Señales para estar alertas: en qué momento la ansiedad empieza a ser un problema
El presidente de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría responde preguntas sobre la nueva recomendación de examinar a todos los adultos menores de 65 años para determinar síntomas
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NUEVA YORK.- ¿Cuánta ansiedad es “demasiada” ansiedad?
El martes pasado, un panel de influyentes expertos médicos de Estados Unidos emitió por primera vez una recomendación para que los profesionales de la salud evalúen a todos sus pacientes menores de 65 años en busca de síntomas de ansiedad.
Los nuevos lineamientos fueron difundidos por el Grupo Especial de Servicios Preventivos de Estados Unidos en base a un borrador anterior, publicado en septiembre. Antes, a principios del año pasado, los expertos habían emitido una recomendación similar para todos los niños de entre 8 y 18 años.
Las personas que sufren ansiedad son millones: alrededor de 1 de cada 5 adultos norteamericanos tiene trastorno de ansiedad, según la Alianza Nacional para la Salud Mental. Tener cierto grado de ansiedad no es necesariamente un problema: según los especialistas, ese sistema de alarmas internas nos sirve de muchas maneras, nos ayuda a mejorar nuestro rendimiento, a reconocer los peligros, y nos alienta a ser más conscientes de nuestros movimientos. Además, es normal sentirnos más ansiosos cuando atravesamos algún momento estresante, como mudarse, empezar un nuevo trabajo, o sufrir la pérdida de un ser querido.
A veces, sin embargo, la ansiedad lo invade todo y directamente nos sobrepasa.
Entonces ¿cómo distinguir esa ansiedad que nos protege de la que nos hace daño? Además, y dado que las recomendaciones del panel de expertos no incluye a los adultos mayores, ¿qué hacer si tenemos más de 65 años y sentimos que la ansiedad nos abruma?
El doctor Petros Levounis, presidente de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, responde estas preguntas y más:
¿Cómo sé si mis niveles de ansiedad ameritan una consulta médica?
A veces la ansiedad hace que tratemos de evitar situaciones que desencadenan o empeoran esos síntomas. Entre otras señales, hay que estar atentos a sensaciones de temor o preocupación que no desaparecen, o a los problemas para dormir o comer.
Otros síntomas pueden ser inquietud constante, una sensación de fatalidad, el aumento del ritmo cardíaco, sudoración, temblores y dificultades para concentrarse.
Si sentimos que la preocupación nos abruma y empieza a afectar nuestro trabajo, nuestras relaciones sociales u otros aspectos de nuestras vidas, o si esas sensaciones no deprimen, probablemente sea el momento de consultar con alguien, ya sea un médico clínico o un profesional de la salud mental. En esos casos, si no pedimos ayuda, es posible que la ansiedad no desaparezca y tienda a empeorar.
¿Qué es un nivel “normal” de ansiedad? ¿Cuánto es “demasiado”?
Todos nos ponemos ansiosos de vez en cuando: puede ser un examen importante que se acerca, alguna preocupación familiar o los problemas para pagar las cuentas. El corazón nos late más rápido, nos ponemos nerviosos y hasta empezamos a transpirar más. A veces, ese cúmulo de sensaciones desaparecen tan rápido como llegan.
Pero si empezamos a notar que la preocupación y el miedo son constantes y están presentes todo el tiempo, es señal de que hay que pedir ayuda. La buena noticia es que la ansiedad es tratable y que el tratamiento funciona.
¿Cómo se trata la ansiedad?
El primer paso es ver al médico para asegurarnos de que no haya ningún problema físico subyacente que está causando esos síntomas. Si el diagnóstico es trastorno de ansiedad, quien puede ayudarnos a encontrar el tratamiento que más nos convenga es un profesional de la salud mental. La mayoría de las personas que sufren de ansiedad responden bien a dos tipos de tratamiento: la psicoterapia y la medicación. Puede aplicarse uno u otro, pero la experiencia demuestra que lo más efectivo es la combinación de ambos al mismo tiempo.
La psicoterapia cognitivo conductual, por ejemplo, puede ayudarnos a pensar, reaccionar y comportarnos de manera diferente para evitar que se desencadenen los síntomas. La medicación no cura el trastorno de ansiedad, pero pueden aliviar significativamente los síntomas. Los medicamentos más utilizados son los ansiolíticos —generalmente prescritos por corto tiempo— y los antidepresivos.
¿Cómo se lo explico a mi médico?
Probablemente todos sepan que la ansiedad suele venir acompañada de una sensación de nerviosismo, desasosiego y miedo que se prolonga en el tiempo. Pero la ansiedad también puede tener síntomas físicos, como dificultad para respirar, fatiga, dolor en el pecho o problemas gastrointestinales. A veces los adultos mayores lo atribuyen simplemente al envejecimiento, pero siempre es importante contarle al médico todos las síntomas, incluidas nuestras preocupaciones emocionales.
¿Un diagnóstico positivo implica que necesito tratamiento?
Después del diagnóstico, el médico debe continuar con preguntas complementarias, como la duración de los síntomas, el nivel de angustia, y el historial de tratamientos previos.
Cualquier trastorno mental que ha sido diagnosticado y no recibe tratamiento es una bomba en potencia. La evaluación periódica de las personas con depresión y ansiedad contribuye mucho a la detección temprana de trastornos de salud mental mucho más graves, y ayuda a prevenir la pérdida de vidas por suicidio.
Por Christina Caron
(Traducción de Jaime Arrambide)
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