Quique Sacco: "Entre la opción de la depresión o la bronca, la mejor es seguir adelante en homenaje a Débora"
Enrique "Quique" Sacco sabe de medios y, a pesar de sus más de 20 años de perfil bajo dentro del periodismo, los últimos 365 días se vio en el centro de la escena tras la sorpresiva muerte de su pareja, Débora Pérez Volpin, la periodista y legisladora que falleció mientras le practicaban una endoscopía en el Sanatorio de la Trinidad.
"Pasé el fin de semana muy movido y movilizante. Muy difícil desconectarse. Esto tiene un condimento, que es la causa y el interés de los medios, que lo hace aún más pesado", resume el periodista deportivo, que había pedido dar notas esta semana para tratar de abstraerse en los últimos días. Fue imposible.
Durante la charla con LA NACION contará cómo vivieron él y los hijos de la entrañable conductora el primer año sin ella. Evitará, quizás inconscientemente, utilizar la palabra muerte y dejará en claro que no hay un ánimo revanchista contra los médicos imputados tras el fallecimiento de la mujer, que acababa de cumplir 50 años y recién había asumido su banca como legisladora porteña.
- ¿Cómo estás hoy?
- Seguimos adelante. Entre la opción de la depresión o la bronca, la mejor es seguir adelante en homenaje a ella. Como una forma de celebrarla. Porque también están los chicos y esto generó una gran retroalimentación entre ellos y yo para seguir adelante junto a la familia. Eso está intacto y es muy bueno. Desde ese lugar, nos hicimos fuertes juntos. Seguimos siendo un equipo. Así como lo hablábamos con Débora, que éramos un equipo y hoy lo seguimos siendo. El año pasado hicimos un viaje a Chile en Semana Santa y Agustín [el hijo mayor de la conductora] subió una foto diciendo que seguíamos con la tradición de ser un equipo.
- ¿Cómo fue este año para vos sin Débora?
- A cualquier persona que uno conozca, la muerte de Débora lo impactó y siente su ausencia, simplemente porque la admiraba como periodista o le generó toda la confianza para que la votara para legisladora o la admiraba de la tele. Imaginate lo que es para mí, que compartía la vida con ella. Siento vacíos, ausencias, pero siempre rescato lo mejor. Eso te da mucha fuerza y te potencia para ir hacia adelante. A veces me hago de pregunta de todo lo que perdí de vivir juntos. Ahí me respondo: «Pensá en todo lo que no hubiésemos vivido si no la hubieses conocido». Por eso valoro mucho haberla conocido y haber podido construir esta relación que tuvimos por tanto tiempo.
- ¿Qué es lo que más de extraña en el día a día?
- Como ella salía muy temprano, lo que más extraño es nuestro final del día. Nuestras cenas, las charlas de sobremesa. Teníamos contacto durante todo el día, pero el final del día era el mejor de todos. Era cuando ya terminábamos nuestras actividades y después de la cena teníamos charlas ya sea solos o con los chicos. Eso realmente lo extraño. También armar programas para los viajes, para ver espectáculos o los fines de semana. Eso que hace que uno decida y elija compartir la vida con alguien. Que te alimenta y te hace bien.
- ¿Cómo recibís y qué te generan las demostraciones de cariño que te llegan a diario por Débora?
- Es algo maravilloso. Primero porque mucha gente me hizo saber lo que sentía por ella, aunque yo lo veía cuando estábamos juntos. Te da una gran satisfacción, un orgullo, que a la persona a la que elegís se la reconozca de la manera que hicieron con ella. Pero el reconocimiento que ocurrió a partir del hecho es algo impresionante. Es conmovedor y lo agradezco profundamente. Toda esa gente que la quiere, admira y recuerda permanentemente, también te da fuerzas para seguir y mirar hacia adelante. Uno nunca sabe cómo te pueden despedir o reconocer. Pero, la verdad, el reconocimiento que ha tenido Débora hace que sea un elemento más para que pueda descansar en paz.
- Agustín y Luna, los hijos de Débora, están en plena etapa de crecimiento y de elegir su camino. ¿Cómo es ver ese proceso?
- Los veo crecer con buenos valores y como buenas personas, que es lo más lindo. Ellos crecieron mucho en este último tiempo a partir de lo que ocurrió. Crecieron de manera acelerada. Agustín sigue con su carrera de Ciencias de la Comunicación en la UBA y la verdad es que es un estudiante impecable. Luna terminó el colegio, después de un año que fue dificilísimo, de una manera formidable y ahora está en frente de este nuevo desafío que es la universidad. Eligió estudiar arquitectura. El hermano mayor de Débora es arquitecto y creo que algo en la sangre, y mucho de la admiración que ella siente por su tío, tuvieron que ver con la elección de la carrera. Lo bueno, es que fueron elecciones absolutamente libres las de los dos.
- ¿Siguen viviendo juntos?
- Nosotros compartimos muchísimo tiempo. Obviamente con el papá [Marcelo Funes] también. Por ejemplo, el último cumpleaños de cada uno de los chicos los armamos entre los dos. Esa buena relación hace que todo sea más fácil, porque acá el objetivo es que los chicos estén bien. No hay nada que poner sobre la mesa. Solo que ellos sean felices. Nosotros seguimos compartiendo cenas, viajes, charlas, salidas. Ellos tenían la opción de decir: «vos sos la pareja de mamá y punto». Sin embargo, optaron por seguir siendo familia y aunque no lo hubiesen hecho yo los iba a seguir queriendo igual. Creo que ese es uno de los legados de Débora en todo esto: el amor de los chicos. Es eso que alimenta y permite que uno esté presente, que sigamos siendo un equipo.
- ¿Cómo viven ustedes el proceso judicial y las demoras para llegar al juicio oral?
- Tratando de abstraernos de las consideraciones personales que uno tiene, nosotros sabemos que todo el mundo tiene derecho a tomar las herramientas que la Justicia da para poder ejercer una defensa. Pero, la verdad, es que creemos que la autopsia y el informe de los peritos fue contundente. Hay pruebas claras y lo que nos gustaría es que, en nombre de la Justicia en nuestro país, los procesos sean más rápidos. La mejor manera de determinar las responsabilidades es en un juicio. Por lo tanto, que se consiga saber una fecha cuanto antes nos dejaría tranquilos para el último proceso. Que se dilatan los juicios no es bueno para ninguna parte. Nosotros como familia necesitamos que salga este juicio y termine cuanto antes, para tener esa paz que necesitamos y también necesita Débora.
- ¿En algún momento se comunicó con vos o alguien de la familia el endoscopista o la anestesista que están imputados?
- No. Que a mí me conste no. Personalmente conmigo tampoco.
- ¿Qué le dirías a la gente que te demuestra su cariño hacia Débora a cada momento?
Les digo que muchísimas gracias porque es una energía altamente gratificante, que nos impulsa a seguir adelante. También les diría que nosotros tomamos esta bandera por Débora, en principio, pero para que esto no vuelva a ocurrir en ningún lado. Para que se tomen los recaudos necesarios con los recursos humanos y la aparatología necesaria. Se trata de la salud de las personas. El caso de Débora fue público por quién era ella y porque nosotros somos gente de los medios. Pero esto le puede pasar a cualquier desconocido. Después de lo de Débora le pasó a una persona de mi entorno, que está hace 30 años con nosotros, y quedó a la deriva y luchando contra el desierto. En nombre de todos esos silenciosos, inocentes o ciudadanos comunes, me parece que el caso de Débora puede sentar un precedente muy importante. Como un antes y un después. Por eso agradezco esa fuerza de la gente, la energía, los buenos sentimientos y las ganas de acompañarnos. De darnos un abrazo y decirnos que no aflojemos y sigamos adelante.
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