Renace el fenómeno del trueque
Tras desvirtuarse y perder socios, reflotan el espíritu del intercambio
Cristina Traba llega a su puesto como hace seis años. Ya había cuatro personas que la esperaban para comprar sus tarjetas artesanales. Prepara cuidadosamente las invitaciones de cumpleaños y de casamiento en la suerte de vitrina que ha fabricado. Sabe que no venderá como hace diez meses, pero no se da por vencida.
"Lo que queremos es volver a empezar. Los que venimos aquí sabemos que estamos apoyando el sacrificio de todos", cuenta a LA NACION esta mujer de 49 años y seis hijos. Traba es uno de los 200.000 socios que aún mantienen vivo el espíritu del Club del Trueque. El fenómeno, que nació en 1995 y se agigantó de la mano de la desarticulación laboral y social a principios de este año, hoy intenta recuperarse del revés que le provocó la falsificación de su moneda de cambio y por esto, la desconfianza de muchos socios.
Durante los meses de abril y mayo más de un millón de personas se habían volcado a los 6000 nodos que se habían instalado en todo el país. La gente comenzó a recurrir al trueque para paliar la crisis, pero la falsificación de créditos llegó a representar en los nodos el 90 por ciento del circulante. "Por cada crédito bueno había 9 falsos", informa Rubén Ravera, uno de los fundadores del sistema.
El aumento de la circulación de la pseudomoneda fomentó la inflación y provocó que algunos productos subieran su precio hasta en un 40 por ciento.
"Era imposible. A nosotros llegó la gente buscando un refugio, pero vino de todo. No entendían que nuestra moneda no es para acumular, es simplemente un elemento de compensación del intercambio", explica.
Es por eso que desde hace unos meses entró en circulación un nuevo crédito con doce medidas de seguridad para evitar que vuelva a ocurrir lo mismo. Pero la medida inédita es que tiene fecha de vencimiento.
"El experimento central es asignarle una oxidación; esto quiere decir que a lo largo de los meses pierde valor", dice. Cada crédito tiene una vida útil de 8 años y medio. "Lo que se pretende es que esto obligue a la gente a tener que usarlo y de esa manera generar movimiento económico", explica Horacio Covas, otro de los fundadores.
"Estamos tratando de reconstruir el club después de este revés", reflexiona.
Hoy quedan en el conurbano unos 3000 clubes (eran 6000) y en la Capital Federal suman apenas 80. Ya no se elaboran listas ni se imprimen revistas con las novedades. La enorme disminución de socios provocó que la sede de La Bernalesa, el nodo donde nació el club, tuviera que mudarse.
Ya no fueron necesarios tantos metros cuadrados porque los puestos hoy sólo se cuentan por centenares. En avenida Calchaquí y Liniers, en Quilmes, el club montó un nuevo nodo que funciona de lunes a domingos.
Otra sede para funcionar
"Nació con la idea de que fuera un comedor de la red, pero los socios empezaron a venir y dividimos el lugar para que pudieran poner sus puestos", cuenta el coordinador, mientras mostraba el galpón en el que funciona.
Allí unas ciento ochenta personas se encontraron a intercambiar bienes y servicios. "Antes conseguías de todo. Ahora lo que pasa es que hay más demanda que producción. Por ejemplo mi marido se llegó a comprar un camión con el trueque", relata Traba.
A su lado, Carmen Lorenzo acomodaba la ropa que cose para vender. "El club nos dio la posibilidad de duplicar o triplicar el ingreso. Apuntamos a volver a lo de antes. Los argentinos tenemos que aprender a no vivir de la limosna", dice.
A pocos metros una pareja vende cajas para armar que compra en pesos. Contaron que ya no es lo mismo y que muchas veces no encuentran qué comprar. Pero insisten: "Esto te hace bien no sólo en lo económico, acá nos distraemos y hasta funciona como terapia", confiesa Antonio Lurace, que espera jubilarse el año próximo.
Para evitar que los socios se vayan con las manos vacías, el club empezó a preparar comidas. "Esto lo hacemos para que por lo menos puedan comprar pizzas, pan y empanadas", dice el coordinador.
Ravera y Covas denunciaron un complot contra el sistema y aseguraron que aunque quieran darlo por muerto "esto sólo es una crisis de crecimiento".
"Aprendimos mucho de esta experiencia. Y estamos orgullosos de que el club haya cumplido con una función que no estaba en su agenda. Y convocamos a toda la gente que comparta la ideología del trueque, que tenga ganas de producir y no quiera aceptar limosnas del Estado", sostiene Ravera.
Quieren un brazo político
A principios de 2001 había 5800 clubes con alrededor de un millón de personas intercambiando productos. Solamente La Bernalesa, en Quilmes, llegó a reunir hasta 10.000 personas.
Hasta que se desnaturalizó el proceso y la falsificación de créditos llegó a representar el 90% de la pseudomoneda circulante. Ahora los fundadores van por la política.
Después de haber intentado legalizar la actividad del Club del Trueque a través de distintos proyectos en el nivel nacional que no prosperaron, sus mentores decidieron que una posible solución sería la creación de una nueva fuerza política.
"Se llama VIDA el nuevo partido que está formado por todos los socios del club. Es un partido verde que lucha por la ecología y la sustentabilidad económica", cuenta a LA NACION Carlos Desanzo, uno de los fundadores del sistema.
-¿No creen que esto podría hacerles perder credibilidad?
-No, nosotros no vamos a ser candidatos a nada. Los candidatos pueden surgir de los nodos que ya están fortalecidos. Allí hay gente que ya está cansada de la mendicidad.
-¿Se van a presentar en las próximas elecciones?
-No lo sabemos aún. Lo importante es que aunque sea en el nivel municipal tengamos un representante.
Volver a empezar
Inicio: organizaron la primera reunión, el 1° de mayo de 1995, Horacio Covas y Rubén Ravera en una huerta comunitaria, en casa de Carlos Desanzo. Eran sólo 20.
Clubes: hoy quedan en el conurbano unos 3000 clubes (eran 6000) y en la Capital son apenas 80.
Contacto: para comunicarse pueden hacerlo telefónicamente por el 4251-4131/1974 o al 4252-1256. Los web sites: www.trueque.org.ar o www.truequelinea.org.ar . Por e-mail a: consultas@truequeenlinea.com.ar.
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