San Cayetano. “Pedimos que las políticas públicas favorezcan el trabajo”, dijo el arzobispo García Cuerva
Una multitud se congregó esta mañana en Liniers, para celebrar al patrono del trabajo
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En la calle Cuzco, a metros de la Avenida Rivadavia, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, saludaba y conversaba con fieles que hoy rodean el Santuario San Cayetano, en Liniers, para celebrar el día del santo. Miles de personas llegaron para pedir por paz, pan, tierra, techo y trabajo.
“Hoy quiero acompañar a nuestro pueblo, que es un pueblo de fe. Pedimos paz, pan y trabajo. La manifestación de la gente es conmovedora porque muchos vienen a pedir y otros a agradecer”, señaló García Cuerva a LA NACION.
El Arzobispo agregó que la doctrina social de la Iglesia plantea que el trabajo es el gran ordenador social. “Tenemos que pedir por más y mejor trabajo para todos y una educación de calidad. Eso venimos a pedirle al Santo y de alguna manera también al Gobierno de turno, aunque esto es algo que les pedimos a todos los gobiernos, y es que las políticas públicas favorezcan el trabajo. Creo que la Iglesia siempre tiene que estar cerca de los más pobres y esos principios son los que vamos a plantear hoy”, indicó García Cuerva.
Cerca de las 8 ya había una multitud sobre Avenida Rivadavia. Muchas organizaciones sociales estaban presentes para sumar su reclamo de más trabajo y mejores condiciones para los que menos tienen. Allí había militantes de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y sindicatos como la Confederación General del Trabajo (CGT), Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Todos tenían pensado marchar hacia Plaza de Mayo, donde el acto de cierre será cerca de las 14.
En tanto, las columnas Polo Obrero y la izquierda concentrarán en Maipú y Diagonal Norte a las 13 para marchar hacia la Plaza de Mayo. Allí también habrá una “feria de productos a precios justos” y una olla popular.
“En una Argentina donde 7 de cada 10 pibes y pibas están en la pobreza, volvemos a llevar adelante la marcha de San Cayetano, en este contexto de hambre que sufre nuestro pueblo, sobre todo en los barrios populares donde los alimentos no llegan a los comedores comunitarios”, expresó la UTEP en un comunicado.
Marcelo Guerra, de 50 años, uno de los fieles que estaba frente al Santuario, relataba a este medio que estuvo esperando este día durante meses. “Yo trabajo en la construcción. Vengo todos los años a agradecer, este año también, pero además vengo a pedir trabajo. Yo hago piletas en la zona de Moreno, pero la verdad que bajó mucho la demanda, hay meses enteros que no nos llama ningún cliente”, se lamentaba Guerra, que estaba junto a su esposa, Irene Mendoza, de 40 años.
Sobre la calle Cuzco se vendía la espiga, que representa el pan, a 500 pesos, mientras que colaboradores de la Iglesia repartían estampitas y un cura bendecía con agua bendita a los fieles que formaban la fila a metros del ingreso al Santuario.
“Para mi este es un día de paz, donde pongo en pausa mis preocupaciones y trato de venir a llenarme de esperanza y alegría. Yo tengo muchas necesidades, pero sé que hay gente que la pasa aún peor y que no tiene ni un techo. Por eso vengo, sobre todo, a agradecer y, como dije, a llenarle de energía para seguir metiéndole al trabajo a pesar de todas las dificultades”, dijo Gustavo Cevallos, de 55 años, que vive en Wilde y trabaja en una herrería.
La misma de García Cuerva comenzó cerca de las 11, donde reafirmó su deseo cuidar a los que más necesitan e hizo alusión a los venezolanos, que atraviesan un momento desafiante para la democracia en su país. “Que nuestro bendito país sea una verdadera posada para todos, sin excluir a nadie. En este tiempo lo hemos demostrado acompañando bien de cerca a nuestros hermanos venezolanos, la comunidad inmigrante más numerosa en la ciudad de Buenos Aires y los hospedamos con el afecto, la cercanía y la oración”, subrayó.
A las 12.30 seguían llegando fieles al Santuario de San Cayetano, aunque la fila para ingresar avanzaba con fluidez. A esa hora había alrededor de 1000 personas en las inmediaciones del Santuario de la calle Cuzco. Esperando para ingresar y decir una oración, se encontraba Ignacio Silva, de 25 años, que está esperando su primer hijo.
“Mis padres me traían de chico y yo dejé de venir durante varios años. Pero ahora estoy esperando mi primer hijo y por eso quiero agradecer y pedir por trabajo y bienestar para mi familia. Me emociona este lugar porque me hace acordara mi madre, ella era uy devota y también hacía la peregrinación a Luján”, describía Silva.
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