Es enfermero y emocionó a todos al compartir un divertido baile con una niña en su última quimioterapia
Daniel Yolán y Milena conmovieron a todos por la noticia que tanto los alegró; en diálogo con LA NACION, él dio detalles de todo lo que vivieron a lo largo de este tiempo
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Desde que comienzan el camino de su profesión, los enfermeros tienen que pasar por situaciones de toda índole y deben ponerse una coraza para enfrentar los obstáculos que se presentan en el tratamiento de cada paciente. Sin embargo, y si hay algo en lo que todos ellos coinciden, es la felicidad que les genera aquel momento en el que todo sale como esperaban. Este fue el caso de Daniel Yolán (46), quien trabaja en la Fundación Hospitalaria, en Saavedra, y que recientemente se volvió viral por un video en el que se ve el festejo que realizó con una niña que terminó las sesiones de quimioterapia. Inmediatamente, generó una ola de comentarios de usuarios que lo felicitaron y se alegraron por la noticia. “Me movilizaba mucho”, expresó el protagonista de la historia en declaraciones con LA NACION.
En el video que compartió la madre de la pequeña en su cuenta de TikTok, se reflejó la gran alegría que les generó aquello que tanto ansiaban: que Milena supere la afección que la afectaba. Junto a su hija y el profesional, los tres bailaron con una gran sonrisa al ritmo de la canción “La gran fiesta”, de Olga Tañón, que hace alusión a los golpes de la vida. En las imágenes, rápidamente se evidenció el vínculo estrecho que mantienen.
Tras la repercusión del video, y en diálogo con LA NACION, Yolán dio detalles de aquel día y cómo fue el momento en el que conoció a la menor. “En 24 años, es la primera vez que empiezo desde el inicio un tratamiento de quimioterapia. Cuando la vi, que ya llegaba con un diagnóstico, pensé ‘no puedo creer que tenga una enfermedad así. ¿Cómo puede ser posible? Si venía saltando, bailando, y estaba muy alegre’. No lograba razonar, pero su problema de salud estaba, era existente, verdadero”, introdujo en su explicación.
Según sostuvo, inmediatamente se miraron a los ojos y lograron entenderse, pese a la incertidumbre y expectativas de ambos: “Me facilitó todo, ya teníamos la confianza y el amor del uno con el otro. Entablamos un vínculo inmediatamente, al igual que con sus padres. Les expliqué cómo iba a ser todo, cómo iba a seguir y qué podía pasar en el camino. Hasta el día de hoy me dicen ‘nos previniste de todo lo que iba a pasar y estuvimos preparados’“.
Por otro lado, mencionó que, en el establecimiento donde ejerce su profesión, hay una gran preocupación para que cada paciente se sienta como en su hogar. “Fundación Hospitalaria tiene un lugar preparado para hacer quimioterapia, una habitación especial. Se acondiciona al paciente, van los papás y es todo para la comodidad”, remarcó.
El video que lo volvió conocido y la repercusión que obtuvo en las redes sociales
Antes de hacer hincapié en el clip que emocionó a toda la sociedad, Yolán hizo referencia a todos los sentimientos que vivió el día anterior de darle el alta a Milena: “El lunes 26 de diciembre me había ido a dormir a la noche pensando en que iba a ser su última quimioterapia y que yo la iba a atender en su despedida. Me movilizaba mucho realmente”.
Finalmente, la fecha llegó y el martes 27 vivieron el momento tan esperado. “La vi sentada en los sillones donde hacen tiempo para ingresar a los pacientes y me puse muy nervioso. La hice pasar, se le hicieron los controles, charlamos con ella y estábamos felices con toda la familia. Pedí que trajeran la medicación y recuerdo que le dije ‘ya está, se terminó, hasta acá llegamos’”, agregó.
Tras ese instante, y como una manera de festejar la noticia, Milena y su madre le dijeron a Daniel si se sumaba para un baile en TikTok. Y no lo dudó. “Tenía a otra paciente, pero inmediatamente dije sí. Sabía que no se iba a generar otro espacio, era el momento, fue tan espontáneo que era ya. La mamá puso la música, el celular en una mesa y así se generó todo”, detalló.
Su trayectoria como enfermero, la profesión de su vida
Daniel nació en Laprida, en la provincia de Buenos Aires. Una vez que terminó el secundario, comenzó sus estudios como auxiliar de enfermería. Al poco tiempo, se mudó a Azul y trabajó varios años en la profesión. Sin embargo, su vida dio un giro radical cuando le llegó la oportunidad de instalarse en la ciudad de Buenos Aires: “Miraba desde afuera Fundación Hospitalaria y decía ‘voy a trabajar en este lugar’. Pasé desde un pueblo a estar en Capital Federal. Yo lo veía de afuera muy lindo, con condiciones, me entusiasmé mucho hasta que me tomaron la entrevista que aprobé”.
Desde que empezó a trabajar allí, vivió cientos de anécdotas y atendió a miles de personas. Precisamente, fue el lugar donde evidenció el amor que tiene por los niños y en donde poco a poco se esforzó para hacerlos sentir cómodos con sus respectivos tratamientos. No obstante, también enfrentó vivencias que nunca imaginó. “En un momento pasé al sector de pediatría y comencé a ver a los niños oncológicos”, explicó sobre el momento en el que su carrera dio un giro de 180 grados.
“Eran niños con respiradores, que estaban muy mal, no es frecuente. Nunca imaginé que iba a estar inmerso en todo ese mundo de la quimioterapia, jamás. Era medio reacio a esa situación, no podía creer que existieran niños con diferentes tipos de cáncer, era muy fuerte esa imagen. Me había educado dentro de la enfermería, pero en otro ámbito. Comencé a crecer y seguir a cada paciente”, admitió.
Separar lo emocional de lo profesional
Si bien hay casos en los que todo sale como se planea, en ocasiones, los enfermeros deben estar preparados para las malas noticias. Y eso no es una tarea fácil. “La misma carrera, desde un comienzo, te lleva pensar que te vas a enfrentar con buenos momentos y con finales no tan felices. Estoy hace 24 años y viví un montón de situaciones. En los finales felices te ponés contento, y en los que no, se terminó la historia del paciente, pero queda la familia y debemos brindarles contención. Somos ese paño de lágrimas de muchos papás”, reflexionó.
En línea con el vínculo que genera con los padres de cada paciente, hizo foco en todo lo que construyó con la familia de Milena. “Todos están felices por lo que pasó. Es importante abrazar a la familia, tenerla unida, tratar de contenerlos y de jugar para que todo sea más leve. Para mí, es muy común hacer esto que hice en el video, es una actividad de todos los días”, comentó.
Como una manera de dar a conocer todo lo que siente por la enfermería, opinó: “Es como si fuera mi corazón, es todo para mí. Decir ‘vocación’ o ‘profesión’, queda chico, ya que es mucho más que eso. No es solo el concepto del arte de cuidar a las personas enfermas, creo que excede todo. Es mi motor de vida, todas las mañanas que me levanto temprano y me preparo, es un ritual”.
De esta manera, y a través de un simple acto, demostró tener algo que no solo se adquiere por el conocimiento educativo: empatía, valores y el amor por el otro. En la actualidad, Daniel Yolán planea seguir en la misma línea para llevarles tranquilidad a cada familia mediante su inteligencia emocional y alegría.
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