Coronavirus: la curiosa situación de dos ciudades vecinas con una realidad epidemiológica muy dispar
A partir del lunes, el distrito que conduce Javier Iguacel seguirá con educación remota, mientras que en el territorio gobernado por Francisco Ratto volverán las clases presenciales; la tasa de incidencia de casos de Covid, el factor decisivo
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MAR DEL PLATA.– Al sur de la línea imaginaria que parte en dos ese solo de campos al este de la ruta 8, habrá clases presenciales; del otro, no. Esa traza recta, explícita solo en los mapas, expone la mínima expresión de distancia física existente entre los distritos de Capitán Sarmiento y San Antonio de Areco, en el noreste de la provincia de Buenos Aires. Pero estarán alejados más que nunca a partir del próximo lunes, cuando niños del primero deban continuar en sus hogares mientras sus vecinos, a no más de 30 kilómetros, volverán a las aulas después de un mes de un muy limitado contacto virtual con sus docentes.
Complicadas durante las últimas semanas por una segunda ola de coronavirus que derramó contagios en alta escala por todo el país, estas dos comunidades –al igual que decenas de otros distritos de la provincia– sufrieron mayores restricciones impuestas por el gobierno bonaerense y quedaron enmarcadas en la denominada fase 2, con límites estrictos al comercio, la recreación y la educación: solo se permite a distancia.
Ambos municipios están administrados por dirigentes de Juntos por el Cambio. Javier Iguacel, exministro de Energía de Mauricio Macri al frente de Capitán Sarmiento desde diciembre de 2019, a viva voz y con estridencia mediática no tuvo reparos en amenazar días atrás con una movilización de vecinos en reclamo de la inmediata reapertura de escuelas en su partido. “Si hemos salido a la ruta por otras cuestiones más sencillas, por esto también”, dijo a una radio. Distinto fue su colega y vecino Francisco Ratto, jefe comunal de San Antonio de Areco, que apeló a una muy formal nota de seis carillas que dirigió al gobernador Axel Kicillof para plantearle los fundamentos de por qué en su jurisdicción el retorno a la presencialidad no implicaba riesgos.
Más allá de los opuestos estilos de reclamo, desde La Plata contestaron por igual con cruda estadística. “Un numerito”, resume el jefe de Gabinete, Carlos Bianco, cuando refiere a la tasa de incidencia que permite medir niveles de pacientes con Covid en función de cada población. Más de 500 cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días es una condena a fase 2. Por debajo de esa cifra, el salvoconducto para avanzar a la fase 3, que significa volver a las aulas. San Antonio de Areco lo logró y respira. Capitán Sarmiento debe esperar más y cuestiona.
El distrito que gestiona Ratto es uno de los diez que esta semana avanzaron a fase 3 a partir de las mediciones de las últimas dos semanas epidemiológicas, comprendidas entre el domingo 6 y el sábado 19 de este mes. Su tasa de incidencia, según confirmó Bianco, descendió a 425 casos cada 100.000 habitantes. La Provincia no difundió el indicador de Capitán Sarmiento, dato que desde la Jefatura de Gabinete también negaron a LA NACION. “No hay información al respecto, solamente las declaraciones en conferencia de prensa”, respondió un colaborador cercano de Bianco.
Hasta anoche, según los partes diarios que difunde cada distrito, en Capitán Sarmiento acumulaban 1505 vecinos confirmados positivos de coronavirus (casi 10% de una población de más de 16.000) –87 aún en tratamiento– y 42 fallecidos por la pandemia. Ahí nomás, en San Antonio de Areco, que tiene más de 25.000 habitantes, los infectados a la fecha llegan a 3548, con 126 que todavía cursan la enfermedad, y suman 48 las víctimas fatales.
A partir de datos públicos del Ministerio de Salud de la Nación, sobre la base del cálculo de población para esos distritos que el Indec proyecta para 2021 y en función de los registros de las últimas dos semanas epidemiológicas medidas por el gobierno provincial, el equipo de LA NACION Data estableció que la tasa de incidencia para San Antonio de Areco es de 504, mientras que la de Capitán Sarmiento llega a 805, muy lejos del límite de 500 que divide a las fases 2 y 3.
Hasta esta semana, el 63% de los municipios que no tiene presencialidad escolar en el territorio bonaerense está administrado por la oposición. Esa situación llevó a que algunos intendentes acusaran especulación política con el manejo de esos datos sanitarios. En otros casos se denunció “discriminación”.
Ratto dijo a LA NACION que su distrito llegó a tener un elevado número de positivos de Covid, con picos de 260 pacientes en tratamiento, situación que atribuyó a un estilo de gestión que apostó a testear más de lo normal a efectos de acorralar al virus para evitar su expansión. “Quizá nos jugó en contra nuestra forma de testear e ir al frente, pero siempre pudimos saber dónde estábamos parados frente a la pandemia”, describió sobre un recorrido duro, pero con una actualidad más promisoria. “Hoy no tenemos ningún paciente en terapia intensiva en nuestro hospital”, confirmó sobre la disponibilidad plena de las nueve camas para alta complejidad.
En San Antonio de Areco, aclara el intendente, se testeó mediante un original formato de pool que alcanzaba a grupos familiares o laborales completos, lo que elevó la cifra de contagiados y la tasa de incidencia del distrito. En el resto del país se detecta y registra en estadísticas a un positivo, pero no a sus contactos estrechos, aun cuando a estos también se los considera infectados.
El intendente lamentó que lo que fue una buena intención tuvo un precio muy caro: el descenso a fase 2 y la consecuente suspensión de clases presenciales. “No eran un problema”, aclara, con datos estadísticos que confirman muy mínima incidencia de contagios en la comunidad educativa. “Testeábamos burbujas completas”, destacó. Lo que más le preocupa es el amplio grupo de alumnos que no tenían medios adecuados para la enseñanza a distancia. “Perdieron los que no tienen conectividad”, reconoce.
Iguacel, al igual que Ratto, confirma que tienen 10 a 15% más de la población que se reconoce el Indec, dato que ayudaría a bajar la tasa de incidencia aplicada. “Sarmiento tuvo la habilidad de retrasar la llegada de la tercera ola y pasarla rápidamente gracias al efectivo trabajo de testeo, aislamiento y comportamiento social, con ocupación de terapia que jamás superó el 70%, aún recibiendo traslados del conurbano y otras localidades del interior”, dijo a LA NACION. Destacó que hasta prestaron respiradores a otros municipios.
Además, aportó registros del municipio que dan cuenta de 44 nuevos positivos de Covid durante los últimos siete días, cifra que proyectada a dos semanas podría llevar a Capitán Sarmiento a una tasa de incidencia que por fin les habilitaría volver a Fase 3 y a la reapertura de escuelas.
Cuando hubo clases presenciales, resaltó, la incidencia de contagios en niños allí fue inferior al 0,02%, a partir de un mecanismo de testeos a personal educativo. “Quedó demostrado lo seguro que son las aulas cuando se cumplen los protocolos”, dijo Iguacel, y consideró que “sigue la discriminación y arbitrariedad” en los cambios de fase.
“Para el Gobierno nacional nosotros estamos fuera de riesgo epidemiológico, pero para la provincia aún no”, afirmó. Y apuntó directo contra Kicillof: “Parece que como el gobernador manda sus hijos a una escuela privada de CABA, no le importan los chicos del interior de la provincia”, acusó.
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