Se necesita un mayor control
No todos los días somos testigos de un proyecto de colaboración público-privada alrededor de los temas más críticos de la sociedad. La presentación en sociedad del Observatorio de la Educación Básica Argentina, integrado por el Centro de Estudios en Políticas Públicas (CEPP), la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Banco Santander, es un ejemplo de trabajo en red que celebramos. Pero en este caso además la experiencia adquiere mayor valor porque el emprendimiento tiene el apoyo del Ministerio de Educación de la Nación.
Es especialmente destacable el objetivo del Observatorio de incentivar una cultura de uso de la información para la mejora de la calidad del sistema educativo argentino. Ya que hay un consenso acerca del déficit existente del uso de la información para la gestión, tanto a nivel de la gestión estatal como a nivel micro de cada una las escuelas. Sin información estamos ciegos ante la inmensidad de problemas que afectan a los más de once millones de chicos y jóvenes que pueblan nuestras aulas.
Es en este nivel micro en el que se juega la batalla del cambio educativo para que mejore tanto la calidad de la educación como el alcance de las políticas educativas. El Informe de resultados del Módulo del Programa Asignación Universal por Hijo (AUH), que difundió ayer el Observatorio, muestra que si bien la Asignación Universal por Hijo (AUH) tiene efectos positivos como el reingreso escolar por parte de estudiantes que habían abandonado, estos efectos podrían tener más impacto si el control de parte de las autoridades escolares fuera mayor, ya que hay directores que firman para que les mantengan la asignación sin que se cumplan las condiciones de otorgamiento de la AUH.
Nuestro sistema educativo tiene un grave problema de gobierno con sistemas burocráticos difíciles de orientar y gestionar. Lo que se decide en el nivel macro es luego reformulado por quienes están en las escuelas.
La micropolítica educativa es un campo que pocas veces transitamos, y que está probado hay que transitar para poder mejorar las prácticas profesionales de docentes y directivos. No se trata de mejorar el control mediante bajadas verticales sino lograr, como en una orquesta, grados crecientes de autonomía de las partes individuales que puedan ser sincronizados con la gestión de otros miembros del sistema. Como dijimos al inicio, colaboración en red.