Salvetti: "No hay políticas a largo plazo en la Argentina"
Lo planteó el docente de Temperley que quedó entre los 10 finalistas del Premio Varkey en Dubai
DUBAI, Emiratos Árabes Unidos.- El título al mejor maestro del mundo no quedó en Temperley . Martín Salvetti tampoco recibirá el millón de dólares. Y aun después del cierre de la ceremonia del Global Teacher Prize 2019, que culminó con una fiesta en las terrazas del majestuoso Hotel Atlantis, el docente de la Escuela Técnica N° 5 2 de abril, no daba el brazo a torcer: "Ya lo dije. Ganar, lo que se dice ganar, ya gané".
Ser el primer docente argentino en haber llegado a esa instancia final es un mérito que Salvetti no esperaba. "Y la experiencia que me llevo de esta semana en Dubai es 100% positiva. Charlé con ministros, con otros colegas, con gente que hace un esfuerzo enorme desde alguna ONG, y sin detenerme a indagar cuáles son sus inclinaciones o posturas políticas, todos hablaban con la idea de trabajar pensando en la educación".
El maestro habla en medio de la música, de las luces y de la gente que baila en la pista. Tiene que levantar la voz para que lo escuchen, pero se ríe mientras dice que es algo a lo que ya está acostumbrado. Es docente desde hace muchos años.
Después de haber probado algunas de las delicias del buffet del hotel y de haber brindado con su familia se lo ve más relajado. Mientras conversa con LA NACION lo acompañan su mujer, Analía, y sus hijos, Agostina y Juan, de 15 y 12 años. "Estamos muy orgullosos de papá. Poder haber venido con él a Dubai fue increíble. No importa que no haya ganado el premio. Todo lo que le sucedió en este tiempo fue genial", dice Agostina, de sonrisa amplia y ojos oscuros. Para Juan, el más chico, la excursión al desierto fue "increíble". No se olvidará nunca de este viaje.
En estos días, también Salvetti comprendió mejor cuáles son las diferencias que separan a países de regiones como América Latina, o incluso África, de políticas educativas como las que se aplican en los países del Primer Mundo. "Ellos invierten mucho en educación. Y dicen con la categoría que dan las estadísticas que cuando se invierte en educación, la mayoría de los índices que estaban por debajo de lo esperado comienzan a revertirse. En la Argentina eso no sucede. No hay políticas a largo plazo. Y al trabajo de los maestros no se le da la importancia que merece".
¿Tenía la ilusión de poder invertir el dinero del premio en los proyectos de la escuela? "Hubiera venido bien para reparar el transmisor que se rompió hace unos días y nos cuesta unos $30.000. Me llamaron los chicos para contarme. Pero todo lo que hicimos en Temperley fue sin un peso. Siempre a fuerza del mangazo. Para ser honesto no sé bien ni qué se puede hacer con un millón de dólares. Me excede".
Dice, repite y afirma que está feliz con la vida que tiene. Que la nominación y el viaje a Dubai suman, y que espera que luego del reconocimiento internacional que le dio la Fundación Varkey al haberlo elegido entre los diez mejores de entre un total de 10.000 maestros pueda facilitarle, tal vez, un poco las cosas para conseguir, por ejemplo, que la escuela tenga conexión a internet sin poner plata de su bolsillo.
"Ya tengo ganas de volver a la escuela. De encontrarme con mis alumnos y contarles todo lo que sucedió acá. Y apenas vuelva seguimos adelante con los nuevos proyectos. Estamos pensando en cómo diseñar una plaza de juegos con energías alternativas y dar un paso más con los 'motocarros'. La idea ahora, en lugar de entregar una moto al trabajador a cambio del caballo con el que empuja el carro, es modificar los rodados para ayudar al traslado de personas con movilidad reducida. Fue una propuesta de los chicos, y tenemos que pensar en el plan de trabajo".
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