Raíces pioneras
Luis Majul inauguró, en 1991, un género literario que se multiplicaría en numerosos títulos durante los años siguientes. Con su libro "Los dueños de la Argentina", inició un camino de biografías-investigaciones de los empresarios argentinos.
Lo que más me llamó la atención de ese viejo y controvertido libro fue lo que yo denomino el "contraste abuelo-nieto". En él y en otros libros que le siguieron, las empresas son retratadas como una saga en la que, al impulso fundador de un abuelo visionario (a veces padre o bisabuelo), seguía un desarrollo y consolidación de la empresa que la acercaba al poder, la vinculaba más con el lobby que con la producción y terminaba mezclando al nieto en algún negocio con el Estado. Era ese presente controvertido, esa sospecha sobre la legitimidad de los ingresos actuales de una empresa (o al menos de parte de ellos), lo que constituía la razón de ser del libro. Sin embargo, a mí me dejaba otra lección: ¿qué pasaba con el abuelo, el fundador? Esa era la verdadera historia.
Uno puede creer o no, por ejemplo, el relato que hacía Majul sobre las relaciones non sanctas del Grupo Bridas con el Banco Central, pero, ¿cómo no sacarse el sombrero por el padre y el abuelo de Carlos Bulgheroni? Es la historia de cómo un almacén de ramos generales en Rufino, un pueblo de Santa Fe, se convierte en empresa petrolera, lo más fascinante del relato. La historia de origen humilde, tesón y visión. La generación de riqueza no exenta de valores, en un mundo en el que la construcción de la reputación y el cumplimiento de la palabra empeñada tenían un correlato en el éxito económico.
Que digamos que necesitamos volver a los abuelos no es un acto de nostalgia. De hecho, el espíritu de esos abuelos está presente hoy en muchos argentinos que todavía no han cumplido los treinta: los nuevos emprendedores.
En el alma de ellos vive el espíritu del capitalismo puro. Puro porque es volver a las fuentes, a lo básico, al origen de la generación de riqueza en una sociedad. Puro porque implica jugar limpio y preocuparse por perseguir un sueño, una visión. Igual que los abuelos.