Saramago dijo que se siente discípulo de sus personajes

ESTOCOLMO (EFE).- El escritor portugués José Saramago, premio Nobel de Literatura 1998, reivindicó sus raíces campesinas y se presentó como discípulo de los personajes de sus libros en el discurso que pronunció ayer ante la Academia Sueca para aceptar el prestigioso galardón que recibirá pasado mañana.

Ante una audiencia que superaba las 400 personas en el fastuoso Salón de Actos de la Academia, Saramago también utilizó la oportunidad para acusar categóricamente a la Iglesia Católica por la actitud de ésta en su Portugal natal en la época de la dictadura salazarista, reactualizando su activa discrepancia, la que le ha valido la censura del Vaticano.

"Conocí a gente del pueblo engañada por una Iglesia tan cómplice como beneficiaria del poder del Estado y de los terratenientes latifundistas, gente permanentemente vigilada por la policía, gente que durante innumerables veces fue víctima inocente de las arbitrariedades de una Justicia falsa", subrayó.

Recuerdos de su abuelo

La conferencia, que llevaba por título "De cómo el personaje fue maestro y el autor su aprendiz", se inició con una frase que aclara las ideas que sobre la vida y la literatura tiene el autor portugués: "El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía ni leer ni escribir". Se refería a su abuelo materno, cuidador de cerdos, que por la noche le contaba historias y sucesos.

Saramago confesó que en la casa donde vivían él y sus abuelos habitó gente "capaz de dormir con cerdos como si fueran sus propios hijos, gente que tenía pena de irse de la vida porque el mundo era bonito, gente, y ése fue mi abuelo Jerónimo, pastor y contador de historias, que, al presentir que la muerte venía a buscarlo, se despidió de los árboles de su huerto uno por uno, abrazándolos y llorando porque sabía que no los volvería a ver".

Añadió que muchos años después, "escribiendo por primera vez sobre mi abuelo Jerónimo y sobre mi abuela Josefa, tuve conciencia de que estaba transformando a las personas comunes que habían sido en personajes literarios".

Al pintar a sus antepasados con tintas de literatura, transformándolos de las simples personas que habían sido en personajes constructores de su vida, Saramago estaba trazando el camino por donde los personajes inventados acabarían haciendo de él la persona en que hoy se reconoce, "creador de esos personajes y, al mismo tiempo, criatura de ellos".

Personajes de ficción

El escritor portugués, que hace dos días llegó a Estocolmo procedente de Lisboa, insistió: "Sin esos personajes de ficción no sería la persona que hoy soy; sin ellos, tal vez mi vida no hubiese logrado ser más que un esbozo impreciso, una promesa como tantas otras, la existencia de alguien que pudiese haber sido y no llegó a ser".

"Ahora soy capaz de ver con claridad quiénes fueron mis maestros de vida -continuó- los que más intensamente me enseñaron el duro oficio de vivir, esas decenas de personajes de novela y de teatro que en este momento veo desfilar ante mis ojos, esos hombres y esas mujeres hechos de papel y de tinta, esa gente que yo creía que iba guiando de acuerdo con mis conveniencias de narrador, como títeres articulados."

El autor portugués hizo un pausado recorrido por los personajes de todos sus libros, destacando sus características y enseñanzas, así como la de su otro gran maestro, Fernando Pessoa.

Saramago concluyó: "La voz que leyó estas páginas quiso ser el eco de las voces conjuntas de mis personajes. No tengo más voz que la que ellos tuvieron. Perdónenme si les pareció poco esto que para mí es todo".

"El cuento de la isla desconocida"

MADRID (AFP).- La editorial Alfaguara pondrá a la venta mañana un cuento de José Saramago, en beneficio de los damnificados centroamericanos por el huracán Mitch.

"El cuento de la isla desconocida" tendrá una tirada de 75.000 ejemplares en España y una cantidad similar en América latina. Cada volumen costará 1000 pesetas (7 dólares).

Los beneficios se destinarán a los damnificados por el Mitch en Nicaragua, Honduras, Guatemala y El Salvador por intermedio de la Cruz Roja Española.

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