¿Quién tiene el secreto del bienestar? La respuesta tal vez te sorprenda…
Hábitos que son muy comunes entre los niños chiquitos que pueden mejorar la salud física y mental de los adultos
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NUEVA YORK.– Si hablamos de bienestar y de felicidad, es mucho lo que podemos aprender de los niños chiquitos.
No se escapen. El pediatra Hasa Merali, profesor de la Universidad McMaster y emergentólogo de guardias de pediatría, ha tratado a miles de pacientes de entre 1 y 5 años de edad. Y en su libro Sleep Well, Take Risks, Squish the Peas: Secrets From the Science of Toddlers for a Happier, More Successful Way of Life (“Dormir bien, aceptar riesgos y chapotear en el agua: Secretos de la ciencia sobre los niños pequeños para tener una vida más feliz y exitosa”), el doctor Merli dice que ese grupo etario de niños tiene una mala reputación que es inmerecida.
“Una frase que me disgusta mucho es cuando hablan de ‘los terribles dos años’,” dice Merali. “O cuando hablan de ‘los quejosos tres’. ¿Se imaginan si le seguimos poniendo etiquetas como esas a los diferentes grupos por edades?”
El pediatra reconoce que los nenes chiquitos tienen sus berrinches, pero las investigaciones revelan que, en promedio, ocurren una vez al día y duran tres minutos.
Pero el resto del tiempo son un verdadero ejemplo de bienestar, señala Meroli, y apunta a un par de buenos hábitos muy comunes entre los niños menores de 5 años y que pueden mejorar la salud física y mental de los adultos.
El autodiálogo positivo
Los niños pequeños suelen “couchearse” a sí mismos en voz alta, una práctica conocida como “habla privada”.
A los chicos no les da vergüenza y no se reprimen, y los adultos tampoco deberían hacerlo, señala Meroli: las investigaciones revelan que el autodiálogo positivo puede ayudar a los adultos a resolver problemas, a aprender, a ganar confianza y a manejar sus emociones.
Le comenté a Merali que suelo ser muy dura cuando me hablo a mí misma, pero que trataría que siempre trato de suavizarlo con frases del tipo “Yo sé que puedo”.
Aprovechar la oportunidad de moverse
Los niños de dos años están activos casi cinco horas al día, según la revisión de 24 estudios. “Se mueven con alegría, instintivamente”, apunta Merali.
Los adultos también pueden identificar las oportunidades de moverse más, aunque sea durante un minuto. Alcanza con dar una vuelta a la manzana, o agendarse un encuentro caminando, en vez de sentarse en un café. Y los que están solos en casa pueden hacer lo
que la psicóloga de la Universidad de Stanford, Kelly McGonigal llama “karaoke de cuerpo completo”: moverse y cantar al ritmo de la canción que prefieras.
Si ha demostrado que si esos breves estallidos de actividad suman más de 10 minutos diarios, la esperanza de vida se extiende. Y quedarse parado durante tres minutos cada media hora puede ayudarnos a controlar nuestros niveles de azúcar en sangre.
Otra buena opción es tratar de rodearse de niños, “una felicidad inequiparable”, dice Merali.
Hacer preguntas
Si hay algo de lo que no se privan los chicos es de hacer preguntas: según un estudio, hacen un promedio de 107 preguntas por hora, algo que tal vez no sorprenda a quienes son padres…
Durante el proceso de socialización, los adultos empezamos a refrenarnos de hacer preguntas por temor a lo que piensen los demás, dice Merali. Pero hacer preguntas no sólo nos permite obtener información, sino que es muy importante para construir relaciones interpersonales.
Es hora de irse a la cama
A los chicos menores de 5 años les hace muy bien la rutina, y cumplir con un horario establecido para irse a dormir y levantarse también ayuda a los adultos, dice el neurólogo especializado en sueño Alberto Ramos, investigador de la Escuela de Medicina Miller de la Universidad de Miami.
Si nuestros horarios nos lo permiten y si sentimos la necesidad, dormir la siesta también aporta innumerables beneficios, como mayor agudeza mental, menor tiempo de reacción y mejor memoria.
Salvo para quienes sufren de insomnio, que puede empeorar por dormir la siesta, el doctor Ramos recomienda siestas cortas de entre 20 y 30 minutos máximo, y a primera hora de la tarde.
Una oportunidad para reír
Para los niños chiquitos, “el mundo es como el club de la comedia”, dice Merali en su libro. Según un estudio allí citado, los menores de 5 años se ríen seis veces más que los adultos. Pero los adultos también podemos encontrar la forma de ponerle humor a nuestro día.
Una opción es escuchar podcasts de comedia o hasta intercambiar mensajes graciosos con alguien. Las investigaciones relevadas por Merali muestran que cuando estamos con amigos nos reímos más, así que hagámonos más tiempo para verlos.
“Todos los días sin falta mi papá me manda un mensaje chistoso”, dice Merali. “Y durante el almuerzo miro videos graciosos en el celular.”
Le pregunté qué tipo de videos eran, y como no podía ser de otra manera, me contestó: “Videos graciosos de nenes chiquitos”.
(Traducción de Jaime Arrambide)
Por Jancee Dunn
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