¿Riachuelo navegable? Se discute un proyecto inédito para atraer el turismo en La Boca y la Isla Maciel
Hoy se hizo la primera audiencia pública para tratar la iniciativa impulsada en conjunto entre el ministerio de Turismo y Deportes de la Nación y el gobierno de la ciudad de Buenos Aires
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Por un proyecto que divide aguas, se debatió en la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) la posibilidad de que se habilite la navegación en el Riachuelo con fines turísticos. La primera audiencia pública fue una convocatoria récord, la más concurrida desde que existe el organismo a cargo del saneamiento del meandro.
Se trata de una iniciativa impulsada en conjunto entre el gobierno nacional, a través del ministerio de Turismo y Deportes, y el de la ciudad de Buenos Aires. Ambos presentaron la idea ante el Juzgado Federal N°2 de Morón, el tribunal que ejecuta la sentencia de la Corte Suprema de Justicia en el fallo Mendoza, la resolución que en 2008 exhortó a las autoridades políticas a sanear el Riachuelo.
La propuesta busca la reactivación náutica —prohibida por la Justicia en 2011— entre su desembocadura y el Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, un pequeño tramo de 300 metros que une la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con el Municipio de Avellaneda y cuenta con el visto bueno de Acumar. La sesión convocó a 128 oradores interesados en discutir el tema, entre ellos ciudadanos, políticos, deportistas, expertos en ecología, artistas, ONG y entidades ambientales.
“Hay cosas que se hicieron bien, otras que se podrían mejorar, y muchas que quedan por hacer. La reapertura de la navegación, propuesta que acompañamos, sería el inicio de una nueva etapa, algo realizable y que es apreciado por los vecinos que viven allí. Es una proposición acotada, que se limita a la cuenca baja entre el kilómetro cero de la ciudad y el Transbordador Avellaneda, no más que eso”, sostuvo Antolín Magallanes, director general de Gestión Política y Social de Acumar en la apertura de la sesión.
Y agregó: “Es un inicio, en un sector muy específico para hacer una prueba piloto de los usos que pueda tener a futuro y que cuenta con el aval de los vecinos de La Boca y la Isla Maciel. Poner en valor el Riachuelo es un trabajo compartido entre la Ciudad, la Provincia a través de sus diferentes municipios, las cooperativas y Acumar”.
El Riachuelo es un humedal que se extiende a lo largo de 64 kilómetros, en la que habitan 4,5 millones de personas de 14 municipios y nueve comunas. El desarrollo urbano sobre la ribera contaminó su cauce ininterrumpidamente en los últimos 200 años y la fuente principal de su polución es cloacal, por las conexiones clandestinas de diferentes industrias y los vuelcos de residuos tóxicos sin tratamiento.
El proyecto a cargo del Ministerio de Turismo y Deporte, al que adhirieron luego las autoridades de la Ciudad, propone la creación del circuito náutico Tigre-Quilmes. “La idea es que las embarcaciones recorran los distintos municipios de Tigre, San Fernando, San Isidro, Olivos y se haga una parada en el tramo de 300 metros del Riachuelo, que se habilitaría y después sigan en dirección a Quilmes”, dijo Hernán Roitman funcionario del ministerio.
De acuerdo con el funcionario, el proyecto se haría por etapas, primero limitando el recorrido de Puerto Madero a la desembocadura del Riachuelo, una segunda que incluya la zona norte metropolitana y una tercera que abarque finalmente la zona sur.
“Es necesario que el juzgado se expida y permita navegar una zona tan importante para que lleguen embarcaciones al lugar. Que los viajeros puedan desembarcar y después seguir para el trasbordador Avellaneda. Vialidad es el organismo a cargo del trasbordador y quien lo puede operar. El turismo en el Riachuelo ya existe, la foto del trasbordador es la más reconocida por el turismo internacional que visita Caminito. Va a traer desarrollo local y distribución de riqueza gracias al patrimonio histórico y cultural”, agregó Roitman.
Después fue el turno de los oradores que intercalaron sus exposiciones con voces a favor y en contra de que se permita la navegación. Por el caudal de la concurrencia tuvieron que respetar un límite estricto de cinco minutos por exposición para que puedan escucharse todas las presentaciones.
La primera oradora fue la ciudadana María Teresa Gutiérrez Cullen de Arauz, vecina del Riachuelo. “Con los vecinos caminamos toda la zona, tanto en la ciudad como en provincia. Existe un riesgo por el plomo y cromo, y las arcillas muy pequeñas contaminadas que si se llegaran a pasar al Río de la Plata complicaría la provisión del agua potable en la zona metropolitana. Adherimos a la postura de la Academia de Ambiente de que no se permita la navegabilidad. Acumar primero se tiene que ocupar de las prioridades ambientales porque no son condiciones para vivir en la zona”, dijo.
Marcelo Weissel, subió al estrado con un chaleco del Club de Regatas Almirante Brown comentó que rema en la zona y que todavía falta un plan de manejo para responder cómo se va a realizar el dragado en los 300 metros, cómo se va a repartir el muelle y para quiénes se va destinar el negocio turístico en La Boca y en Avellaneda. Cerró su exposición soplando un silbato marinero.
“Fui uno de los más perjudicados por la prohibición de navegación”, relató Enrique Caporaletti, navegante y vecino histórico de La Boca. “Hacía viajes todos los días en el Riachuelo ida y vuelta. Éramos pocos los que todavía navegábamos en ese momento cuando se prohibió en 2011. Es una oportunidad inmejorable de recuperarlo y se aprecia la convocatoria. Lamentablemente que se habiliten 300 es muy segmentado y una propuesta modesta. Espero que la habilitación llegue hasta Puente Pueyrredón y eventualmente al Mercado Central”, agregó.
Otro navegante, Juan Casavelos, en representación de la Oficina de Acción Climática de Patrones de Cabotaje, secundó su postura. “Apoyamos la medida. No solo que se destine para el turismo sino para el transporte de pasajeros de Tigre, La Plata y Quilmes que vengan hacia el área metropolitana. Es una buena opción con todas las medidas de precaución necesaria para los trabajadores que tengan interacción permanente con el cuerpo de agua. Insistimos en la necesidad de extenderlo más allá de los 300 metros”, dijo Casavelos.
El Centro de Patrones también solicitó la reactivación, para permitir el desarrollo de la marina mercante, un sector que calificó que actualmente está “agonizando” por la falta de actividad.
A su turno, Horacio Ezcurra, que trabajó por años en el río, el Riachuelo y que tuvo la experiencia de hacer los estudios de impacto para la Hidrovía Paraná-Paraguay para una empresa de navegación privada, detalló los obstáculos con los que deberá lidiar la reactivación de la navegabilidad. Señaló que en el Riachuelo hay diversos puentes con restricciones que tienen que ser rediseñados, suelos de espacios rocosos y duros y que se debe hacer un relevamiento de todo el río con un sonar de “barrido lateral”. Se trata de un radar moderno que permite detectar los peligros a la navegación. “Cada seis meses se debería realizar el barrido porque los ríos son cuerpos vivos, que modifican permanentemente. También hay que manejar con suma prudencia los dragados”, dijo Ezcurra.
Por último, propuso que se aplique una tecnología de “barreras de burbujas”, como existen en Países Bajos, que impulsan la basura hacia un lugar específico donde puede ser recolectadas sin interrumpir la navegación. “Además incorporan oxígeno al agua, baja la presencia de microorganismos y los olores fuertes y nauseabundos”, agregó.
Determinante fue el rechazo de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente que esbozó la postura más rigurosa contra el proyecto de navegabilidad. “Acumar no demostró los avances alcanzados en reducir la contaminación de las aguas, el aire y los suelos, ni una evaluación de los efectos que tendría la navegación de la cuenca”, sostuvo Raúl Estrada Oyuela, presidente de la entidad.
Y agregó: “La navegación es motivo constante de preocupación porque movilizar las aguas a impulso de hélices, genera riesgo para la salud de las tripulaciones, los pasajeros y los vecinos, tanto por la contaminación del aire como por las consecuencias que puedan causar eventuales salpicaduras. Tratándose en general de aguas poco profundas tanto por las características de un río de llanura con poca pendiente como por efecto de la acumulación de sedimentos, la quilla de las naves puede profundizar el lecho facilitando la reflotación de los lodos”, agregó Estrada Oyuela, en la exposición de la Academia, postura que contó con la adhesión de otros concurrentes.
En igual sentido se expresaron FARN y la política María José Lubertino. “Los objetivos de corto, medio y largo plazo de la política de saneamiento siguen siendo solo promesas”, sostuvo Giselle Munno Di Thurbide, representante de FARN.
Y agregó: “Por los incumplimientos de las mandas judiciales del fallo Mendoza no se advierten razones para que se avance con este proyecto sin antes atender a las prioridades y urgencias sobre la cuenca. Las condiciones ambientales que llevaron a la prohibición de la navegación todavía no fueron modificadas. Se tiene que rechazar la iniciativa”.
Por su lado, Lubertino dijo: “Celebro que el gobierno nacional tenga una iniciativa para pensar otra vez el transporte fluvial en la zona metropolitana, pero hay una gravedad en el incumplimiento y déficit en lo ordenado por la Corte Suprema en el fallo Mendoza. El principal mandato de Acumar es que tiene que erradicar la contaminación del suelo”.
“No están dadas las condiciones para volver a la navegabilidad, a pesar de lo hecho en la limpieza de la superficie y la infraestructura invertida. Sigue habiendo la misma contaminación en plomo y tóxicos y se sigue permitiendo el volcado de sustancias. No hay cambios en la mediciones de los contaminantes en la zona. Es fundamental un estudio de impacto ambiental, no se pueden tomar decisiones de una día para otro sin esta información”, agregó Lubertino, que se desempeña como profesora de la UBA en tema ambiental y participó de la audiencia de forma virtual.
El 5 de noviembre La Fundación X La Boca organizó su tradicional remada por el Riachuelo para concientizar sobre el impacto ambiental y solicitar que sea navegable”. Contó con la participación de la Comisión Nacional de Remo y más de 30 clubes remeros que dispusieron 300 botes con instructores que permitieron a mucha gente navegar por primera vez el Riachuelo.
Una remera del Club de Regatas de Almirante y activista ambiental, Blanca Persincola, señaló: “Hacemos malabares para remar en el Riachuelo, pidiendo a la prefectura permiso para navegar libremente las aguas, un derecho que nos corresponde. El turismo genera fuente de trabajo. Pedimos la limpieza del Riachuelo y que se permita a la vez su navegabilidad”.
Acompañó su postura Manuel Ludueña, vecino del Riachuelo, aunque manifestó inquietudes por la explotación turística. “La navegabilidad es una oportunidad apreciada por los vecinos. Pero el objeto principal de la audiencia es el turismo y no la navegabilidad. No existe información adecuada para que ese sector no termine siendo un lugar de explotación de las grandes cadenas internacionales de turismo que expulsen a los vecinos y que menoscaben la identidad del patrimonio”, dijo Ludueña.
La arquitecta, docente e investigadora, Cecilia Alvis, dijo: “Están detectadas las posible paradas del Riachuelo desde Ezeiza a La Boca. Hay que restituir toda la navegación en el Riachuelo, no es suficiente el proyecto que se presentó limitado simplemente al turismo. Acumar está a tiempo de hacerlo con los instrumentos que le brinda la ley para garantizar una navegación pública y sustentable”.
Por la extensión de las presentaciones la audiencia tuvo que realizar un intervalo y se retomará el próximo 12 de diciembre.
“Hoy la Cuenca sin dudas transita hacia una etapa diferente. Gracias al avance de las grandes obras de infraestructura y de las tareas cotidianas de recuperación, podemos volver a pensar en usos futuros diferentes para el Riachuelo, como el que en esta audiencia se propuso a debate. Construir colectivamente nuevas formas de profundizar y consolidar el saneamiento ambiental es el desafío”, dijo a LA NACION Martín Sabbatella, presidente de ACUMAR al finalizar la audiencia.
“Celebramos que la comunidad de la Cuenca se haya comprometido de tal manera con la convocatoria a esta audiencia, que invita a debatir un tema tan importante como volver a pensar en navegar parte de nuestro río”, cerró el funcionario.
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