“Quiero justicia”: tras el descargo de los dueños, velan en Córdoba a la chica que murió al ser atacada por dos dogos
En el cementerio San Jerónimo, la madre de Trinidad, Sofía Ballesteros, pidió que José Nieto vaya preso; el abogado solicitará un cambio de carátula
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CÓRDOBA.– “Quiero justicia porque me sacaron una parte de mi vida”, dijo Sofía Ballesteros, madre de Trinidad, la adolescente asesinada por dogos en el barrio Estación Flores de la ciudad de Córdoba, que esta mañana era velada en el cementerio San Jerónimo, donde será cremada.
La familia de la chica de 15 años designó al abogado Carlos Nayi para ser querellantes en la causa donde José Nieto, el dueño de los animales, está imputado por homicidio culposo y lesiones culposas. El letrado adelantó a LA NACION que pedirá el cambio de carátula a homicidio simple con dolo eventual.
El domingo, Trinidad había salido a pasear los perros de su tía por el barrio, en la zona sur de esta capital, a la altura de la calle Bucarest al 4800. Las mascotas regresaron, pero ella no. Los dogos de Nieto habían escapado de su casa y la habían atacado. Uno la hirió en las piernas y el otro le destrozó la cabeza. La chica tuvo dos paros respiratorios e ingresó al quirófano del Hospital de Urgencias inconsciente. Los médicos le reconstruyeron una oreja, parte de la cara y la cabeza, pero como los dogos le mordieron dos arterias y perdió mucha sangre, no logró sobrevivir. Falleció ayer a la madrugada.
Después de herir a la joven, ingresaron a otra casa detrás de otro perro, donde había dos niños. El padre de los chicos los mató con un cuchillo de carnicero que tenía. El hombre recibió una herida en la cara y otro vecino, que había intentado defender a Trinidad, debió ser suturado en la mano.
“Pido mil perdones a la familia, no fue mi intención, no fue la intención de esta casa”, sostuvo ayer Nieto a El Doce TV. Él y su esposa estaban de viaje y los animales habían quedado al cuidado, al parecer, de una hija. “Lo único que digo es que le pido mil perdones a la familia, no fue la intención de esta casa”, insistió.
Más tarde negó que los dogos fueran usados para cazar. Confirmó que en la vivienda estaba una hija menor de edad, a la que los perros se le escaparon.
La madre de Trinidad insistió hoy ante la prensa en que quiere ver “preso” al dueño de los animales, cuya casa fue allanada ayer. Ya había antecedentes de otras denuncias de los vecinos por la peligrosidad de los dogos y porque solían escaparse a la calle.
Por este motivo, hace un año efectivos de la Patrulla Ambiental de Córdoba estuvieron en la casa de Nieto y elaboraron un sumario.
En agosto de 2022 el ayudante fiscal Gerardo Lozada determinó que Nieto no tenía medidas de seguridad para evitar que los perros salieran a la calle. Lo condenó por la contravención, con tareas comunitarias por una jornada. El hombre adujo que no podía cumplirlas por su trabajo y debió pagar $1000 de multa.
Por eso, en diálogo con LA NACION el abogado Nayi explicó que la imputación de homicidio culposo que Nieto enfrenta en la causa por la muerte de Trinidad es una “figura provisional” y que espera que cambie porque tiene como antecedentes las “varias denuncias” realizadas por los vecinos sobre la peligrosidad de los dogos, que se escapaban. “No se agota en responsabilidad a título de culpa. La Justicia tiene que dar una respuesta a la familia y a la sociedad”, sostuvo.
Planteó que Nieto “violó” la ley provincial 9685 (2009) que “prohíbe” en el territorio de Córdoba “circular por espacios públicos, vía pública o en lugares de acceso al público, con perros potencialmente peligrosos y con el animal en libertad de acción”, así como la ordenanza municipal de mayo pasado que establece la obligatoriedad de inscripción en un registro de los perros peligrosos.
“No solo desafió la ley, sino que eso va unido a que estos dos perros en particular estaban entrenados para cazar; fueron traídos de Catamarca. Un vecino contó cómo acorralaban a un puma; su testimonio es muy importante”, agregó.
“Me da bronca, esta gente tenía denuncias porque los perros salían, atacaban y no hicieron nada. Tuvo que pasar esto y la que perdí fui yo”, lamentó la tía de Trinidad, Noelia Ballesteros. Y completó: “Ya no la tengo conmigo, me duele en el alma. No puedo hacer nada para que me la den de nuevo”.
Guillermo fue uno de los vecinos que el domingo salió en defensa de la chica de 15 años durante el ataque de los dogos. Relató a Cadena 3 que uno de los animales se le “vino encima”. “Me alcancé a meter adentro con lo justo. Me saltó y le puse la mano con un palo que tenía y la soltó a la chica y se me vino a mí. Nadie podía llegar a ayudarla porque los perros te atacaban y se te venían encima. Hay un hombre que salió a defenderla primero con botellas y todo, pero no había forma; también le pegaba con un palo y ahí un perro le saltó y lo mordió en la cara”.
En tanto, Maximiliano, de 28 años, el vecino que ultimó a los dogos, detalló en declaraciones radiales: “Tomé la cuchilla y les di un par de chuzazos”. Señaló que actuó “por la adrenalina que tenía”: “sabía que debía defender a mi familia. Ese fue el coraje”.
Raza nacida en Córdoba
El trágico episodio renovó el debate sobre esta raza que nació en Córdoba el siglo pasado. El médico cirujano Antonio Nores Martínez quiso desarrollar el perfecto perro de caza mayor: así, el dogo argentino es producto de la cruza de razas como el bulldog, bull terrier, boxer y dogo de Burdeos, entre otras.
Un dogo adulto estándar pesa entre 40 y 45 kilos, y mide entre 60 y 65 centímetros. En las cruzas que fue realizando, Nores Martínez buscaba fuerza, resistencia y temperamento. Comenzó las pruebas en 1928, y veinte años después se dio cuenta de que había logrado estabilizar la raza. Pero recién en 1964 fue reconocida oficialmente en la Argentina. Ya en 1973, fue reconocida a nivel internacional por la Federación Cinológica Internacional (FCI) y, en 2020, el American Kennel Club la inscribió como raza pura.
Uno de los criadores de dogos más reconocidos y con más trayectoria es Horacio Rivero Nores; su padre era primo de Nores Martínez. “Lo que pasó [en el barrio Estación Flores] fue una desgracia, una tragedia. Por las denuncias que había de los vecinos podríamos hablar de ‘crónica de una muerte anunciada’. Como todo perro de más de 33 o 35 kilos, los dogos son peligrosos por el daño que pueden producir”, admitió en diálogo con LA NACION.
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