Según la defensa de la anestesióloga, el cuadro de Pérez Volpin "era irrecuperable"
La anestesióloga Nélida Inés Puente y el endoscopista Diego Bialolenkier, ambos imputados por el homicidio culposo de Débora Pérez Volpin, están sentados en el Salón de Derechos Humanos de Tribunales, a menos de un metro de distancia, pero apenas se miran. Ella charla con sus abogados, mira papeles y ayer hasta llevó máscaras faciales y tubos de anestesia para mostrar los elementos que mencionaba. Él, en cambio, prefirió no hablar y se mantiene inmóvil y atento a todos los testimonios.
En la segunda jornada del juicio por la muerte de la periodista y legisladora, llegó el turno de las declaraciones de los peritos de cada una de las partes. Los convocados por la anestesióloga refieren a que la médica no fue responsable de la crisis que ocurrió en el quirófano seis del Sanatorio de la Trinidad de Palermo y que hizo lo esperable para recuperar a la paciente. El elegido por el endoscopista, en cambio, afirma que no hay forma de que el endoscopio haya producido la lesión del esófago que causó la muerte de Pérez Volpin, según la autopsia.
Roberto Ricardo Glorio, el perito de parte del endoscopista, ayudado por una presentación de Power Point repleta de información y videos, buscó explicar toda la causa. Por eso, se le llamó la atención. De hecho, los abogados de la familia de la víctima se quejaron de que estaba haciendo prácticamente un alegato. El juez del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°8 Anzoátegui,Javier Anzoátegui, lo interrumpió en cuanto mencionó un testimonio que consta en el expediente, pero aún no se hizo público.
Desde el punto de vista del especialista, ni la lesión puede haber sido producida por el endoscopio, que "es blando, flexible y de punta redondeada" ni hay ni siquiera chances de que el endoscopio acceda al lugar donde fue encontrado. "El endoscopio siempre va pegado al plano posterior del esófago. Respaldó su tesis en que la tasa de perforaciones en endoscopias es del 0,03%, y que en todo caso suelen darse a la altura abdominal, no cervical como la que se encontró en el cuerpo de la víctima.
"Sólo tres instrumentos pueden haber ingresado en el tubo digestivo: el endoscopio, el laringoscopio usado para intubar y el mandril que se usa para dirigir el tubo endotraqueal. Estos dos últimos son duros y metálicos", explicó, deslizando la responsabilidad de la lesión a la anestesióloga. Consultado acerca de qué pudo entonces provocar la enorme entrada de aire, dijo que sucedió entre los intentos de Puente de ventilar a la paciente y las maniobras de reanimación de todo el equipo médico, que se extendieron por casi una hora.
En línea similar opinó el doctor Carlos Alfredo Waldbaum, médico especialista en gastroenterología y endoscopia convocado por la defensa de Bialolenkier. "Es más que improbable una lesión en la cara anterior del esófago porque en esa parte el endoscopio ofrece su parte más flexible. Su mismo diseño asegura que no sea traumático", indicó. Respecto del ingreso de aire al cuerpo, apuntó que el estudio duró apenas dos minutos y en ese tiempo habría sido imposible suministrar tal volumen de gas.
En defensa de la anestesióloga
"Creo que aunque hubiera habido diez anestesistas y otros 15 terapistas, la paciente no tenía chances de sobrevida, era prácticamente irrecuperable" dijo Claudio Gabriel Sabino, uno de los peritos que escogió la médica. Según explicó, luego, forma parte de un equipo de la Asociación de Anestesiología que ofrece contención y asesoramiento legal, y aquella noche de la endoscopía, el 6 de febrero de 2018, lo llamaron para que se acercara al Sanatorio de la Trinidad. "Me dijeron que había una asociada en crisis, que había tenido un episodio cardíaco por estrés -dijo refiriéndose a Puente-. Estaba desolada y descompensada", explicó.
Roberto Isaac Churba, abogado del endoscopista, le consultó especialmente si ese 6 de febrero colaboró en escribir la historia clínica de Pérez Volpin. Sabino lo negó.
Antes de él, prestó declaración Carlos Salgueiro, anestesiólogo también propuesto por Puente. Para el especialista, las maniobras que hizo la médica fueron adecuadas más allá del resultado. La defensa de la familia le consultó si, frente al enorme colapso de aire en todo el cuerpo, fue lógico seguir insuflando (a través de máscaras faciales y globos) con el posible riesgo de empeorar el cuadro. "Yo hubiera ventilado aunque retrospectivamente haya ingresado algo de aire dentro del estómago", indicó.
Tanto Sabino como Diego Pirota, abogado de la familia, refirieron a que los registros cardiológicos que entregó la clínica están incompletos. "Se imprimieron registros parciales", expresó Sabino. Para Pirota, los documentos muestran apenas el momento de la reanimación cardiovascular, pero no información del momento previo. "La clínica dice que toda la documentación es la que imprimió", refirió.
También declararon los médicos Carlos Reyes Toso, Ernesto Da Ruos y Héctor Davi, que fueron propuestos por la querella y coincidieron en señalar que "hubo lesiones muy significativas" en el esófago en el procedimiento.
Héctor Davi se refirió a los registros cardiológicos: "No los hay desde el comienzo. Una médica relató que mientras hacían RCP Bialolenkier estaba guardando el endoscopio y ella tuvo que enchufar el monitor cardíaco", indicó.
Reyes Toso afirmó: "Hubo lesiones muy significativas por la presencia de aire en sus cavidades orgánicas y derivó en el cuadro de enfisema subcutáneo".Da Ruos indicó que "todo el endoscopio es flexible" y que "las complicaciones más comunes son hemorragia y perforación, pero son muy escasos los casos de perforación del esófago". Y concluyó: "El endoscopio es flexible, pero si uno insiste hace una perforación"
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