“Saturación psicológica” e “indefensión aprendida”: el grave impacto de las sucesivas crisis en la salud mental de los argentinos
Incertidumbre, desesperanza y tristeza son algunas de las palabras que más de 1700 personas usaron para describir su estado de ánimo; así lo reflejó una encuesta que hizo la Universidad de Buenos Aires
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La última encuesta del Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) puso en números y palabras concretas una realidad que muchos argentinos ya sospechaban: la actual crisis político-económica impactó en la salud mental de la población.
Los más de 1700 encuestados describieron su estado de ánimo en términos como “incertidumbre”, “desesperanza”, “tristeza”, “preocupación”, “angustia”, “hartazgo” y “bronca”. Además, especialmente en los jóvenes predominó el “temor al futuro”. Las palabras no solo cargan con un valor negativo, sino que configuran un cuadro de intenso malestar psicológico, detallaron en el informe.
En cuanto a los cambios en la salud mental y la visión de futuro, el 66% de los encuestados dijo estar “algo o mucho peor” que antes de la actual crisis y en el estrato de social bajo y muy bajo, el porcentaje ascendió a 76%. Además, el 35% indicó que la crisis ha cambiado “mucho” su perspectiva respecto del futuro y el 15%, de manera drástica llegando a sentir angustia respecto a cómo seguirá su vida.
Gustavo González, director del OPSA y responsable del estudio, señaló que la actual situación socioeconómica y política es tan intensamente negativa que configura un panorama de severa gravedad para la salud mental de la población.
“El estado de ánimo actual de la mayoría de los argentinos, que es de claro malestar psicológico, se puede explicar desde la acumulación de crisis tras crisis que estamos viviendo desde hace décadas. Si esta hubiera sido la primera o la segunda crisis, habría generado impactos, pero en el caso argentino lo que se da es una saturación psicológica. Las crisis nunca se terminan de resolver y son cíclicas en términos de cómo se estructuran, entonces la sensación que tienen los argentinos es ‘otra vez lo mismo’, ‘otra vez hablar de devaluación, de quiebre del futuro respecto del desarrollo personal y familiar, de tambaleo institucional y de posibilidad de saqueos’. Parece que estuviéramos condenados al fracaso y eso es lo que finalmente decanta en un estado de ánimo que es altamente negativo, muy disruptivo para la subjetividad y generador de otros episodios comportamentales como la irritabilidad o la agresión”, sostuvo González en diálogo con LA NACION.
Problemáticas
Para el 81% de los encuestados el principal problema del país es la inflación, seguido por la corrupción (67%) y la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos (64%). Frente a estos desafíos, la gran mayoría (76%) considera que el Estado no está realizando las acciones necesarias para resolver la crisis político-económica y el 29% responsabiliza al binomio Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner, mientras que el 18% culpabiliza al expresidente Mauricio Macri. Además, la encuesta –realizada de forma online entre el 14 y el 18 pasados a 1713 personas de la ciudad, la provincia de Buenos Aires y la de Córdoba– reveló que el Presidente tiene un 80% de imagen mala o muy mala y que el 39% de los consultados consideró que ningún espacio político actual está mejor preparado que otros para resolver la crisis y desarrollar el país.
“El acostumbramiento a la crisis ha generado el concepto de indefensión aprendida, un concepto que se ha estudiado mucho a partir de lo que ocurrió en los campos de concentración nazi, donde los prisioneros sentían y estaban convencidos de que hicieran lo que hicieran no podrían salvarse ni cambiar los resultados de los acontecimientos finales. Lo que nos ha ocurrido a nosotros con esta secuencia interminable de crisis, que no son novedosas, es que se ha generado un quiebre en términos de voluntad y motivación colectiva. La gente siente que se esfuerza y termina en el mismo lugar”, explicó González.
En cuanto a la economía, los encuestados estimaron que, en promedio, el dólar blue llegará a $434 a fin de año, mientras que la inflación anual cerrará en 88%. Por otro lado, según el 71% de los participantes, su economía personal y familiar empeorará durante los próximos 12 meses y son aún más pesimistas con respecto a la economía nacional.
Ante este panorama, sobre todo ante la pérdida del poder adquisitivo, el 85% dijo que reducirá gastos y el 34% utilizará ahorros como estrategias múltiples frente a la crisis. El ocio, las salidas y el entretenimiento es el primer rubro en sufrir los ajustes, seguido del de indumentaria y calzado y mantenimiento y refacciones del hogar.
Frente a la postura de aquellos que ven como un rasgo positivo y resiliente el hecho de que los argentinos se adapten permanentemente a contextos adversos, González dijo que se trata de un razonamiento un tanto falaz que es necesario para mantener cierto equilibrio. “El acostumbramiento no ha generado una resignación con alguna arista positiva. Las crisis son crisis y provocan estrés. Uno tiene que adoptar una perspectiva muy optimista para decir que los argentinos se han vuelto resilientes a partir de las crisis. Es un razonamiento un tanto falaz, pero que hacemos para mantener cierto equilibrio, porque no podemos estar permanentemente enfrentados a un escenario negativo que nos impide proyectar. Me parece cierto que tal vez si esto le ocurriera a los escandinavos, que no están acostumbrados a vivir en la zozobra, no sabrían cómo adaptarse. Nosotros estamos muy curtidos y podríamos ver eso como capacidad de resiliencia, pero en definitiva vivimos mal. ¿De qué sirve la resiliencia si la voy a estar usando permanentemente hasta el último día de mi vida porque las crisis no cesan?”, finalizó González.
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