Parques, un desahogo para padres y chicos durante la cuarentena
Aunque el cielo haya estado cubierto de nubes y la temperatura por debajo de los 15 grados, cientos de familias porteñas aprovecharon en la tarde del sábado la posibilidad de hacer una salida recreativa, permitida durante la cuarentena por el coronavirus. Pasear por el barrio, tomar un café al aire libre o encontrarse con quienes no veían desde hacía tiempo; es algo esperado durante toda la semana: el momento para cambiar la energía de los largos días de encierro en casa.
"Vinimos con los chicos a tomar un poco de aire, a ver un poco de pasto, cada día del fin de semana tratamos de ir a un lugar distinto", cuenta Daniela, en la esquina de Echeverría y Holmberg, barrio de Villa Urquiza. Mientras sus hijos Santino y Lautaro corren en el espacio verde que hay alrededor, ella conversa con la mamá de Valentino, compañero de escuela de Santino, con quienes arreglaron encontrarse ahí. "Elegimos este lugar porque las plazas están muy llenas de gente. Y de paso hacemos una paradita y tomamos un rico café", detalla.
En el polígono que forman las calles Donado, Holmberg, La Pampa y Echeverría, sobre la antigua traza de la jamás construida AU3, en los últimos años floreció un polo gastronómico con más de veinte modernos bares, cafés, cervecerías y restaurantes, salpicado con pequeñas plazoletas. Muchos siguen abiertos y ofrecen alguna bebida o comida caliente y al paso: un verdadero oasis en tiempos de pandemia, que los vecinos suelen recorrer los fines de semana. Esta tarde abundaban los adultos con un café en la mano, pero sobre todo había muchísimos chicos: en bicicleta, en patineta, con patines, en monopatín o simplemente corriendo entre los desniveles y rampas de la zona.
Alejandra e Iñaki, los padres de Moro, de 5 años, están separados y aprovecharon el día que al niño le tocaba ir a dormir a lo de su padre para compartir una comida los tres. Después de ir a la plaza, se acercaron a uno de los restaurantes de la calle Donado y pidieron algo rápido que almorzaron ahí mismo, al aire libre, sentados en el espacio verde de la vereda.: "Está bueno compartir un rato, respetando el día en que se puede salir. No lo habíamos pensado de antemano", asume Iñaki.
A metros de allí, Nadia y Lola, dos amigas de 18 años, estudiantes universitarias, disfrutaban cada una de un helado, sentadas, manteniendo la distancia. "Vivimos en la zona. No nos vemos hace cien días y la videollamada a veces ya no sirve. Es una horita para charlar y después cada una a su casa. También vine para aflojar un poco de la facultad: estoy en primer año, es muy intenso y por ahora solo conocí a mis compañeros por clase virtual", detalla Nadia. Su amiga define como un "garrón" ver a tanta gente en la calle en la etapa más restrictiva de la cuarentena, pero no tiene miedo al virus: "Estamos tomando todas las medidas. El año pasado veía a mi familia y a mis amigas todos los días, y ahora no es lo mismo".
Un parque donde se junta todo el barrio
"La prioridad son los chicos. La pasan mal, llega un momento en que se vuelven locos con el encierro –revive Agustina, una vecina de Saavedra de 32 años, con su beba en brazos–. Entonces venimos acá, corren, descargan y cambian la energía". Junto a ella, en medio de Parque Saavedra, está Juan Pablo, su pareja, quien ceba mates. El hijo mayor de ambos juega un poco más allá con varios de sus compañeros de jardín. "Está todo el barrio acá, te cruzás con todos, con los padres ya sabemos y venimos con los chicos a la misma hora –acepta Juan Pablo–. Nos quedamos un rato nomás, van llegando, se van yendo y después: ‘Listo, nos vemos mañana’". Eso sí, "cada uno con su mate", remarca Agustina con una sonrisa escondida tras el barbijo.
La postal se repetía en cada rincón del parque, repleto de gente: grupos de padres charlando parados y chicos andando en bicicleta, monopatín o pateando una pelota. Parque Saavedra tiene unas 10 hectáreas y al ser uno de los pocos en la ciudad que sigue abierto, otra vez fue de los más elegidos por los porteños, que llegaron desde barrios cercanos y no tanto.
"Es la primera vez que nos vemos desde que comenzó la cuarentena. Y era muy necesario", se planta Victoria, que vive en Chacarita y llegó allí junto a sus dos hijos para encontrarse con su amiga Antonella, vecina de Belgrano. "Había venido antes y te controlan bastante, no te podés sentar y tenés que circular, pero hoy están un poco más flexibles", compara.
Su referencia apunta a los empleados de chaleco amarillos que el Gobierno de la Ciudad desplegó en los espacios verdes más transitados, para concientizar sobre las normas que rigen para los paseos. Una de ellas reconoció, entre comprensiva y molesta, que la tarea es cada vez más dura: "El fin de semana pasado había menos personas y hoy están haciendo las cosas bastante mal: hay perros sueltos, vienen con los abuelos, y tuvimos que levantar a alguno que quería hacer picnic. La gente está un poco agresiva porque está cansada. Nosotros también estamos cansados. Hoy el parque está explotado y la situación nos desborda".
Recomendaciones a la hora de salir
El Gobierno de la Ciudad publicó una serie de normas y recomendaciones para las salidas recreativas con niños. Los paseos están permitidos solo los fines de semana, durante una hora y a no más de 500 metros del domicilio. Los menores de 16 años deben estar acompañados por un adulto: pueden andar en monopatín o bicicleta, y en los plazas y parques que estén abiertos se puede circular solo por los caminos habilitados. Se debe evitar el contacto con personas que no sean del grupo familiar, mantener siempre el distanciamiento y evitar que los chicos toquen estructuras como bancos y monumentos. Todos los niños mayores de 6 años deben usar tapabocas y es recomendable higienizarse frecuentemente con alcohol en gel.
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