Restaurantes y bares: los nueve históricos que tuvieron que bajar la persiana
Con aplomo y resignación, quienes pasan por la puerta de El Trapiche, el bodegón de Paraguay esquina Humboldt, recuerdan sus mejores días. Sus persianas nunca volvieron a levantarse al igual que la de muchos otros bares y restaurantes históricos de la ciudad de Buenos Aires que no soportaron el paso de la pandemia. El común denominador fueron meses y meses sin poder trabajar. Muchos ni siquiera regresaron cuando se permitieron las aperturas, otros tuvieron una vuelta tibia, con poco movimiento, mesas vacías, los habitué que no regresaron, los oficinistas que ya no están. El coronavirus los dejó knock out.
“Es un momento difícil, cerraron muchos bares y restaurantes, entre ellos muchos de los históricos porque son más difíciles de adaptar a una nueva normalidad de delivery o take away, porque no tienen ni estructura ni cabeza para eso”, señala Pablo Durán, directivo de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (Ahrcc). Además, asegura que el panorama es complicado, porque otros ni siquiera volvieron a levantar la persiana y no saben si van a poder hacerlo. “Hay otro tanto que no sabemos cuánto van a durar porque hay zonas de la ciudad que están muy complicadas. En todo el centro y microcentro no hay gente, las oficinas no están trabajando, no hay teatros, no hay cines, no hay turistas”, sentencia.
En cuanto a las medidas de ayuda al sector gastronómico, Durán asegura que desde el gobierno de la Ciudad se les facilitó el uso del espacio público, por ejemplo, con el corte de calles. También con la exención del pago de ingresos brutos desde noviembre pasado y con un subsidio a los bares notables. En efecto, en el contexto de pandemia, el Ministerio de Cultura porteño lanzó una serie de medidas para acompañar a los bares notables en 2020 como el otorgamiento de espacios linderos para atender a sus clientes, un subsidio por única vez para financiar el pago de servicios y gastos de mantenimiento, condonación de la tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza (ABL) por los meses de junio y julio. Además, hoy mediante el programa Verano notable, se transformaron en centros culturales con distintas propuestas al aire libre.
“Otra medida que se viene es que nos van a dejar calefaccionar las veredas y hacer algún tipo de cerramiento para cuando venga el frío”, advierte. “También esperamos que vuelva el ATP porque es un ayuda para pagar los sueldos, sino van a cerrar muchísimos más”, aclara. Para Durán, los bares y restaurantes de barrio son los que mejor la están peleando porque la gente está en el barrio y consume más en su zona.
Entre los históricos que no resistieron las restricciones por el coronavirus se encuentran:
OVIEDO. “Es muy difícil decirle adiós a lo que amas hacer, pero es la realidad y hay que hacerse cargo”, dice Juan Manuel Coto, dueño de Oviedo, el bodegón de Palermo, en la esquina de Guatemala y Humboldt, que cerró en diciembre después de 30 años. Los platos abundantes y la comida casera atrajeron a los comensales durante años. “Cerramos por la cuarentena, pensamos que iba a ser por un mes, pero se extendió. Volvimos entusiasmados con el delivery, pero la gente cocinaba mucho en sus casas, vendíamos un 10 o 20% que era para pagarle a los empleados. Aguanté siete meses y toqué fondo. Lo charlé con mi papá, el fundador, y estuvimos de acuerdo en cerrar”, explica.
EL OBRERO. Otro bodegón típico que había anunciado su vuelta para el 23 de noviembre, pero que poco después bajó las persianas nuevamente. Nacido en 1954, en La Boca, como un local de comidas para los obreros de la zona, tuvo tras su mostrador a dos hermanos asturianos que supieron fusionar la comida española e italiana. Se transformó en un clásico porteño, convocaba a turistas, famosos y a una gran cantidad de comensales atraídos por su gastronomía con sabor a hogar. Pasaron por sus mesas desde Tim Roth, Juanse, Francis Mallmann hasta Ricardo Bochini, entre otros famosos internacionales y locales.
BAR LA IBÉRICA. En Cochabamba y Entre Ríos, desde 1983 y hasta marzo pasado, funcionó este bar de minutas que tenía una numerosa clientela entre los empleados de empresas y bancos de la zona, profesores de colegios aledaños y mucha gente de paso. Raúl Raña, su dueño, llevó adelante el bar junto a su hermano. “Nosotros cerramos preventivamente por orden del Gobierno y después no fuimos más considerados”, dice Raña. “Me obligaron a cerrar un negocio que era mi fuente de vida y hoy, a los 61 años, no consigo trabajo en ningún lado”, señala. “A la gastronomía la abandonaron y era un rubro que empleaba a mucha gente de forma directa e indirecta”, finaliza.
EL TRAPICHE. “Señoras y señores, desde una cuenta familiar, les compartimos que hemos concluido un ciclo de más de 30 años”, así se despedía de su clientela este bodegón, un clásico de Palermo, en Paraguay 5099. Desde su cuenta de Instagram, con un agradecimiento especial a la familia que componían sus empleados, con quienes pudieron despedirse “a los codazos y hasta las lágrimas” y a sus clientes “gracias por el amor eterno que hemos construido en estos 30 años”, le ponía punto final a su historia. Sus mariscos y rabas, las empanadas fritas, el clásico invernal guiso de lentejas, la tortilla española y la gran suprema a la Maryland, son algunos de sus platos más recordados.
REY DEL VINO. Muy cerca de El Trapiche, en Paraguay 5001, este restaurante al estilo bodegón tampoco resistió la cuarentena. El 17 de junio, luego de 22 años, cerró definitivamente. “Con mucha tristeza les decimos que nos tenemos que despedir de ustedes, pero con la alegría de estos 22 años hermosos que pasamos”, publicaron en su cuenta de Facebook. Sus especialidades más pedidas eran su parrilla, la variedad de pescados, pastas caseras y mariscos. “Lamentablemente, la situación conocida por todos nos dejó en una condición muy complicada y a pesar de todos nuestros esfuerzos, no podemos seguir. ¡Los vamos a extrañar mucho!”, se despedía desde Instagram.
SOTTOVOCE. Decidió cerrar la sucursal de Puerto Madero, en avenida Alicia Moreau de Justo 176, y se quedó con la de Avenida del Libertador 1098, en Recoleta. El restaurante que se especializa en pastas, pescados y carnes, después de meses sin poder abrir y funcionando bajo la modalidad de delivery, anunciaba en sus redes la vuelta a sus veredas el 31 de agosto, pero solo para su restaurante de Recoleta. Anteriormente, se había unido a la campaña de #Nomassillasalrevés, que unió a los gastronómicos durante el aislamiento con el objetivo de sobrevivir. “Que no te cierren el bar de la esquina”, decía la cruzada. Uno de sus locales fue de la partida.
LA PAROLACCIA. También le dijo adiós a uno de sus locales en Puerto Madero, en junio pasado. La cadena de restaurantes de estilo italiano eligió sus redes sociales para comunicar la decisión con mucho pesar. “Debido a la pandemia mundial que nos impacta a todos, el local La Parolaccia Casa Tua no volverá a abrir sus puertas. Este es un golpe muy duro para nosotros, ya que, en nuestros 30 años de trayectoria, siempre hemos apostado al futuro y al crecimiento de nuestro país”, se leía en su cuenta de Instagram el 22 de junio. Hoy la cadena sigue operando con otros locales en Puerto Madero, Barrio Norte, Recoleta, Palermo, Belgrano, San Isidro y Pilar.
HONG KONG STYLE. Ubicado en Belgrano, en Montañeses al 2100, en pleno barrio chino, este restaurante de gastronomía oriental era uno de los más elegidos de la zona, y uno de los tantísimos en la ciudad que bajó sus persianas. Sus dueños decidieron comunicar la decisión a través de su cuenta de Instagram: “después de 20 años de dedicar absolutamente todos nuestros días a este proyecto que culminó en lo que hoy ustedes conocen como Hong Kong Style, hemos tomado la difícil decisión de cerrar las puertas de la que ha sido nuestra casa desde el 2000 y guardar el wok de Lui”.
PIPPO. A fines de agosto fue el turno de uno de los dos locales del clásico porteño en pleno centro. La sucursal de Pippo, de Montevideo 341, no llegó a cumplir sus 83 años, cuando decidió cerrar definitivamente. Sus mesas vieron pasar a muchas figuras del teatro, el deporte y la política. “Durante mucho tiempo, nuestras mesas fueron testigo de las charlas de medianoche de importantes figuras como Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Tato Bores, Horacio Acavallo, Ringo Bonavena, El mono Gatica, El loco Gati, Palito Ortega, y tantos otros”, destaca desde su página de Facebook. Con tristeza, sus habitués aprovecharon para dejar sus mensajes de despedida en las redes.
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