Desplazados: radiografía de las personas forzadas a dejar su país en la última década
En la última década, al menos 100 millones de personas sufrieron desplazamiento forzado de sus países de residencia. Algunas de las crisis que incrementaron esta situación fueron el conflicto en Siria, el arribo de migrantes a Europa a través del mar -con numerosos y trágicos naufragios- la huida de miles de personas de Myanmar a Bangladesh y un fenómeno reciente pero masivo y con gran impacto en la Argentina y la región: el desplazamiento de millones de venezolanos.
Un informe de ACNUR, la Agencia de la ONU para refugiados, al que accedió LA NACION revela una tendencia alarmante de la última década: cada vez hay más personas desplazadas y menos posibilidades de regresar a sus hogares. La prolongación de las guerras y los conflictos en distintas partes del mundo desencadenó en un número creciente de personas que se encuentra en una duradera y continua situación de desplazamiento.
Aunque una parte importante de los desplazados de los últimos diez años pudo encontrar soluciones, como obtener residencia en otro país, la mayoría se sumó a la masa de desplazados de las décadas anteriores. Solo 3.9 millones de los refugiados pudieron regresar a su país de origen entre 2010 y 2019, mientras que casi 10 millones volvieron a sus hogares durante la década anterior y más de 15 millones dos décadas atrás. "El mundo pasó de una década de soluciones a una década de desplazamiento nuevo y prolongado", resume el informe.
El último dato disponible establece que hacia finales de 2019, el número de personas desplazadas forzosamente debido a la guerra, el conflicto, la persecución, la violación de derechos humanos y serios eventos de disturbios públicos aumentó a 79.5 millones. Se trata de la cifra más alta de la que se tenga conocimiento desde que existe registro y casi duplicó a las del 2010 (41 millones). Esto significa que la proporción de la población mundial desplazada continúa en acumento: 1 de cada 97 personas, es ahora desplazada por la fuerza.
El estudio detalla que en 2019 los sirios encabezan la lista de personas desplazadas forzosamente, con 13,2 millones, incluyendo a 6,6 millones de refugiados y más de 6 millones desplazadas dentro de las fronteras de Siria. En segundo lugar a nivel internacional están los venezolanos. Gran parte de las personas que dejaron Venezuela se instalaron en la Argentina y otros países de la región.
En cuanto a los países que reciben a los desplazados, el informe da cuenta de que en 2019 Turquía mantuvo la tendencia y fue el mayor anfitrión: recibió a unos 3,9 millones desplazados, la mayoría de los cuales son refugiados sirios. En segundo lugar como país receptor se encuentra Colombia, que recibió a unos 1,8 millones de venezolanos. Y el tercer puesto lo ocupa Alemania.
Según el informe de la ONU, hacia fines de 2019, la mitad de los desplazados eran niños. Los jóvenes adultos (de entre 18 y 24 años) también representan una porción importante de los refugiados a nivel internacional.
A su vez, si bien el informe corresponde al año 2019, ya se alerta sobre el impacto de la pandemia del coronavirus en los sistemas de asilo. En la Unión Europea el número de solicitudes de asilo registrado en marzo cayó un 43% en comparación con febrero por el cierre de fronteras y las restricciones de viaje. A su vez, en otros países se dejó de recopilar y documentar la información. Esto podría alterar y entorpecer la predicción de desplazamiento forzado en un futuro ya que las cifras no representarían la verdadera magnitud del problema.
La situación de Venezuela
El caso de Venezuela ha tenido gran impacto en los últimos años. Hacia finales de 2019, unos 4,5 millones de venezolanos dejaron el país y viajaron a otros lugares dentro del Caribe y América latina. "Es el éxodo más grande de la historia reciente en la región y una de las mayores crisis de desplazamiento en el mundo", detalla el informe.
Si bien varios países, incluyendo la Argentina, han aplicado diversos mecanismos para regularizar la situación de los venezolanos que ingresaron a sus territorios, aún hay un gran volumen de personas en situación irregular, según explica el informe.
Pedidos de asilo
"Una persona refugiada es aquella que se encuentra fuera de su país de origen debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social y no pueda o no quiera, debido a dichos temores, acogerse a la protección de dicho país; o que ha huido de este porque su vida, seguridad o libertad se encontraran amenazadas por violencia generalizada, conflictos armados o violaciones masivas de derechos humanos". Así lo detalla la legislación argentina, que adhiere a las normativas internacionales.
El relevamiento de la Agencia resalta que los pedidos de asilo en todo el mundo están en aumento. En la última década, se registraron 16,2 millones de solicitudes a nivel global. "Unos cinco millones de individuos recibieron refugio u otro status de protección en 183 países" durante ese tiempo.
En particular, en el continente americano, la situación de Venezuela y la creciente violencia e inseguridad en algunas partes de Centroamérica empujaron el aumento de solicitudes de asilo. "Solo en 2019 se registraron un millón de pedidos de asilo", resalta el informe. "Las Américas se han convertido así en los mayores receptores de pedidos de asilo en el mundo en 2019".
Según el último informe de la Comisión Nacional para los Refugiados (Co. Na. Re), entre 2009 y 2019 hubo 16247 solicitudes de asilo en la Argentina. En los últimos cinco años quienes encabezan la lista son los venezolanos, aunque siguen siendo importante la cantidad de senegaleses que aplican para el refugio.
Entre 2015 y 2019, unas 934 personas fueron reconocidas como refugiadas en la Argentina: 33% de Venezuela, 21 % de Siria y 10% de Ucrania, el resto de otras nacionalidades.
La legislación argentina es amplia y beneficiosa en cuanto a los pedidos de residencia. Incluso en uno de sus artículos establece criterio de residencia para todas las personas de países sudamericanos. Con esas posibilidades, la mayoría de los venezolanos podría aplicar a una solicitud de residencia y no de refugio. Pero, según pudo saber LA NACION, en muchos casos se da que las personas no cuentan con la documentación necesaria para acreditar identidad, lo cual es requisito para el trámite de residencia, entonces recurren a la solicitud de refugio argumentando la crisis institucional que se vive en Venezuela.
Esos casos están siendo analizados y en su mayoría se ha logrado una resolución favorable. Incluso en el marco de la pandemia, en el que el proceso que requiere el trámite del asilo -entrevistas, análisis técnicos, entre otros- se vio paralizado por respeto a los protocolos sanitarios, se ha ido avanzando en el análisis de los informes mientras se permitió, en los casos correspondientes, el acceso a una cédula precaria de refugio para que estas personas puedan acceder al trabajo, a la educación y a otros servicios básicos mientras se resuelve su situación.
La Agencia de la ONU para Refugiados sostiene que, si bien no es posible predecir con exactitud cómo será el futuro en cuanto al flujo de desplazados, es necesario "revertir la tendencia actual y expandir masivamente opciones para que las personas desplazadas forzosamente puedan reconstruir sus vidas, ya sea en sus países de origen o en otros lugares".