Según un estudio internacional en más de 55.000 personas de 40 países, incluida la Argentina, el impacto psicológico del encierro por las medidas sanitarias contra el Covid-19 se sentirán durante mucho tiempo; se incrementó el índice de pensamientos suicidas a nivel mundial; el 67% de los argentinos en riesgo de sufrir un trastorno no tiene acceso a la salud mental
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La depresión, la angustia y la ansiedad son las tres secuelas psicológicas del Covid-19 más frecuentes, principalmente originadas por el aislamiento, el deterioro de las relaciones personales y la preocupación por la incertidumbre ante la emergencia sanitaria. Así lo reveló el primer estudio internacional sobre las secuelas del Covid-19 en la salud mental, en el que participaron 55.589 personas de 40 países, entre los que se encuentra la Argentina, y que fue publicado por la revista científica European Neuropsychopharmacology. Asimismo, se incrementaron las tendencias suicidas, en especial en la población en situación de vulnerabilidad o con antecedentes de trastornos mentales.
La situación sanitaria ante la emergencia del coronavirus y el aislamiento social preventivo y obligatorio conllevó a un repentino cambio en la rutina diaria de todo el mundo. En el primer año de pandemia, las consultas psicológicas y psiquiátricas aumentaron notablemente. Un escenario que causó mayor impacto en aquellas personas que tuvieran antecedentes de algún trastorno mental.
Cristian Garay, subsecretario de Investigación y docente de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), es uno de los cinco investigadores argentinos que participaron en el estudio. “De las 10.000 personas argentinas que formaron parte de la investigación, el 67% de aquellas que tenían riesgo de sufrir un trastorno y no estaban recibiendo tratamiento por salud mental manifestaron que lo consideraban necesario. Pero no tienen acceso, ya sea por las dificultades económicas o por la falta de disponibilidad presencial de los profesionales. La variable económica influyó mucho”, destacó.
"La situación social, económica, habitacional y la pérdida de fuentes de empleo; la incertidumbre que conlleva, impactaron más en los jóvenes"
Cristian Garay
Martín Etchevers, secretario de investigación y titular de la materia Clínica psicológica y psicoterapias, emergencias e interconsultas de la Facultad de Psicología, enfatizó en el empeoramiento de las condiciones alimentarias y físicas como uno de los principales factores durante el aislamiento: “El sedentarismo se juntó con la preocupación. También disminuyeron los factores protectores: el deporte y las relaciones sociales. En el caso de las personas en situación de vulnerabilidad, es muy difícil descifrar qué fue primero: si esa situación o el trastorno mental. La situación de pobreza extrema le llevó al consumo de alcohol y a la depresión, ¿o fue al revés?”.
La población joven presentó mayor sintomatología que los adultos mayores. “Fue un resultado totalmente contrario al que esperábamos antes de tener los datos. Pero la situación social, económica, habitacional y la pérdida de fuentes de empleo; la incertidumbre que conlleva, impactaron más en los jóvenes”, explicó Garay. Además, los expertos coinciden en que estas secuelas se prolongarán a medio-largo plazo.
Aumento de los pensamientos suicidas
Tanto el índice de trastornos mentales como las consultas a las áreas de psicología y psiquiatría se incrementaron a nivel mundial. El estudio internacional reveló que en el 17,8% de la población investigada se detectó depresión probable y angustia, en el 16,71%. Las mayores tasas de depresión (31,82% frente a 13,07%) se presentaron en la población con antecedentes de trastornos mentales. También refirieron deterioro del estado mental, la dinámica familiar y el estilo de vida cotidiano. Los pensamientos suicidas se incrementaron en un 10,83%.
"La pandemia tuvo un impacto psíquico muy alto en la comunidad mundial, que conllevó al incremento de las ideas suicidas"
Ricardo Corral
Ricardo Corral, presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras y jefe de Docencia e Investigación del Hospital Borda, afirmó que “la pandemia tuvo un impacto psíquico muy alto en la comunidad mundial”. “El miedo al contagio, las preocupaciones económicas y las perturbaciones en la rutina llevaron a una pérdida de expectativa de vida, que conllevó al incremento de las ideas suicidas”, planteó e insistió: “En la Argentina hay un elevado número de pacientes con depresión que perdieron sus controles y seguimientos de especialistas, lo que derivó a un recrudecimiento de sus síntomas y un empeoramiento en su evolución”.
“La salud mental ha ganado una posición central como un área que se espera que se vea afectada pandemia, debido a su naturaleza amenazante, así como por el profundo impacto en la vida cotidiana de las personas. Se ha sugerido que los encierros desencadenaron sentimientos de soledad, irritabilidad, inquietud y nerviosismo en la población en general”, cita el informe. Además, se espera que la depresión sea una de las afecciones médicas más debilitantes y con la mayor carga socioeconómica.
Falta de recursos
“El estrés postraumático es un desorden muy importante, que puede desencadenar en el consumo de sustancias, la depresión o incluso el suicidio. Y no todos los tratamientos son exitosos o se puede acceder a ellos, lo que conlleva a un empeoramiento. Las personas sufren y también sus familias”, destacó Etchevers.
Garay sentenció: “La Argentina es el país con mayor psicólogos y psiquiatras por habitante, pero se destinan poco presupuesto y recursos económicos a la salud mental. Es una contradicción. Este estudio también surgió de la necesidad de contar con la atención de los gobiernos ante esta problemática, que está descuidada”.
"A todo esto hay que sumarle la discriminación y el estigma social que persigue a la salud mental. Como si fuera algo que la persona elige"
Martín Etchevers
“El sistema de salud se saturó y se puso a disposición de una única enfermedad nueva. Se trata de una situación muy peculiar y única en la historia de la humanidad. Hubo mucho trabajo extra y recursos insuficientes”, apuntó Corral. Además, el especialista del Hospital Borda señaló que en el centro se presentaron muchos casos de pacientes psiquiátricos con Covid-19: “Sufren doble discriminación: por el trastorno mental que padecen y por contagiarse de coronavirus”.
“A todo esto hay que sumarle la discriminación y el estigma social que persigue a la salud mental. Como si fuera algo que la persona elige. Afecta a todo el desarrollo psicosocial y suelen perder los círculos de contención; se incrementan los problemas de alrededor”, agregó Etchevers.
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