Se debe buscar algo más que el aumento de la recaudación
La evasión fiscal es una actividad ilícita realizada con el objetivo de disminuir el pago de impuestos . Se evade cuando los ingresos derivados de este comportamiento superan los costos esperados de hacerlo. Los ingresos están determinados por el monto de dinero que se apropia el evasor cuando no deposita en el fisco una porción (o el total) de los recursos correspondientes a sus obligaciones, mientras que los costos esperados de tal accionar están asociados con las penalidades previstas para los evasores, ajustadas por la probabilidad de que efectivamente un evasor resulte detectado y condenado.
La existencia de evasión fiscal hace que el fisco recaude menos que lo que debería recaudar dada la presión tributaria legal vigente, pero también surgen efectos negativos en el funcionamiento de los mercados y en la equidad del sistema, puesto que los contribuyentes que están dentro del sistema deben competir con los que realizan prácticas evasoras, en condiciones muy desventajosas.
Al pensar soluciones para atacar la evasión, la primera alternativa considerada es la de mejorar la administración tributaria (en la Argentina la acción de la AFIP ). Pero, en la medida en que la presión tributaria legal sea muy elevada, como en nuestro país, con mejorar solo la administración tributaria no alcanza para recaudar más. Es necesario bajar la presión tributaria legal.
La reforma tributaria vigente busca disminuir gradualmente algunas alícuotas, lo que disminuye el ingreso por evadir y debería mejorar la recaudación en los sectores evasores. Si bien esto no garantiza por sí solo una mayor recaudación neta global, mejora el funcionamiento del proceso económico, a partir de una mayor equidad horizontal de los agentes económicos. La mayor recaudación debería surgir de la nueva base imponible que se genere por mayor actividad económica derivada de nuevas inversiones.
El contrato social debe garantizar que cada agente económico cumpla con sus obligaciones, en un marco de formalidad de las transacciones y de elevada visibilidad de la carga tributaria y de los niveles de eficacia y eficiencia del gasto público. Todo ciudadano debería poder calcular fácilmente el costo de financiar el funcionamiento del Estado.
En conclusión, en la Argentina la disminución de la evasión debe ser un objetivo para mejorar el funcionamiento de la economía, generando los incentivos adecuados para que resulte más conveniente moverse en la formalidad.
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