Tras la liberación de los detenidos, se levantó el paro de subtes y hoy habrá servicio normal
Colectivos colapsados y largas filas de personas que debieron optar por cambiar el medio de transporte para regresar a sus hogares después de la jornada laboral fueron el final anunciado en la escalada que experimentó el conflicto con los trabajadores del subte porteño durante los últimos 30 días. La tensión creció a la par de reiteradas medidas de fuerza que incluyeron liberación de molinetes y la interrupción del servicio. Hasta que ayer, junto con un nuevo paro en dos ramales y el premetro, algunos metrodelegados impidieron que circularan las formaciones de la línea H y fueron apresados por resistencia a la autoridad y afectación de un servicio público.
La detención de 16 sindicalistas, entre ellos Néstor Segovia, secretario adjunto de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (Agtsyp), precipitó una protesta mayor que tomó como rehenes a unos 700.000 pasajeros. El incremento de la frecuencia de por lo menos 36 líneas de colectivos para suplir la ausencia de un medio de transporte que moviliza a 1.300.000 personas por día apenas fue un paliativo. Anoche, los metrodelegados confirmaron a LA NACION que, tras la liberación de los trabajadores, los servicios de hoy serán normales .
Los hechos se iniciaron poco antes del mediodía en la estación Las Heras de la línea H, cuando efectivos policiales intentaron liberar las vías para el avance de los trenes. Un grupo de trabajadores se opuso y, tras un enfrentamiento, se produjo la detención de los metrodelegados, que fueron trasladados a la comisaría 30ª de Barracas. La reacción de la asociación sindical fue ampliar el paro, que hasta ese momento afectaba las líneas E, H y el premetro, a toda la red.
La Agtsyp supeditó la normalización del servicio a la liberación de los apresados, según anunciaron los dirigentes luego de los incidentes que provocaron el accionar de la Policía de la Ciudad. De los 16 detenidos, uno salió libre rápidamente y otros siete –en causas tramitadas por la responsable de la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas Nº 35, Celsa Ramírez–, durante la tarde. Anoche, informaron fuentes judiciales, ocho más fueron liberados después de declarar ante Daniela Dupuy, titular de la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas Nº 12. El último fue Segovia, cuya liberación se había demorado por su inesperado traslado al Hospital Argerich luego de sufrir un cuadro hipertensivo.
Mientras tanto, en Retiro las caras de los pasajeros que bajaban del tren de la línea Mitre al anochecer mostraban impotencia al toparse con un cartel ubicado en la boca de acceso a la línea C: "Paro de subte", anunciaba. Lo mismo ocurrió en Constitución con las personas que intentaban llegar hasta la otra terminal. La mayoría de los viajeros desconocía las razones del sorpresivo paro. Y mientras muchos dijeron que estaban hartos de las frecuentes medidas de fuerza algunos consideraron legítimos los reclamos salariales de los trabajadores del subte.
"Siempre se perjudica al usuario", se quejó Julieta Zemborain, de 60 años, que desde Constitución quería tomar la línea C hasta la avenida Santa Fe. "Deberían buscar nuevas formas de protesta", agregó. Por el contrario, Facundo Aguirre, de 32, que de Constitución debía ir a Retiro, fue contemplativo. "Mañana [por hoy] también habrá paro docente y mi hijo de seis años no tendrá clases", dijo el vecino de Florencio Varela, y aclaró que ambas medidas de fuerza le parecen legítimas por tratarse, entendió, de reclamos salariales.
Por su lado, Jorge Muñoz, de 45 años, no ocultaba su bronca: "Siempre se perjudica al trabajador". Muñoz es empleado municipal en Tigre y debía llegar a su casa en Florencio Varela, a donde calculó que llegaría una hora más tarde que de costumbre.
Más allá de cómo se resuelva esta situación, hay un conflicto profundo que abre un escenario de mucha incertidumbre respecto del funcionamiento de la red y de nuevos paros. Todo pasa por la negociación salarial, y en este punto las posiciones están enfrentadas y sin lugar para una reapertura de las paritarias, acordadas en abril con el gremio Unión Tranviarios Automotor (UTA).
Los metrodelegados, sin personería gremial, pero con un poder de convocatoria entre los trabajadores superior al de la UTA, exigen que se revea el aumento firmado para este año y por esa razón empezaron un plan de lucha. Mientras que la Ciudad mantiene su postura de no negociar con una agrupación que perdió el poder de hacerlo por un fallo de la Corte Suprema de Justicia. Y va por más: el jefe de gabinete de la ciudad, Felipe Miguel, anticipó ayer que podría haber despidos y nuevas sanciones. Hasta el momento, Metrovías envió 150 telegramas por aperturas de molinetes y bloqueo de cabinas de conducción de trenes, con suspensiones de entre cinco y 15 días y el descuento por esas jornadas no trabajadas.
Como contrapartida, podría continuar el reclamo sindical y afectar nuevamente el servicio. "Si hay algo que no vamos a hacer es dejar de reclamar lo que nos corresponde. No tenemos problemas en discutir en una mesa de negociación, pero con reglas claras y no de forma autoritaria", planteó Roberto Pianelli, líder de la Agtsyp. El peor escenario es el de una discusión sin propuestas, como ocurrió en marzo de 2012, cuando el servicio estuvo paralizado durante diez días en medio de una negociación salarial.
Los actores eran los mismos que ayer mantenían en suspenso la continuidad del servicio. La UTA acordó un incremento del 15%, mientras que los metrodelegados están pidiendo una suba del 25% para este año y una recomposición salarial del 9% correspondiente al año pasado.
"Los metrodelegados reclaman negociar paritarias y no lo pueden hacer. Se llegó a un acuerdo en abril de este año con la UTA, el gremio que la Corte Suprema reconoció para discutir salarios. La Corte falló en su contra y también le informó al Gobierno que no puede entablar negociaciones con ellos", explicó Miguel en una conferencia de prensa. Hace un mes el conflicto empezaba a nacer y ayer llegó a su punto máximo. Lo que ocurrirá en los próximos días es una incógnita.
Los líderes de los metrodelegados
Roberto Pianelli
Secretario general
Ingresó en Metrovías en 1994 y fue delegado a partir de 2000. Confesó que se aferró al gremialismo por un desvelo romántico de "cambiar el mundo"
Sus lazos políticos lo enfrentan al macrismo. Militó en el trotskismo y aún lo hace en Nuevo Encuentro, el partido del exintendente de Morón Martín Sabbatella. Se declara un ferviente kirchnerista. Está enrolado en la CTA de los Trabajadores, de Hugo Yasky
El viraje de la cúpula de los metrodelegados hacia el kirchnerismo provocó una fractura interna con el sector de Claudio Dellecarbonara, del Frente de Izquierda de los Trabajadores
Néstor Segovia
Secretario adjunto
Comenzó a trabajar en el subte a los 24 años. Tiempo después se convirtió en delegado de la línea C. De ahí su influencia sobre los trabajadores de la estación Constitución
Militó en el partido Miles, de Luis D'Elía. Durante el kirchnerismo, coqueteó con Hugo Moyano, a quien recurrió varias veces para fortalecer su reclamo para que el Ministerio de Trabajo otorgara la personería gremial a los metrodelegados
Es padre de siete varones y de tres hijas. En sus inicios trabajó como panadero y pastelero, hobby que aún mantiene
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