algo el sábado, no puedo salir hasta tarde un viernes porque al día siguiente voy a estar cansado, con pocas horas de sueño y no voy a poder cumplir con lo que me propuse por más de que técnicamente tenga el día libre", explica.
Diagnosticar a un paciente con déficit de atención no es fácil porque, como cuenta Martín, los síntomas "son cosas que le pueden pasar a cualquier persona", y se pregunta: "¿quién no habrá perdido una llave o se ha olivado algo alguna vez".
En qué consiste el déficit de atención
"Los síntomas más frecuentes, además de la desatención y los olvidos, son los correspondientes a la disfunción ejecutiva: fallas en la organización y planificación de tareas que llevan a la procrastinación y falta de cumplimiento de las mismas con las consecuencias que ello trae sobre la familia, actividades académicas o laborales", explica Romalde.
Además, según la especialista, "las personas con TDAH tienen aumentado el riesgo de presentar otros trastornos psiquiátricos asociados tales como depresión, ansiedad y trastornos adictivos", pero el principal problema se ve en la secuencia sistemática de fracasos.
"Las personas con TDAH son capaces e inteligentes pero no logran resultados y esto afecta en forma importante su autoestima", dice la especialista, pero advierte que antes de aventurar un diagnóstico "es fundamental una evaluación interdisciplinaria de psiquiatras, neuropsicólogos, psicólogos, terapistas ocupacionales y neurólogos".
La medicación no es la única salida
Es habitual que cuando un paciente presenta déficit de atención se recurra a medicación. Sin embargo hay opciones a tener en cuenta.
"Es necesaria la participación de los familiares a la hora de pesquisar síntomas compatibles con TDAH. El tratamiento es interdisciplinario, en grupo o en forma individual. La modalidad va a depender de los objetivos que el paciente desea alcanzar y eso se postula en conjunto con la familia y los terapeutas", dice la doctora.
"El tratamiento farmacológico se reserva para casos y momentos puntuales de la vida, siempre poniendo en la balanza riesgos y beneficios de esa intervención. El metilfenidato y la atomoxetina son fármacos aprobados y seguros siempre y cuando los administre un médico especialista", explica la especialista, sin embargo no es el único camino.
"En mi caso hice una terapia cognitivo conductual que consistió en una primera etapa en psicoeducación. Fue muy interesante porque pude reconocerme; después pasé a la adquisición de técnicas para poder lidiar con los síntomas", dice Martín y aclara que: "La medicación es solo una parte del tratamiento, porque lo más importante y fundamental son las técnicas, aprender a planificar y conocer mejor las capacidades de uno, plantear metas que se puedan cumplir para no frustrarse".
Romper etiquetas
"Me parece importante que quienes no tienen déficit de atención e interactúan con quienes sí lo tenemos no tengan prejuicios, porque a veces se genera la traslación de que porque perdés cosas no sos una persona confiable para trabajar, y no es así", dice.
Para él afecta mucho "el etiquetado y el desconocimiento", y asegura que "las personas con su diagnostico pueden tener un montón de habilidad laborales, sociales y creativas que quizás quedan opacadas por el mote de ser despistadas".
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