“Se está vaciando”: por el éxodo de médicos, se profundiza el drama del único centro pediátrico de La Matanza
Desde hace dos semanas, la guardia del Hospital del Niño de San Justo está cerrada y solo atiende casos de riesgo de vida; faltan médicos en especialidades claves; los trabajadores reclaman por mejores condiciones salariales y laborales
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La situación del Hospital del Niño de San Justo, en La Matanza, es cada vez más alarmante. Por el éxodo de médicos, el único centro de salud pediátrico de la zona oeste del conurbano debió limitar sus servicios. Hace ya dos semanas que la guardia de la institución del distrito más poblado de la provincia, que solía atender diariamente a entre 180 y 300 chicos, está cerrada y solo recibe casos con riesgo de vida. No cuenta con especialistas suficientes, según denuncian sus trabajadores. “Guardia sin médicos”, se leía hoy en el cartel pegado sobre el vidrio lateral del espacio de atención. “Aumento y personal ya”, escribieron en la cartulina amarilla que está adherida en la puerta.
A veces, la guardia abre los jueves porque quedaron dos médicos que pueden cubrirla, y los viernes a la noche o los sábados, cuando lo puede hacer la directora, Ana Castrucci. Solía hacerlo también el subdirector, Pablo Couseiro, pero renunció la semana pasada. “Los que quedan hacen lo que pueden y atienden principalmente emergencias”, relata Laura Verzoleti, bioquímica de guardia y de planta del laboratorio que trabaja allí hace 18 años.
En los últimos dos meses renunciaron 45 médicos, señalaron los trabajadores. Actualmente, denunciaron, el hospital solo cuenta con un profesional por especialidad. No hay hepatólogo ni neumonólogo. Hay un solo psiquiatra en todo el centro que cuenta con internación para este área, por lo que no es posible formar el equipo interdisciplinario necesario. “El hospital se está vaciando”, sintetizó Verzoleti.
“En Neurología, por ejemplo, hay un solo profesional para todos los niños de La Matanza, que atiende solo 12 horas por semana. Nada más”, ejemplificó Marcela Cavo, bioquímica que hace 32 años que trabaja en el establecimiento. Y siguió: “Neurología es una necesidad tremenda, porque hay cualquier cantidad de chiquitos que, por diferentes situaciones, tienen parálisis cerebrales o discapacidades diversas o compulsivas. Tendría que haber cinco [profesionales], por lo menos”.
Riesgo de vida
“La situación más visible es la guardia, pero todos los servicios están comprometidos. El hospital está funcionando con el 30% de la planta actual”, dijo a LA NACIÓN la pediatra Sandra Verta. En todos los servicios solo se atienden emergencias, es decir, pacientes con riesgo de vida.
Se mantiene el área de internación, pero, indicaron los trabajadores, cuentan con un internista cada 55 pacientes. Para los consultorios externos, continuaron, hay tres pediatras por lo que no hay atención de niños sanos ni seguimiento de aquellos que son dados de alta. Los turnos dependen de la cantidad de personal que haya ese día. Allí, los pediatras contaron que cerca de las 2 de la madrugada ya hay pacientes durmiendo en la puerta para poder entrar. Faltan enfermeros –solo en el turno noche, renunciaron cinco en el último año-, personal de limpieza y de mantenimiento y camilleros (hay solo uno en el turno mañana).
En esta época, la de temporada Infecciones Respiratorias Altas y Bajas (IRAB), se realiza un refuerzo con una posta para casos de bronquiolitis que atiende solo a recién nacidos y niños hasta los 10 años. Pero tampoco disponen de médicos para que ocupen este puesto. “Estamos trabajando como podemos, las emergencias las atendemos. Dependiendo del caso de gravedad llamamos a un médico de terapia o internista, el enfermero no puede decidir”, relató el enfermero Juan José Wan Der Lean.
Reclamos
Los trabajadores demandan una recomposición salarial para todo el personal de salud, mejoras en las condiciones laborales y más presupuesto para el área de Salud. Con estas exigencias, se movilizaron, hoy, los trabajadores en la plaza San Justo, frente a la municipalidad de La Matanza, para pedirle respuestas al intendente, el kirchnerista Fernando Espinoza.
LA NACIÓN contactó al municipio, pero al cierre de esta nota no obtuvo respuestas a las preguntas consultadas.
Daniel Ramírez es enfermero y hace 31 años que trabaja en el hospital. Cobra $120.000. “Soy un privilegiado, hay gente acá que cobra $60.000″, indicó. Sin contar bonificaciones ni extras, señalaron los profesionales, los sueldos básicos de un enfermero están en casi $65.000. En el caso de los médicos, cobran la hora $1100. “Somos indigentes. Nunca pasó que renunciaran tantos médicos juntos”, sumó Evangelina Salazar, mucama de Servicios Generales de esta institución hace 13 años. Cobra $87.000 por las seis jornadas de trabajo semanales. “En otro hospital mínimo cobran el doble. Si vas a Tigre seguro va a estar lleno, ni hablar si cruzás a la ciudad. Acá todos los trabajos se pagan más bajo. Los titulares de los cargos renunciaron, es todo bastante anárquico”, señaló el pediatra Javier Stump.
Verta hizo su residencia en este hospital y tuvo una beca en el Hospital Garrahan antes de ser pediatra de la institución. Sin embargo, tiene otros cuatro trabajos. “Es eso o no comer”, resumió.
Cavo comentó que el municipio les ofreció un bono de $70.000 solo para los médicos que hacen guardia. “Si viniera un neurólogo, por ejemplo, eso ya no lo cobraría porque no hace guardia, es para que no se siga desmantelando la guardia”, indicó.
Espinoza anunció en abril un aumento salarial del 70% para los empleados municipales. Sin embargo, los trabajadores del Hospital del Niño de San Justo señalaron que no es real e informaron que los incrementos alcanzaron a solo un 40%: recibieron un 18% en marzo, 6% en mayo, otro 6% en junio y el mes próximo les prometieron un 10%.
“Desmantelamiento”
Los médicos denuncian que hay profesionales en situación informal de contratación. Cynthia es una de ellas. “No me pagan horas de guardia y las hago. Uno elige el hospital, yo me formé acá. Entrar a la guardia y ver que no hay un paciente me quiebra. Esto va a llevar a generaciones de médicos mal formados. Uno puede estudiar, pero la práctica es otra cosa”, dijo.
“Es tremendo, y no le importa a nadie, eso es lo peor. Porque hemos hecho pedidos y reclamos y marchas y paros y todo y no nos escuchan, no les importa y estamos cada vez peor. La verdad que es tristísimo para nosotros, porque yo lo quiero al hospital, todos lo queremos, todos nos formamos ahí. Nos gustaría que esto funcionara, pero se ve que solo a nosotros”, describió Cavo.
“No tenemos ninguna respuesta y está todo cerrado”, dijo Wan Der Lean. Les prometieron una reunión el lunes próximo a las 13 con el vicejefe de gabinete del municipio, Daniel Horacio Barrera. “Es la primera vez que nos reciben en la historia del hospital”, señaló Verta.
Frente al municipio, con un megáfono, dijo frente a quienes habían ido a la plaza: “El hospital hace más de cinco años que está en lucha y ha sido muy castigado. Tenemos muchos compañeros sumariados y eso nos ha amedrentado”.
“No al desmantelamiento”, se leía en uno de los carteles en la plaza. La nefróloga Carina Cianiavini graficó esa situación. “Uno veía cómo iban desapareciendo los médicos del hospital de a poco, eso también compromete a los que se forman y que trabajan en lugares públicos y privados. Y esta crisis hace que los médicos que vengan, no sean médicos formados. La gente no va a tener salud pública. ¿Quién nos va a atender a nosotros dentro de diez o veinte años? ¿Qué formación va a tener el médico que nos va a atender? Hace dos semanas que la guardia del hospital de niños está sin médicos, algo que nunca se vio, y no le interesa a nadie, porque no hay ninguna respuesta. No pensé nunca qué iba a pasar, y así como va pasando, va comprometiendo el resto de los servicios”.
Y completó: “¿Dónde van todos esos chicos que se estaban atendiendo ahí? Aunque vayan a otro hospital, atienden dos o tres personas, nadie va a poner un médico más en el hospital de Morón porque lleguen más pacientes. Entonces, te preguntás esos tres o cuatro médicos que atienden, ¿cómo atienden a cada uno de los chicos cuando la demanda es mayor? Eso da que vos estés agotado y, obviamente, la posibilidad del error humano. O la gente que se pone mal porque traen a su hijo enfermo y no lo pueden atender. A los pocos que están los obligás a renunciar. Ahí entendí qué quería decir el desmantelamiento de la salud pública: dejar que todo se vaya deteriorando, que los médicos solitos se vayan, y que la gente que no tiene dinero no tenga dónde atender a sus hijos. A su vez, a la gente que tiene una prepaga o una obra social, tampoco van a tener médicos formados. Una cosa va llevando la otra, y es tristísimo, muy triste para nosotros que queremos el hospital”.
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