Se confirma el "efecto" Francisco: Pascua de misas llenas
La Catedral porteña y la iglesia jesuita San Ignacio estuvieron colmadas de fieles; mensajes, deseos y testimonios
La Catedral de Buenos Aires y la iglesia jesuita San Ignacio de Loyola se convirtieron en anfitrionas de centenares de católicos argentinos y extranjeros que participaron en las misas por Pascua.
Ambos templos, ubicados a poco menos de 300 metros de distancia, en el centro porteño, tienen un fuerte vínculo con el papa Francisco, ya que en ambas oficiaba misa de manera casi constante, y los fieles que decidieron concurrir a ellas buscaban ayer no solamente seguir la misa, sino conocer los lugares por los que misionó el cardenal Jorge Bergoglio .
"Es imposible estimar una cifra, pero han sido miles los fieles, turistas y curiosos, más que otros años, que se acercaron a la Catedral", admitió ayer el presbítero Alejandro Russo, rector de ese templo porteño.
Ubicada en Bolívar 225, la iglesia de San Ignacio de Loyola, fundada en 1675 por los jesuitas, la orden religiosa de Francisco, fue elegida por un grupo de más de 70 estudiantes del colegio jesuita San Luis Gonzaga, de Washington, que se encuentra de visita en la Argentina.
Entre los estudiantes, se encontraba Austin Clark, de 17 años, que en declaraciones a la agencia AFP, planteó su emoción por tener "por primera vez un papa jesuita". Y añadió: "Yo conozco las tradiciones de la orden y me gustan mucho".
Tras recordar que Francisco fue "un excelente obispo" , el sacerdote jesuita Francisco Baigorria consideró que el hecho de que pertenezca a esa orden "no necesariamente significa que sea un buen papa", aunque afirmó: "En la congregación hay gente más o menos santa y más o menos lúcida".
En Santa Fe, el arzobispo de la arquidiócesis de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, sostuvo en su mensaje pascual, que en este período "el hombre y la creación ya participan de la victoria de la Resurrección" porque "Jesús inaugura un mundo nuevo y pone las bases para restablecer las relaciones de orden y armonía que el pecado había destruido".
"La Pascua es la fiesta de lo nuevo, la muerte ha sido vencida, en ella el hombre no sólo recupera el sentido de su vida como un hijo al que Dios no abandona, sino que descubre en Jesucristo el camino que lo ilumina en su peregrinar por este mundo", subrayó Arancedo.
Desde Salta llegó la sorpresa de un nuevo contacto telefónico con Su Santidad. "Hace dos días hablé con el Papa y le dije que estamos todos muy contentos y felices con tu [sic] elección, tu llegada es la llegada de todos los argentinos", contó a los feligreses el arzobispo de Salta, Mario Cagnello, en la homilía de la Vigilia Pascual. Y agregó: "[Su pontificado] genera el compromiso para que todos trabajemos por una Argentina mejor". Esa afirmación despertó un entusiasta aplauso dentro de la Catedral Basílica.
El prelado, que es vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Argentina, destacó el esfuerzo de los padres y madres para educar a sus hijos y construir o reconstruir la unidad de la familia, de los hijos que alientan a sus padres a la comprensión, de las personas mayores que dan sus consejos y muestran que la vida vale la pena ser vivida, destacando que "hay mucha gente buena".
El arzobispo Cagnello concelebró la misa con el vicario episcopal de la Catedral, presbítero Patricio Ocampo, y dos sacerdotes del Santuario del Señor y la Virgen del Milagro.
En su mensaje pascual, aludió a la inseguridad, a los conflictos que surgen en las familias y crean desuniones, al flagelo de la pobreza en "la Patria bendita del pan" como se canta en la Oración por la Patria, a los jóvenes afectados por la falta de oportunidades, la droga y la bebida, y frente a esas situaciones el pueblo de Dios marcha unido, abre el camino de la esperanza y la Pascua de 2013 genera una especial disposición del corazón".
"El país ha sentido que Dios ha puesto en su senda a Pedro y, por eso, los argentinos nos sentimos capaces de ser mejores. Renace la esperanza porque el Papa ha mirado a la nación argentina", dijo el prelado al plantearles a los fieles: "Cada uno debe preguntarse qué quiere Dios de mí y en esta Pascua puedo empezar algo nuevo".
La afluencia de católicos a las misas pascuales se sintió en diversas zonas del país y, muy especialmente, durante la vigilia de antenoche y la misa de Resurrección. "Fue un gentío, mayoritariamente había feligreses de la capilla y alumnos más involucrados con la fe", afirmó Pilar, que junto con su esposo Ariel y sus cinco hijos participó de la celebración en la capilla del Colegio Marín, de San Isidro.
"El que va a la capilla es porque está comprometido con lo que siente", agregó, al admitir el fervor que se ha generado a partir del papado de Francisco. "La ceremonia del sábado es más larga y llena de símbolos", dijo Pilar anoche a LA NACION al recordar que el Viernes Santo, por primera vez en muchos años, el Vía Crucis se realizó por las calles de Beccar. "Siempre se hacía dentro del colegio y salir a la calle respondió de alguna manera al pedido del papa Francisco", añadió.
Gabriel Di Nicola, que se reconcilió con la práctica católica tras varios años de distancia, relató ayer sus vivencias en la misa de San Antonio, en Carapachay. "La iglesia estaba llena. Muchos eran feligreses habituales, de todos los domingos. Otros llegamos para celebrar la Semana Santa. Las palabras durante la homilía del sacerdote Dante, el cura párroco de San Antonio, llegaron al corazón."
"Fue una ceremonia emotiva, donde cada uno de los presentes vivió con alegría la misa de Resurrección. En el momento del saludo de la paz, el hombre que estaba sentado a mi lado me contó que hacía muchos años que no iba a la iglesia, pero que algo cambió en él desde el momento que el cardenal Jorge Bergoglio fue elegido Papa. Seguramente no debió ser el único", manifestó.
En cambio, y a pesar de la ilusión que tenía, Raúl Peroni se llevó una triste sorpresa. "Hace mucho que no iba a misa, pero elegí hacerlo este domingo, precisamente, con la intención de rezar y pedir por la familia y los amigos, empujado por el mensaje de amor del papa Francisco. Entré a la iglesia Santiago Apóstol, en el barrio River, ayer a las 11 y me llevé una sorpresa: había muy poca gente. Allí, un sacerdote celebraba un bautismo y hablaba de las dificultades de ser un «chanta» en la vida", contó Peroni a LA NACION.
"Sólo las tres primeras filas de bancos estaban ocupadas. Después, nadie más. O sí, una señora y yo. Ésta es una iglesia a la que habitualmente va mucha gente y cuyas misas son entretenidas. Sobre todo, cuando las da un padre que es hincha de River y que habla del «verdadero templo» cuando se refiere al estadio monumental. Pero ayer estaba semivacía. A la emoción de ir pensando en celebrar la primera Pascua con un papa argentino, me fui con el sabor amargo de que todavía no nos llegó del todo este mensaje de amor", concluyó este vecino de Núñez.
Turismo y fervor religioso
Varios destinos turísticos prepararon eventos especiales relacionados con la liturgia, como visitas a iglesias, misas y representaciones, en un año particular por el fervor que inspiró el papa Francisco. Las actividades especiales incluyeron el tradicional Vía Crucis de Tandil; un recorrido por siete iglesias en San Nicolás con misas en continuado; un musical sobre la vida, pasión y muerte de Cristo en General Madariaga, y actividades de carácter religioso en Luján.
Del editor: qué significa.
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