Más de un millón de animales y plantas se encuentran en extinción a un ritmo sin precedente. Estamos ante la mayor ola de pérdida biológica desde la desaparición de los dinosaurios y el ser humano podría ser la principal causa de la sexta extinción masiva. Ahora bien, ¿es posible revertir esta tendencia? Hay quienes creen que sí y todos los días luchan para restaurar ecosistemas naturales completos.
La iniciativa de conservación conocida en todo el mundo como rewilding consiste en recuperar las especies extintas para restaurar su rol ecológico en el ambiente y aumentar las poblaciones de aquellas que se encuentran en bajo número. Todo el proceso está acompañado con una visión económica y cultural enmarcada bajo el turismo de naturaleza.
A nivel internacional, el caso de estudio más conocido y emblemático es el del lobo en el Parque Nacional de Yellowstone de Estados Unidos. En 1926 se eliminaron deliberadamente los lobos y a los pocos años la población de especies herbívoras aumentó tanto que degradó la vegetación del parque. Se intentó recuperar el ecosistema funcional con matanzas selectivas, pero esto sólo sirvió como medida temporal. Finalmente entre 1995 y 1996 se reintrodujeron 31 lobos provenientes de Canadá. La reintroducción y presencia del superpredador rápidamente restableció el equilibrio de la cascada trófica y provocó cambios drásticos positivos en todo el ecosistema.
Este trabajo de rewilding también existe en la Argentina. En nuestro país actualmente se lleva a cabo el proyecto de reintroducción multiespecie más grande de todo latinoamérica. Está encabezado por The Conservation Land Trust (CLT), fundación del fallecido filántropo estadounidense Douglas Tompkins y su mujer Kristine, la embajadora de Áreas Protegidas de la ONU.
Ellos trabajan en tres regiones geográficas de la Argentina, que cruzan las provincias de Santa Cruz, Tierra del Fuego, Chubut, Misiones, Salta, Corrientes y Chaco, y se centran en proyectos de manejo de 18 especies. Siete de ellas estaban extintas y fueron reintroducidas.
El director de Rewilding de CLT Argentina, Sebastián Di Martino, explica a LA NACION: "Los ecosistemas naturales son como el cuerpo humano, tienen un estado de equilibrio. La pérdida de una especie provoca un desbalance, comienzan a fallar los mecanismos de regulación. Ahí aparece el rewilding como medicina de restauración ecológica activa".
El grueso del trabajo de rewilding en la Argentina se concentra en los Esteros de Iberá en Corrientes, una provincia que sufrió una colonización europea temprana y desarrolló una cultura de caza profunda que desencadenó en la pérdida y extinción de gran parte de su fauna.
La especie pionera del proyecto de rewilding fue el oso hormiguero que se extinguió en Corrientes a mediados del siglo XX. Su reintroducción comenzó en 2007 cuando se liberó por primera vez una pareja de osos hormigueros en la reserva Rincón del Socorro de Iberá. Los animales eran crías huérfanas rescatadas de otras provincias del norte, cuyas madres fueron víctimas de la caza furtiva. Gracias a años de trabajo de restauración de esta especie, hoy Corrientes cuenta una numerosa población autosustentable de osos hormigueros repartida alrededor de distintos núcleos de Iberá.
Este primer éxito abrió el paso para trabajar con otras especies. El venado de las pampas era un herbívoro en riesgo por la caza, la destrucción del ambiente en manos de la ganadería y las enfermedades provenientes del ganado doméstico. Sin embargo, CLT decidió traslocar a los pocos que quedaban vivos desde campos privados hacia Iberá. Hoy, los venados reintroducidos se reprodujeron y conforman la población más grande resguardada en un área protegida. A estas dos especies se le suma el pecarí de collar, otra población recuperada y que por su cantidad ya tampoco necesita de la ayuda humana para subsistir.
Sofía Heinonen, bióloga y directora ejecutiva de CLT Argentina sostiene que "antes se creía que sólo por crear Parques Nacionales y cerrarlos era suficiente, o que la naturaleza tenía un poder de curación autónoma. Pero estamos viendo que eso no basta porque el grado de destrucción es muy alto y el ecosistema no tiene la capacidad de curarse solo". Y agrega: "Hay que acelerar el proceso de restauración a través del rewilding para revertir la tendencia crítica de extinción".
Con respecto al criterio de selección de las especies, CLT responde a los lineamientos de animales en peligro de extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Sin embargo, le agrega una mirada ecosistémica: "Hay que entender el rol ecológico que cumple cada especie en un ecosistema en particular. Por ejemplo el pecarí es considerado una especie de bajo riesgo a nivel mundial, pero que esté conservado en la mayor parte del planeta no quiere decir que en Iberá no sea necesario. Faltaba su rol ecológico ahí y había que traerlo con el mismo énfasis que la nutria gigante, que está en riesgo a nivel global", afirma Di Martino.
Actualmente, CLT se encuentra en proceso de trabajo con otras especies ya sea para el monitoreo, fortalecimiento, recuperación o reintroducción. Entre los proyectos más conocidos están: guacamayo rojo, nutria gigante, yaguareté, chuña de patas rojas y muitú en Iberá, y puma, guanaco, chinchillón anaranjado, cóndor andino, gallineta austral y choique en Patagonia. También, con la aprobación de la Administración de Parques Nacionales, llevarán adelante la primera translocación de una especie de un parque a otro: realizarán el traslado de una población fortalecida de Ciervos de los Pantanos de Iberá al Parque Nacional Impenetrable.
La Administración de Parques Nacionales es quien realiza la mayoría de las autorizaciones para que los proyectos de rewilding se ejecuten en las áreas protegidas. Su vicepresidente, Emiliano Ezcurra, explica a LA NACION: "Nosotros somos el primer directorio en la historia de Parques que promueve y favorece el rewilding en un Plan Estratégico aprobado por resolución. No es una postura, es una política".
De hecho, la Administración de Parques Nacionales también llevó adelante sus propios proyectos de rewilding con la reintroducción del guanaco en el Parque Nacional Condorito y de la vizcacha en El Palmar.
Sin embargo, no todos apoyan el concepto de rewilding. "Hay técnicos conservadores que piensan que restaurar es no tocar. Les genera dudas mezclar animales de zoológicos con silvestres e imponen muchas trabas", afirma Heinonen. Y añade: "O a veces, es la misma burocracia el problema. Por ejemplo, una reglamentación sostiene que sólo pueden ingresar animales silvestres por Ezeiza, pero a veces se torna en un viaje demasiado costoso y muy largo para el animal y conviene que llegue a otro aeropuerto".
Para combatir la multiplicidad de posturas e interpretaciones y empujar el proceso de rewilding para la protección de la biodiversidad, la IUCN encargada de elaborar la lista roja de animales en extinción, creó hace unos meses una fuerza especial de rewilding comandada por Ian Convery de la Universidad de Cumbria. Se trata de un grupo de especialistas y académicos responsables de construir el marco conceptual y metodológico para la teoría y práctica del rewilding. La comunidad científica y ambientalista aún espera la publicación de sus resultados.
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