Marcha universitaria | Fuerte pedido por más fondos en una masiva movilización al Congreso
El reclamo por mayor presupuesto y la recomposición de sueldos para el personal docente y no docente, los ejes de la protesta; fuerte presencia de gremios y de partidos políticos
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“Libertad es poder estudiar”, “Libertad es tener para comer”, decían los grafitis sobre las vallas que rodeaban el Congreso. Allí se acumulaban otros reclamos: “Aerolíneas es argentina”, “No a los despidos”, “Devuelvan a Loan”. El Parlamento estaba completamente cercado. De hecho, no se podía acceder por la calle Entre Ríos, en donde solo había un grupo de policías con cascos y escudos protegidos por una segunda estructura.
Con una convocatoria masiva pero en apariencia menor que la anterior, estudiantes, docentes, no docentes, gremios y partidos políticos marcharon, desde las 14, al Congreso para reclamar por una recomposición salarial del personal universitario y por la promulgación de la ley de financiamiento en una movilización en donde también se colaron otros reclamos. Minutos antes de las 17, comenzó el acto en el que hablaron los secretarios generales de los gremios universitarios. Poco antes de las 18, empezó la desconcentración. También la protesta se replicó en el interior del país, sobre todo, en ciudades como Mendoza, Córdoba, Mar del Plata y Rosario, donde también fue masiva.
Poco después de que el acto central terminara, el Gobierno evaluó que la movilización “fue menor que la anterior”, que se realizó el 23 de abril pasado. En ese momento, entre las 17.30 y las 18.30, según un cálculo hecho por LA NACIÓN habían participado 430.000 personas. Para el Ejecutivo, en esta marcha hubo “menos gente movilizada espontáneamente”. Un nuevo cálculo efectuado por este medio permitió establecer una concurrencia de 270.000 personas entre las 17 y las 18 de este martes.
“Los estudiantes le pedimos, en un grito de auxilio para salvar el sistema: ¡Promulgue la ley de financiamiento!”, fue el eje del documento que leyó Piera Fernández de Piccoli, presidenta de la Federación Universitaria Argentina (FUA). La licenciada en Ciencias Políticas fue la encargada de cerrar el acto central.
“Exigimos también que reconsidere el proyecto de presupuesto 2025. Queremos advertirlo con la gravedad que el problema tiene. Si el proyecto de presupuesto para el 2025 no se modifica, la situación de las universidades y el sistema científico será mucho más grave que la que atravesamos hoy. Lo que estará en juego es su continuidad. Ni más ni menos que eso”, resumió al leer el documento firmado por los gremios universitarios y el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que agrupa a los rectores de las casas de altos estudios.
Y agregó: “Tan solo la mitad de los recursos reclamados –mínimos para funcionar– fueron contemplados, sin siquiera prever la inflación acumulada en el 2024 y menos aún la proyectada por el propio Gobierno para el próximo año”. La diferencia radica en los aumentos de salarios, el reclamo que esta vez impulsó la convocatoria. “Es un error entender como un gasto y no como una inversión lo que el Estado destina a educación, Universidades y desarrollo científico”, plantearon.
Por momentos, los discursos quedaban tapados por bombas de estruendos o cánticos políticos, incluso hasta por la marcha peronista. Distintos espacios de la oposición, incluida la Confederación General del Trabajo (CGT) o sindicatos como la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), se sumaron a la movilización en la que aparecieron varios dirigentes políticos desde el senador Martín Lousteau y el diputado Facundo Manes hasta Pablo Moyano, Eduardo Belliboni, Eduardo “Wado” de Pedro, Mayra Mendoza y Sergio Massa, que al igual que en abril aprovechó la oportunidad para reaparecer. La expresidenta Cristina Kirchner no marchó, pero habló desde el Instituto Patria, ubicado a solo media cuadra de la plaza del Congreso.
También se sumó el exjefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que recibió insultos y agresiones y terminó empapado porque le tiraron un vaso de agua. “Ninguna agresión va a cambiar mis convicciones. Volveré a marchar una y mil veces más”, dijo después.
Para las 14, el horario de la convocatoria de la Universidad de Buenos Aires (UBA), frente a la Facultad de Ciencias Económicas, sobre la avenida Córdoba, ya había cientos de manifestantes listos para marchar hacia el Congreso. “Salarios dignos para docentes y no docentes”, “Defendamos la educación y la salud pública”, se leía en los pasacalles sobre Plaza Houssay.
“Orgullo UBA”, se leía en la primera bandera que encabezaba la columna de docentes, no docentes y estudiantes de la UBA. Detrás aparecían muchas otras como la de la FUBA (Federación Universitaria de Buenos Aires), la de Aduba (Asociación de Docentes de la UBA) o la del Centro de Estudiantes de Veterinaria. De fondo se escuchaban bombos, redoblantes y bombas de estruendo.
Una fila de hombres con pecheras de Aduba, que estaban apostados detrás de una soga, aguardaban la orden para empezar a movilizarse. En la plaza, de traje, Emiliano Yacobitti, el vicerrector de la UBA, estaba rodeado de móviles de televisión. Iban llegando otros dirigentes políticos como Gabriel Solano, legislador porteño del Polo Obrero.
“Vine porque los docentes que nos dan clases trabajan mucho y muy bien. Nos dan educación de calidad y merecen un sueldo digno y condiciones de trabajo dignas”, dijo Milagros Villalba, de 21 años, que vive en Florencio Varela y está en tercer año de medicina en la UBA. Ella y su hermana, egresada de abogacía, son la primera generación de estudiantes universitarios en su familia. Su padre es plomero y su madre, ama de casa.
Al ritmo de “se defiende, la UBA se defiende” para las 14.15, esa columna, que llevaba una gran bandera negra con ese lema, empezó a avanzar por avenida Callao en dirección al Congreso. Esta vez, el destino no fue Plaza de Mayo porque el mensaje era para el Parlamento: que no avalen el veto total de la ley de financiamiento universitario, que el presidente Javier Milei promete para esta medianoche.
Hace cinco meses, el reclamo se centraba en la actualización para los gastos de funcionamiento de las casas de altos estudios. Estos, representan cerca del 10% de las partidas que reciben las universidades cada mes, mientras que, cerca de un 90% se destina al pago de salarios, que se renegocian a través de paritarias. Aquella marcha del 23 de abril, que reunió cerca de 430.000 personas según el cálculo de LA NACION, obligó al gobierno nacional sentarse a dialogar y a conceder el aumento de 270% para estos gastos que reclamaba el sistema universitario luego de que para este año se prorrogara el mismo presupuesto que para 2023 dado que el 2024 nunca se aprobó en el Congreso.
“Hay que salir, no queda otra. Es una tragedia. He caminado muchísimas veces esta avenida en la época de la dictadura. Económicas es una facultad que defiende mucho al otro a pesar de que el Presidente dice que hacemos política, la única política es pensar en el prójimo”, dijo Carlos Caballero, contador público de 78 años.
Lautaro Irizar, de 21 años, y Naomi Maldonado, son de Glew. Ella estudia en la Universidad Nacional de Lanús. “Estamos viendo los recortes que están afectando ya nuestras universidades. En estos días nos dijeron que van a mudar la sede de diseño industrial a otro lugar, que en realidad es un galpón que no tiene nada. También dentro de la universidad están pasando cosas que antes no pasaban, por ejemplo, que no nos dejen pegar carteles y que nos desalienten a organizarnos. Por eso, decidimos participar en esta movilización, principalmente en defensa de la universidad pública, que es la única forma que tiene un país para progresar”, contaron.
El Congreso
Los pañuelos azules en defensa de la universidad pública, a $2000, se sumaron al stock de los verdes por la ley del aborto, y los violetas por el 8M que vendían por la calle. También había remeras a $15.000 o pilusos de La Cámpora a $5000.
Cerca del Congreso aparecían las banderas de las agrupaciones políticas y sindicales: la CGT, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), el Polo Obrero, el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Libres del sur, entre otras.
El escenario estaba ubicado en la otra punta de la plaza, a la altura de Paraná y Sáenz Peña, de espaldas a la Casa Rosada y de frente al Congreso. Las inmediaciones de la estructura de 13 metros estaban rodeadas por personal de los gremios universitarios y desde ese extremo también llegaba un flujo constante de personas.
La calle, sin embargo, lucía similar a cualquier otra marcha partidaria. Llegaban columnas de diferentes agrupaciones organizadas con sus remeras identificatorias, banderas, silbatos, bombos y redoblantes. Pese al gran caudal de manifestantes, era posible llegar hasta la plaza del Congreso.
“Universidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode, se jode”, cantaban los miembros de la Asociación Gremial Docente de la UBA, ubicados a la derecha del escenario, sobre la avenida Hipólito Yrigoyen. “No al veto”, formaban las letras en Telgopor que levantaban. Se movían alrededor de una gran bandera violeta que exponía algunos de los reclamos: “Defendamos la ciencia y la educación. Triplicación del presupuesto. Aumento del salario y becas estudiantiles”.
Detrás se sumó la columna de la Universidad Nacional de Quilmes. Sus integrantes cantaban: “Traigan al gorila de Milei para que vea que este pueblo no cambia de idea, pelea, pelea por la educación”.
Poco antes de que terminaran los discursos empezó la desconcentración. Enrollaron las banderas, levantaron los bombos y redoblantes y empezaron a retirarse. Algunos optaron por quedarse en la plaza, mientras que otros empezaron a irse. “Te queda poco peluca botón, a vos te queda poco peluca botón. Recortás presupuesto, mandás a reprimir, te tenés que ir”, cantaban por la Avenida de Mayo.
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