Sarampión: cómo es el operativo de la Ciudad para poner al día la vacunación de los chicos en las escuelas
La medida alcanza también a los docentes y personal no docente que no puedan acreditar cobertura de los establecimientos públicos y privados del distrito; también se acercan padres y hermanos
8 minutos de lectura'
En una de las escuelas de Palermo, anteayer avanzaba el operativo de la Ciudad para vacunar contra el sarampión a chicos, maestros, personal no docente y padres. En ese barrio, se originó el mes pasado el brote que se amplió al área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), con 12 casos oficializados al momento.
El aula de música de la Escuela N°4 Amadeo Jacques, sobre la calle Soler al 3900 y a cuadras de la vivienda donde se detectaron los dos primeros casos del brote, se transformó en un vacunatorio durante la jornada escolar. Dos enfermeras controlaban carnets de vacunación desde poco antes de las 9 e informaban con paciencia y en detalle sobre qué dosis faltaban en cada caso a padres, docentes o adultos a cargo de cada chico que recibían.
Los primeros en llegar fueron los alumnos más pequeños. A los chicos de las salas de dos años en adelante, le siguieron los de primaria hasta pasado el mediodía. Así, al listado inicial de 38 personas por vacunar, entre alumnos y personal de la escuela, se fueron sumando padres y hermanos. Cinthya Otiniano y Brenda Tarqui, a cargo de la vacunación, repasaban los carnets, verificaban autorizaciones, preparaban las dosis a aplicar y, también, llevaban tranquilidad a los más ansiosos o temerosos. “Muchos lloran y otros lo llevan mejor”, dice Otiniano. Aun en los más envalentonados, la aguja no pasaba desapercibida.
Si bien la prioridad de este operativo que el Ministerio de Salud porteño está encarando con su par de Educación es iniciar o completar el esquema con la vacuna triple viral, que es la que protege contra el sarampión, además de rubeola y paperas, también las vacunadoras aprovechan para contrarrestar la caída de la vacunación de calendario en general y dar los refuerzos recomendados en los adultos que están en contacto con los chicos.
La medida en la Ciudad, como publicó LA NACIÓN, se adoptó tras el brote que empezó en un PH del barrio de Palermo a partir de una familia que había regresado de Rusia, con escalas en otros países. Enfermaron las dos hijas del matrimonio, una de cinco años y su hermana, de 20 meses. A partir de ese caso, fueron apareciendo otros, también en el conurbano bonaerense, que habían tenido contacto directo o indirecto con los enfermos. No todos pudieron acreditar la vacunación.
Controles
Con el comienzo de las clases, las escuelas empezaron a comunicarles a los padres que se controlarían los carnets de vacunación debido al brote en curso. Hasta anteayer, los equipos de vacunadores de este operativo habían registrado más de 257 aplicaciones de las vacunas indicadas al ingreso escolar, además de un refuerzo contra el sarampión para el personal docente y no docente de las escuelas y, también, padres.
Para Otiniano y Tarqui, la escuela sobre la calle Soler era la sexta que visitaban desde el inicio del ciclo lectivo. Ambas coincidieron al notar que, efectivamente, hay una disminución de vacunación de calendario, sobre todo en las indicadas para los cinco años o el inicio escolar (segundas dosis para sarampión/rubeola/paperas y varicela y refuerzo para polio y tétanos/difteria/tos convulsa).
Eso es más pronunciado aún, según observan las enfermeras, en los chicos de familias extranjeras, como las provenientes de Rusia. Ambas enfermeras lo atribuyen al desconocimiento del calendario y otros requisitos de inmunización al momento de la escolarización en sus países de origen, según comentaron a LA NACIÓN. “Cuando les explicamos, los padres aceptan enseguida la vacunación. No hemos tenido inconvenientes con eso”, dijo Tarqui.
Pasado el mediodía, a medida que los chicos iban terminando de almorzar en la escuela de jornada completa, volvió a aumentar la cantidad de niños, docentes y padres que se acercaban para controlar los carnets y vacunarse. Algunos alumnos llegaban con los padres y, otros, con sus maestras y el consentimiento enviado a la escuela, además del carnet o una fotocopia para que las vacunadoras hicieran la segunda revisión. La primera, la hace cada escuela y arma un listado para el equipo que envía Salud.
“Los docentes están agradecidos de que estemos vacunando en las escuelas. Al estar en contacto con los chicos, pueden ser portadores y, por eso, es tan importante también que estén protegidos. Muchos de ellos tienen contacto con los más chiquitos, en jardín de infantes”, agregó Tarqui, mientras su colega vacunaba con el refuerzo contra el sarampión a una de las maestras de la escuela, Eugenia Chaves.
Unos pasos atrás, cerca de la puerta, junto a su maestra está Agustín, de seis años. “¿Va a doler?”, pregunta y, enseguida, le aseguran que no. Dice que tampoco tiene miedo, pero no deja de correr cada vez un poco más el brazo derecho, más cercano a la mesa donde están las conservadoras y los demás elementos de trabajo de las vacunadoras. Sigue cada movimiento que hace Otiniano, que prepara la jeringa. Tarqui le confirma a la maestra que le falta el refuerzo de la triple viral de los cinco años para que le informe a los padres. “¿Con qué mano dibujás?”, indaga Otiniano. Apenas Agustín le responde que con la derecha, la vacunadora en segundos prepara el punto de aplicación en el otro brazo y completa la aplicación. Todos aplauden en el aula y Agustín, que había empezado a quejarse del dolor, sonríe y se va mirando el pequeño algodón que le colocaron con cinta en el brazo izquierdo.
Para el director de la escuela, José Luis Silguero, la respuesta a las comunicaciones primero por WhatsApp y, luego, más formales con las familias después de conocerse los casos de sarampión a pocas cuadras del lugar demostró “bastante madurez en la comunidad para aceptar la vacunación”, mencionó. “En la pandemia de Covid, era más común la reticencia, pero con las de calendario no pasa y vemos que los padres están muy atentos a lo que les respondemos”, agregó Silguero.
Al ser un establecimiento con orientación a la educación física, los controles de salud con el Hospital Fernández son habituales. “Cuando vemos que aparecen enfermedades como el sarampión, que pensábamos que estaban erradicadas y no lo están, nos afecta a todos como comunidad escolar”, remarcó.
A Fernanda Mairana, una de las madres que se acercó a la escuela por la convocatoria, consideró que acercar la vacunación a las escuelas “está muy bien” porque “facilita” el control que tienen que llevar las familias. Tiene cuatro hijos, de 8, 11, 15 y 17 años. A Aliné, de 11, le faltaba la segunda dosis contra la varicela y le explicaron que estaba en edad para la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH). A ella, después de vacunar a su hija, le aconsejaron mantener actualizada la antitetánica, cada 10 años. Por lo demás, los carnets estaban completos.
“Aproveché para traer los carnets de todos los chicos y hasta el mío para ver si a alguno le falta alguna vacuna –contó la mujer a LA NACIÓN–. Como les pasa a otras familias, no es que no queremos vacunar a los chicos. Es por cuestiones de tiempo, sea con los horarios de trabajo, de los chicos y, también, de atención en los centros de salud. Está muy bien venir a las escuelas.” Aliné, que seguía lo que decía su madre, acotó: “Sí, así todos los chicos tienen todas las vacunas completas”.
Deborah Silva, coordinadora de Vacunación del Ministerio de Salud porteño, coincidió con el director de la escuela en que la recepción de las familias está siendo “muy positiva”. Lo mismo resaltó Margarita Cejas, jefa de Gabinete de esa cartera. “Estamos teniendo muy buena aceptación. Los padres que no pueden acompañar a sus hijos por sus ocupaciones, envían la autorización. Se trata de una vacuna [por la antisarampión] que es obligatoria por calendario”, agregó. En las escuelas privadas en el ciudad, la vía para implementar esta medida no es tan directa como en el sistema público, pero la funcionaria dijo que ya están revisando los carnets de vacunación.
A la par de las escuelas primarias, también están yendo a vacunar a los centros de primera infancia (CPI), donde asisten bebés de entre 45 días y un año y medio. Mientras que, en las escuelas, el operativo de vacunación contra el sarampión apunta a que los chicos tengan el esquema de dos dosis completo, en los CPI buscan que aumente la cobertura con la primera dosis, indicada al año de edad.
Para el nivel secundario, la cartera sanitaria está cruzando datos de inmunizaciones a través de salud escolar. En el brote, tres casos fueron en adolescentes. También en los Cesac y los hospitales se está preguntando sobre la vacunación para indicarla, según explicó Cejas. “Necesitamos que la cobertura aumente y esto sea rápido y efectivo”, agregó en diálogo con LA NACIÓN.
Además de las escuelas de Palermo, por la proximidad con el brote a contener, los equipos están trabajando en los establecimientos dentro del área programática los hospitales Pirovano y Tornú, según explicó Facundo Verdera, coordinador de Acciones Territoriales del Ministerio de Salud porteño. Juntos, esos hospitales abarcan el noroeste de la ciudad. La próxima semana, en tanto, comenzarán con el área de influencia del Hospital Ramos Mejía, en barrios como Balvanera y San Cristóbal.
Todo esto, según explicó Silva, se completa con la Unidad Sanitaria Móvil (la cartera sanitaria suele actualizar su ubicación acá) y los vacunatorios de los Cesac y los hospitales, que se pueden consultar acá. No es necesario sacar turno previo, según aclararon.
Otras noticias de Salud
- 1
Mapa de los cortes: el operativo de seguridad que se desplegará en la zona del Hipódromo de San Isidro por el Lollapalooza
- 2
Confirmaron la reapertura del puente Soler para fines de marzo
- 3
Efecto de la baja natalidad: en un jardín público de Lanús, solo se inscribieron seis chicos en sala de cuatro
- 4
Día del síndrome de Down: ¿por qué se conmemora hoy, 21 de marzo?
Últimas Noticias
Ahora para comentar debés tener Acceso Digital.
Iniciar sesión o suscribite