San Ignacio de Loyola: cuál es su historia y qué oración rezar para pedir su ayuda
Los detalles de la vida y obra de este santo reconocido en todo el mundo, también distintas formas de rezar bajo su intercesión y su doctrina
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El Día de San Ignacio de Loyola se celebra cada 31 de julio en el catolicismo en honor a quien creó la Compañía de Jesús, una orden religiosa que promovió la Reforma Católica en los siglos XVI y XVII. A través de la educación, las misiones y sus valores, impulsó un movimiento religioso que daría origen a lo que hoy se conoce como jesuitas. Incluso, el Papa Francisco fue formado bajo en esta comunidad dedicada a la educación y a la cultura.
San Ignacio conocido como el patrono de los ejercicios espirituales, los retiros y las jornadas de conversión o meditación, del ejército y las fuerzas armadas.
San Ignacio: cuál es la historia del padre de los jesuitas
Ignacio de Loyola nació el 24 de octubre de 1491 en la localidad de Azpeitia, España. Según la Agencia Católica de Informaciones- ACI Prensa su pasión, desde temprana edad, fue la milicia, lo que llevó a su padre a enviarlo a Castilla para ser formado por un ministro de la corte del rey Fernando el Católico. Allí se formó tanto en modales como en conocimientos y al poco tiempo fue trasladado a Navarra, donde participó de la defensa de la ciudad de Pamplona, batalla que se dio en el año 1521. Allí fue herido, por lo que debió pasar un largo tiempo en reposo.
Durante su recuperación se dedicó a leer libros y estudiar sobre la vida de Cristo, lo que lo motivó a cambiar su estilo de vida. Al completar su reposo en 1522 se dirigió al Monasterio de Montserrat, donde se confesó. Luego decidió emprender viaje hacia la zona de Barcelona, donde vivió en una cueva durante 10 meses, en los cuales se dedicó al rezo y la austeridad. En este sitio creó los Ejercicios Espirituales, un manual de reflexión sobre el sentido de la vida, las costumbres y la misión del hombre. Cuando finalizó esta etapa, emprendió una peregrinación a Jerusalén, inspirado en su experiencia de fe.
Al retornar a España en 1524, estudió en las Universidades de Barcelona, Alcalá de Henares y Salamanca y luego en la de París, donde obtuvo la licenciatura en Artes. A partir de este logro, decidió fundar la Compañía de Jesús, una fraternidad piadosa dedicada a la “perfección evangélica”.
La Compañía de Jesús —más conocidos como los jesuitas— es la obra más grande de San Ignacio de Loyola. Comenzó en el año 1534, cuando el Papa Pablo III aprobó la congregación y les permitió ordenarse sacerdotes. Desde el principio, los jesuitas dedicaron sus días a la expansión del mensaje católico y a la formación tanto cultural como religiosa. A lo largo de la historia tuvieron muchos momentos de extrema relevancia, como en la Contrarreforma y en la expansión del catolicismo en Asia y en América. Hoy en día siguen existiendo muchas instituciones educativas creadas y gestionadas por esta orden en la que se formó el Papa Francisco.
En 1537, Ignacio es nombrado sacerdote en Roma, bajo la confirmación del papa Pablo III. En esta ciudad continuó su trabajo de fe y fundó los colegios Romano y Germánico. Ignacio de Loyola falleció el 31 de julio de 1556, en su domicilio de la sede de los jesuitas de esta localidad italiana, y sus restos descansan en la actual iglesia del Gesú en Roma.
En 1622 fue canonizado por el papa Gregorio XV en 1622, quien lo nombró también como el patrón de los retiros y se le asignó su festividad cada aniversario de su fallecimiento.
Cuál es la oración de San Ignacio de Loyola
Para prepararse para la festividad de San Ignacio, existe una novena que millones de fieles comienzan a rezar el 22 de julio de cada año, hasta el día 31. Se trata de un conjunto de rezos que, jornada a jornada, se meditan. Estos se pueden encontrar detallados en el sitio oficial de la ACI.
Por otro lado, según la Red Global Católica (EWTN), la siguiente oración de San Ignacio se utiliza para ofrecerse a Cristo:
Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer, Vos me lo diste, a Vos Señor lo torno, dispone de ello a toda tu voluntad. Dame tu amor y tu gracia, que me basta. Amén.
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