"Sangraba mucho y se le veían dos agujeros de la mordedura en el pie"
El padre de Olivia Rodrigue, que fue atacada por una yarará en la sede náutica de CUBA, contó la odisea que vivieron el sábado pasado
Eran las 16.45 del sábado pasado y, mientras Diego Rodrigue y su mujer disfrutaban en la pileta de la sede náutica del Club Universitario de Buenos Aires (CUBA) junto con unos amigos, Olivia, su hija de 12 años, leía un libro.Estaba recostada en una reposera con los pies en alto. No pasó mucho tiempo antes de que el calor la empujara a dejar el libro para acompañar a sus padres en la pileta. Cuando bajó los pies al césped sintió algo que la lastimaba.
Instintivamente, Olivia pateó aquello que pensaba que era una rama. Sin embargo, se sorprendió al ver que se trataba, en realidad, de una serpiente. El animal se acomodó rápidamente y se arrastró hacia el sector donde se guardan los barcos.
La familia se apresuró a consultar al médico de turno del club, que, según el relato del padre, "estaba al tanto del protocolo a seguir en este tipo de casos. Estamos muy agradecidos con el club por lo bien que se manejaron". El médico le suministró Dúo Decadrón y les indicó que se dirigieran al hospital Muñiz (Uspallata 2272).
"Sangraba mucho y se le veían los dos agujeros de la mordedura sobre el empeine", contó. Pero rápidamente advirtieron que no sabían dónde quedaba el Muñiz. En la desesperación, interceptaron una camioneta de Gendarmería para que les indicara. "Ellos tampoco tenían idea", señaló Rodrigue. "Llamamos a mi cuñada por celular y ella, fijándose en una computadora, nos fue indicando qué calles tomar", recordó.
Treinta minutos después de la mordedura y tras un breve altercado con el personal del hospital, que no los quería dejar entrar vestidos con los trajes de baño, llegaron hasta el sector de pediatría a la espera de los resultados del coagulograma. "El resultado dio bien. Y los médicos le mostraron a Oli unas fotos de serpientes para ver si la podría reconocer. Ahí nos enteramos de que había sido una yarará", explicó.
Los médicos controlaban constantemente que el empeine no se le necrosara. "Si se ponía negro quería decir que tenía veneno", relató. Alrededor de las 23, supieron que no había veneno en la herida.
Al día siguiente Olivia regresó al club y disfrutó de una bienvenida, a cargo de sus amigas. "Ella está bárbaro y dice que no les tiene miedo a las serpientes. Fue un susto y tuvimos suerte", concluyó su padre.
Las autoridades del club decidieron vallar el sector de la escalinata donde ocurrió el ataque y desde ayer no se puede usar la pileta. Ante el hecho, en muchos clubes náuticos intensificaron las tareas de fumigación en las zonas cercanas a los camalotes, los grandes responsables de la llegada de animales.
En baja
Misiones es la provincia con más casos de agresiones de serpientes en el país. Cada año, se registran unas 210 mordeduras. El 94% de los accidentes ofídicos los provocan algunas de las cinco o seis especies de yarará que habitan en el país hasta la Patagonia. "El subregistro de los casos aún es alto, aunque la tendencia es en un leve descenso", contó a LA NACION Roberto Stetson, jefe del Programa de Animales Venenosos del Ministerio de Salud de Misiones.
En la primera semana de este año hubo 21 ataques de serpientes notificados, comparado con 18 el año pasado, de acuerdo con las estadísticas epidemiológicas nacionales. En Entre Ríos y Misiones, los casos aumentaron de uno a cuatro, mientras que en Santiago del Estero pasaron de cuatro a seis y en Salta, de dos a tres.
"Aparecieron muchos casos en áreas urbanas por la modificación del ambiente con la construcción de rutas y barrios. Estos animales se ven presionados a mudarse cerca de las ciudades y en los baldíos, la basura y la chatarra tienen una oferta alimentaria de roedores interesante. Con las inundaciones aparecen accidentes en áreas no esperadas", indicó Stetson.Por eso, los especialistas insisten en que la población no debe asustarse y, en el caso de sufrir una mordedura, concurrir de inmediato al hospital más cercano.
"No hay que agredir la herida más de lo que lo hizo el animal. Conviene mantener a la persona quieta y sacarle todo objeto que provoque presión, como anillos, relojes o calzado, sin aplicarle ningún medicamento", indicó Susana Lloveras, titular de la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero. "Estos accidentes se producen cada tanto. Pero con la llegada de los camalotes aumentan las posibilidades", agregó.
Con la colaboración de Fabiola Czubaj
Lo que trajeron los camalotes
Salvo la yarará, los demás animales son inofensivos
Coipo
Aspecto: de hasta 10 kilos, con orejas y patas cortas
Riesgo: puede morder si se siente amenazado
Yarará amarilla grande
Aspecto: puede medir hasta dos metros
Riesgo: muy venenosa. Evitar el contacto. Denunciar su aparición a las autoridades
Culebra marrón semiacuática
Aspecto: marrón o negra, de hasta un metro de largo
Riesgo: es inofensiva y no muerde. Contribuye a controlar a los roedores
Culebra acuática común
Aspecto: de varios colores. Mide no más de un metro
Riesgo: es común hallarla. No reviste amenaza alguna