Ricardo Balbín, a 41 años de su muerte: un repaso por su vida y las mejores frases para recordarlo
Candidato a presidente de la Nación en cuatro oportunidades, fue uno de los referentes más importantes de la Unión Cívica Radical (UCR) y de la política argentina durante el siglo XX
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Ricardo Balbín nació el 29 de julio de 1904 en el barrio de Constitución y murió un día como hoy pero de 1981 en La Plata. Este abogado dedicó su carrera a sus ideales radicales y se consolidó como uno de los máximos referentes de dicho partido y de la política argentina en general.
Balbín admiraba a Hipólito Yrigoyen y, cuando tenía tan solo 18 años, se unió al radicalismo. Por aquel entonces, estudiaba derecho en la Universidad Nacional de La Plata -donde se recibió-, sin embargo, en pocas ocasiones ejerció esta profesión dado que dedicó su vida a la política.
Además, participó en la campaña presidencial para el segundo mandato de Hipólito Yrigoyen, que duró desde 1928 a 1930. En aquel gobierno, fue designado Fiscal del Crimen por la intervención federal de Mendoza, provincia de la que, luego, fue elegido reiteradas veces como diputado.
En 1945, junto a sus compañeros, impulsó el Movimiento de Intransigencia y Renovación, desde el que logró aumentar su participación política, al punto que al año siguiente, durante el primer gobierno peronista, presidió el bloque radical de diputados nacionales, conocido como “bloque de los 44″. En esta época vivió uno de los peores momentos de su carrera: en 1949, fue expulsado del Congreso de la Nación y enviado a la Cárcel de Olmos. Un año más tarde, logró ser candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, pero volvió a ser encarcelado, lo que le impidió continuar con la campaña.
Los siguientes años fueron clave para su carrera. En 1951 fue elegido por la Convención Nacional de la UCR para presidir la fórmula presidencial del partido, en la cual estuvo Arturo Frondizi como vicepresidente. En 1954, volvió a prisión y, un año más tarde, apoyó a la Revolución Libertadora.
En 1955, el peronismo fue derrocado, lo que dio inicio a internas entre los diferentes sectores del radicalismo. Entonces, con la división del partido, en 1956, fundó la Unión Cívica Radical del Pueblo. Esto condujo a una nueva candidatura presidencial de Balbín en 1958, que en esta ocasión contó con Santiago del Castillo como candidato vicepresidente. Sin embargo, Frondizi -que era el candidato de la Unión Cívica Radical Intransigente- fue quien ganó dichas elecciones.
En 1972, Balbín fundó la corriente interna Línea Nacional y fue candidato a presidente dos veces más: primero, acompañado por Eduardo Gammond y, luego, por Fernando de la Rúa. En ambas oportunidades, fue derrotado por el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli), cuyos candidatos fueron sucesivamente Héctor J. Cámpora y Juan Domingo Perón. Cuando falleció Perón, declaró: “Este viejo adversario despide a un amigo”.
Balbín falleció el 9 de septiembre de 1981, a sus 77 años. Es recordado como uno de los principales referentes del radicalismo, quien luchó por la preservación de la democracia y los derechos de la Nación.
Las mejores frases para recordar a Ricardo Balbín
- “El hombre derrotado pierde el sentido de su libertad”
- “Los pueblos sin armas pero con convicciones de paz, son los ejércitos más poderosos”
- “El remedio de nuestra tragedia es únicamente el respeto pleno e irrestricto a la Constitución que es la expresión formal de la voluntad del pueblo, es el acuerdo fundamental de los argentinos, la síntesis de las coincidencias y el único fundamento sólido para una convivencia civilizada”
- “El término ayuda hay que borrarlo en el lenguaje de los poderosos porque, conociendo su costo, podríamos decir que estamos cansados de ayudarlos”
- “El pueblo es para nosotros, sujeto de la contingencia creadora en cuyo nudo dramático estamos todos apretados, y no objeto de una terapéutica concebida desde observatorios, formulada desde gabinetes, engendrada, en suma, fuera de su matriz histórica. Lo que no haga el pueblo no se hará por él; lo que el pueblo no diga no se dirá por su cuenta”
- “La guerrilla está en las fábricas”
- “La democracia se fortalece en la discrepancia. Las unanimidades son caminos del totalitarismo”
- “Bregar es la consigna. En eso estamos todos. Dudar es debilidad, cansarse es traición. Hay que seguir. Alguna vez llegará cantando la columna de los fuertes de alma, de los leales de la libertad. No importa quien lleva entonces el palo; lo importante es la bandera”
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