Restricciones: El distrito bonaerense que disfruta su “normalidad” con cafés y comercios abiertos
Benito Juárez es uno de los pocos que permanece en fase 4; se puede entrar a los locales a comprar y hay encuentros de vecinos
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BENITO JUÁREZ.― El aroma a café inunda el salón de la confitería donde cuatro hombres comparten desayuno a centímetros de la barra y, mesa de por medio, otros dos dialogan con pocillos en mano. Beneficios de deberes cumplidos por la comunidad de este distrito, uno de los apenas nueve que se mantiene en Fase 4, entre 135 que tienen la provincia de Buenos Aires, y que hoy está ajeno a las limitaciones que llegaron hace un par de días, con un decreto nacional que busca detener el ritmo de contagio de coronavirus en todo el país.
¿Se puede entrar a los locales? Por supuesto que sí. ¿A los no esenciales? También. ¿Recorrer los percheros y comprar ropa? Claro, es el deseo de Cecilia Taboada, que a media mañana baldea y deja impecable la vereda de su tienda, Algo Bonito, a la espera de clientes. “Hemos tenido casos de Covid, es cierto, pero la gente tomó consciencia y hoy podemos vivir con relativa normalidad, pero siempre con mucho cuidado”, explica a LA NACION.
En esta comuna del sudeste bonaerense, con poco más de 21.000 habitantes y típica dinámica de pueblo del interior, hasta ayer tenían 92 personas en tratamiento por coronavirus sobre poco más de 1800 que contrajeron la enfermedad desde principios de julio pasado, cuando se constató aquí el primer positivo. Durante estos casi once meses la pandemia provocó la muerte de 45 vecinos.
“Tuvimos momentos complicados, hasta con varios fallecimientos en un mismo día”, resaltan María Paz Basigalupe y Jésica Fritz, al frente de TodoxDos, un comercio multirubro que debería limitarse a vender vía web o telefónica si funcionara por ejemplo en Tandil, que a no más de 75 kilómetros de distancia vive restricciones extremas ante el aumento de contagios y su impacto sobre el sistema de hospitales y clínicas.
Benito Juárez, como entonces reflejó LA NACION, el año pasado fue uno de los primeros distritos de la provincia de Buenos Aires que con una prueba piloto se animó a experimentar la apertura comercial cuando apenas habían transcurrido cuatro semanas desde la vigencia del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Entonces con un muy estricto control en los accesos. Ahora, ya sin retenes ni limitaciones para ajenos.
Visitantes de alrededor
“Hay distritos de la región que están mucho más complicados que Benito Juárez, pero no es casualidad que logramos estar en Fase 4 y tenemos que evitar la circulación de los distintos municipios vecinos”, planteó el intendente Julio Marini al anunciar algunos ajustes que dispuso a partir de este sábado. Entre ellos, el cierre de comercios a las 21, que hasta el viernes abrían hasta la medianoche y —en particular los bares— atraían visitas desde pueblos cercanos.
Jorge Baigorria, al frente de la Confitería El Deleite, destaca esta realidad que permite tener mayor cantidad de actividades habilitadas y lo relaciona con cuidados que tomó la población. “Tenemos 12 personas en nuestro comercio y no hemos tenido ningún caso de Covid, directo ni indirecto”, dijo a LA NACION.
Propietario también de una cervecería frente a la plaza principal, contó que hace dos meses decidió cerrarla como medida para proteger a personal de sus comercios. Recordó que personal de uno y otro local interactuaban y la idea fue reducir los riesgos de contagios. “La clientela también está en esa sintonía”, resaltó y advirtió que, por ejemplo, quienes van a su confitería evitan ir a otras vecinas, y visceversa. “También se han formado como burbujas, para no mezclar tanto la gente”, describió.
Paola Luoni es de Masivo, otra casa de ropa que ahora puede elegir horario luego de períodos con mayores restricciones, que obligaban a trabajar solo de 9 a 17. “Acá el horario corrido no funciona, de tarde se duerme la siesta”, detalla de esa adaptación hasta este mejor escenario actual. “Ahora falta que mejore algo la economía, porque la gente no tiene mucho para gastar”, insistió.
Con las recientes restricciones que tomó el Gobierno nacional también aparecieron aquí algunas complicaciones. Taboada, por ejemplo, cuenta que ya no puede ir a Buenos Aires a comprar ropa para su local. “Es todo on line, y no es lo mismo”, dice y lamenta. Y las rutas controladas dejaron sin huéspedes al Hotel Juárez, que muestra el tablero con la totalidad de las llaves y controles remotos en el casillero de cada habitación. “Cero pasajeros tenemos hoy”, confirma Silvestre Rango, a cargo de la conserjería. “Los clientes son en su mayoría viajantes, vendedores, y no todos tienen permiso para circular”, destacó.
Esa merma en la dinámica también alcanza CientoOchenta°, donde se repiten las ruedas de café de primera mañana. “Hay otra normalidad acá, la gente está más tranquila”, reconoce Christian Arana, uno de los propietarios. Hay varios clientes, incluidos algunos adultos mayores que tiempo atrás se mostraban más reacios a compartir estos espacios. “Ayer hubo mucho más movimiento”, reconoce sobre el primer domingo con horario limitado, ahora hasta las 21. O con delivery, autorizado ahora hasta las 24.
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