Se quedaba con hambre cuando salía a comer y tomó una decisión que cambió su vida
Néstor Grieco era conductor de ambulancias, pero siempre tuvo el sueño de abrir un bar; hoy es el dueño de Fausto, una hamburguesería con dos locales en Palermo y San Antonio de Areco
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Después de quedarse con hambre en distintos restaurantes, un emprendedor se enfocó en hacer un local gastronómico donde lo importante fuera el tamaño de las porciones. Con esa premisa en mente abrió una cervecería que logró expandirse durante la pandemia y lejos de cualquier crisis, tiene por objetivo abrir una tercera sucursal y unificar la producción de sus ingredientes. En diálogo con LA NACION, el dueño de Fausto relató su historia de vida, el nacimiento de su proyecto y sus expectativas a futuro.
Aunque oficialmente Fausto comenzó en 2018, la historia había empezado mucho antes en la cabeza de Néstor Grieco. El emprendedor se crió en Capitán Sarmiento, un pueblo de poco más de 11.000 habitantes en la provincia de Buenos Aires. Ya desde entonces y sin tener claro qué le depararía el futuro, la intención de tener un local estaba clara: “Mi sueño de tener un bar fue de siempre, que empezaba a salir y veía cómo eran. En mi época un bar era el sueño de muchos, creo que ahí nacen esas ganas”.
Después de terminar el colegio en su pueblo, decidió probar suerte en la ciudad de Buenos Aires y se mudó para estudiar abogacía. Luego de un tiempo en el que avanzó en la carrera mientras trabajaba en una estación de servicio, no se adaptó y volvió a su pueblo. Aunque pasó algunos años nuevamente en Capitán Sarmiento mientras trabajó en distintos rubros, tenía claro que su deseo era regresar a la Capital Federal. “Siempre quise darle otra oportunidad porque no me había podido adaptar. Me gustaba, pero no había encontrado mi lugar”, explicó.
Finalmente, el segundo ciclo sería el definitivo, aunque tuvo que recorrer un arduo camino hasta llegar al sueño de la hamburguesería. La vuelta fue en el 2007, cuando Néstor se mudó nuevamente al territorio porteño para estudiar con el fin de convertirse en martillero público. Mientras avanzaba en su carrera, tuvo distintos trabajos, hasta que finalmente se decidió a dar el gran paso en 2013.
La compra del primer Fausto
El local con ese nombre ya existía en Capitán Sarmiento. Junto a su amigo Marcos Milicich, compró la mitad de lo que en ese entonces era un bar de noche.
Entre 2013 y 2015, Néstor trabajaba durante la semana como chofer de ambulancias de baja y media complejidad, los fines de semana se iba a su pueblo a administrar el bar y el lunes estaba de vuelta en la Ciudad. Cansado por ese ritmo, ambos decidieron vender su parte y se desprendieron del local que sigue activo.
Su mentalidad de emprendedor y el proyecto en Buenos Aires
Después de desprenderse del bar, Néstor siguió con su trabajo de chofer de ambulancias, pero lo hizo por su cuenta, con tres unidades en su poder. Después de tres años con ese negocio, finalmente llegó la apertura de Fausto en 2018, que también la encaró junto a su amigo.
El concepto del local está claro y siempre puso el foco en la comida y su tamaño más que en la cerveza. “Los productos son bastantes abundantes. El concepto del negocio es ese, que sea abundante”, comentó
Sobre esto, recordó que esa idea nació a partir de experiencias escasas en otros lugares: “Yo soy de buen comer, a veces iba a lugares y siempre me quedaba con un poco de hambre. La idea es que no te quedes con hambre y que te sobre. El concepto del bar es ese”.
La pandemia como período de reinvención y expansión
Ubicado en Honduras al 5700, barrio de Palermo, el lugar tuvo éxito y marcó el camino para un segundo local en San Antonio de Areco, que abrió sus puertas en 2020 durante la pandemia. Ante las restricciones sanitarias y la imposibilidad de trabajar normalmente, los locales tuvieron que enfrentar dos realidades muy distintas.
Mientras que en el interior de la provincia de Buenos Aires las medidas se relajaron con el paso de los meses, en Capital Federal todo seguía muy estricto. “En Areco hubo fines de semana que podíamos trabajar con gente y otros que no, pero pudimos laburar aunque sea. Fue más fácil porque nos dejaban abrir, aunque fuera con capacidad reducida. En Capital era 100% delivery”, explicó.
Dada la emergencia sanitaria y la necesidad de rebuscárselas, la cervecería comenzó a trabajar también al mediodía -mientras que antes lo hacía solo por la noche- e implementó una medida clave: el reparto a todos los puntos de la Ciudad. “Ahí abrimos el delivery propio. Necesitábamos vender y llegábamos a todos lados. Hacíamos reparto a todo Capital, ese fue el método para levantar un poco la facturación”.
Según detalló, los primeros tres meses fueron a pérdida con el local ubicado en Palermo. Sin embargo, con el tiempo se pudo acomodar mediante esta modalidad y, desde que le permitieron abrir sus puertas, el escenario mejoró notablemente. Incluso, Néstor reconoció que el turno del mediodía y el delivery a todos los barrios le sirvió para expandirse y conseguir un alcance que de otra manera no hubiera llegado.
La visión de futuro
A pesar de la crisis económica que azota al país, la cervecería se encuentra en un buen momento y tiene planeado abrir una nueva sucursal en la ciudad de Buenos Aires en el corto plazo, que también servirá como centro de producción unificado de los productos que utilizarán las tres sucursales.
Sobre esto, el dueño de los locales no ocultó su felicidad y remarcó su asombro por el enorme crecimiento que alcanzó la hamburguesería: “Cuando empecé con esto era una cosita, algo mínimo y ahora nos hicimos súper conocidos. Me levanto y me acuesto pensando en el bar. Es mi vida y mi pasión, lo es todo”.
Con respecto a los platos, especificó que la hamburguesa más pedida es la “Tapa Arterias”, que está bañada en cheddar y contiene triple carne, triple queso dambo, bacon en el interior y arriba. Como elección personal, destacó que su favorita es la “Jamaica”, que consiste en triple carne, triple queso roquefort, cebolla caramelizada y bacon.
Desde que decidió incursionar en el mundo gastronómico, Néstor se desprendió de dos de las tres ambulancias que poseía -para invertir en los locales- y la restante está a la venta. Pospandemia, su amigo Marcos se volvió a Capitán Sarmiento por cuestiones familiares y laborales, por lo que él quedó al mando de ambos lugares.
Con la cabeza totalmente metida en su hamburguesería, aseguró que constantemente está buscando ideas y mejoras: “Voy a un lugar y cuando veo algo que me gusta pienso ‘que lindo quedaría esto en el bar’. Todo lo terminás asociando a tu emprendimiento. Cuando lo hacés con pasión, todo fluye”.
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