Coronavirus en la Argentina. ¿Se hizo pis encima? Cuáles son las regresiones más frecuentes en los chicos durante la cuarentena
Estaba jugando con su mejor amiga del jardín por videollamada, en su cuarto y con sus juguetes, cuando su mamá escuchó el grito de Isabella, que tiene 5 años y es la menor de tres hermanas. "Me asusté, salí corriendo para ver qué había pasado y se había manchado la bombacha. Hace rato que Isa controla esfínteres, pero desde hace algunas semanas empezó con esto. A veces se hace pis en la cama y otras me dice que no llega al baño, y últimamente le pasa justo cuando está jugando con su amiga del jardín, que extraña muchísimo", cuenta Mariela Risotti, su mamá, y confiesa que si bien al principio se asustó por el retroceso de Isabella en algunos hábitos ya adquiridos, luego de una charla con el pediatra comprendió lo que le estaba sucediendo a su hija.
Las regresiones, según los pediatras consultados, son una de las maneras que tienen los chicos más pequeños para demostrar que algo los afecta, que están angustiados. Es una señal de alerta en medio de una situación de crisis, y la forma más eficiente de llamar la atención de los adultos cuidadores, de sus padres. "En tanto la cuarentena se prolongue, y peor si volvemos a la fase 1, vamos por seguir viendo los efectos que produce el aislamiento social y el encierro en los chicos, que es diferente según las edades -advierte Guillermo Goldfarb, médico del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, que afirma que en los chicos que tienen entre 1 y 5 años, las regresiones son uno de los motivos más frecuentes de consulta.
"Se trata de algunas alteraciones en hábitos que ya habían sido adquiridos. Les cuesta dormir, se vuelven más selectivos con las comidas, no controlan esfínteres y hacen más berrinches que antes. En los que tienen un desarrollo fluido del lenguaje también se ven disfluencias transitorias. Son retrocesos que ocurren ante situaciones de estrés, y son temporarios", explica el especialista.
Del tiempo libre para jugar a la angustia
Para entender los cambios en el estado emocional de los chicos durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio, la Sociedad Argentina de Pediatría publicó un documento donde se divide la cuarentena en etapas. Un período inicial, que para los expertos estuvo marcado por "una sensación generalizada de estar de vacaciones, de tiempo libre para jugar y poder estar más tiempo con los padres". Una segunda etapa, donde las recomendaciones para los más chicos tenían que ver con la necesidad de retomar una rutina similar a la previa a la cuarentena, y la importancia de mantener vínculos con familiares y pares a través de las videollamadas.
Por último, una tercera etapa, que se inicia luego del mes de aislamiento, y que se agudiza con el correr de las semanas. "Aumenta la angustia, aparecen nuevos miedos, pesadillas, trastornos del sueño y se intensifican las inhibiciones y las regresiones, en la acción y en lo emocional", describe el documento.
"Los niños suelen imitar la forma en la que nosotros actuamos. Y así como se contagian las enfermedades también se produce el contagio de lo emocional. Perciben que su medio ahora no es estable, armonioso, y frente a esto pueden dar un paso atrás de manera inconsciente en algunas conductas que ya se habían afianzado -señala la pediatra Nora Zonis, miembro de la SAP y coach de familia y crianza, especializada en inteligencia emocional-. Los adultos estamos atravesando diferentes demandas, exigencias, ansiedad e incertidumbre. Nos vemos desbordados y eso impacta en nuestros hijos".
Para Zonis, el aumento de esas regresiones marcan un exceso de estrés o ansiedad: alteraciones en el apetito, en el sueño; frustración constante, enojo, llanto y agresividad. "A veces comienzan a hablar como bebés, quieren usar chupete, ir a la cama de los padres y se hacen pis encima. También pueden aislarse –enumera Zonis-. Hay otros chicos que preguntan varias veces lo mismo esperando la reafirmación del adulto. Pero no hay que tomar estos cambios como una involución. Es una alerta, y hay que buscar el modo de acompañarlos".
Tolerar los retrocesos, pero no naturalizarlos
Goldfard coincide en este punto, y agrega: "Es importante tolerar estas regresiones, pero no naturalizarlas. Hay que seguir proponiendo e incentivándolos para que recuperen esos hábitos, mostrarles cuál es el norte, porque también en este momento los chicos necesitan límites claros para crecer y seguir ganando autonomía. El otro día en una teleconsulta una mamá me preguntaba cómo podía hacer para que el encierro no les afecte a sus hijos. Por un lado, es imposible, y además proponerse ese objetivo como padres es muy estresante. Se puede atenuar el impacto y ayudarlos a entender", opina el pediatra, que insiste en la importancia de la consulta con los especialistas. "Los pediatras estamos ahí, y además de la preocupación que tenemos por la baja en los controles de rutina o el seguimiento de distintas patologías también estamos atentos al aumento de los trastornos de ansiedad, que son una realidad en este momento", puntualiza.
Andrea Abadi es directora del departamento Infanto-Juvenil de la Fundación Ineco. Como integrante del comité de expertos que asesora al gobierno porteño en temas relacionados con el Covid-19 y la salud mental de los niños y adolescentes, opina que en este momento, y con la inminente vuelta a una cuarentena más estricta, es importante flexibilizar el discurso. "Que los chicos puedan comprender sin asustarse. Hay algunos que piensan que todos los abuelos se van a morir, y están aterrorizados, sobre todo cuando en el entorno cercano comienzan a aparecer casos de contagios. Por otra parte, se ve una mayor dependencia de los chicos hacia los padres, un aumento en el pegoteo y el cuidado, y esto también facilita las regresiones en poblaciones normales", asegura Abadi, que sugiere que es la mirada constante de los adultos sobre los niños la que a veces conduce a la pérdida de cierta autonomía. "Hay poco tiempo para ejercitar solo o con pares, porque la atención de los padres hoy es 24 x 7. La ansiedad genera un circuito de dependencia, y es necesario cortar con esa dinámica para que los chicos vuelvan a recuperar sus niveles de autonomía".
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