Quién fue Juan Bautista Alberdi, el prócer que aparece en el billete de $20.000
Su regreso al papel moneda es una gran oportunidad para repasar la biografía de este escritor, periodista y jurista, una de las mentes detrás de la Constitución de 1853 y férreo defensor del federalismo
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La puesta en circulación de un billete de $20.000 con la efigie de Juan Bautista Alberdi hizo a muchos preguntarse quién fue este prócer, uno de los protagonistas intelectuales y políticos del siglo XIX en la Argentina.
La figura de Alberdi atravesó distintos matices a lo largo de los años, ya que su militancia por la causa federal y la Confederación Argentina le valió distintos juicios históricos dependiendo de la época. Sin embargo, su regreso al papel moneda, en el que ya estuvo entre 1984 y 1987, corona una revalorización de su biografía.
Distintas figuras, que incluyen al propio presidente Javier Milei, lo exaltan como una de las mentes más lúcidas de su tiempo, un intelectual y jurista —el día de su nacimiento se celebra como el Día Nacional del Abogado— que fue precursor de la Constitución de 1853, sancionada en San Nicolás de los Arroyos.
De esta forma, se cumplen las palabras que Alberdi dedicara a sus enemigos en Grandes y pequeños hombres del Plata: “El éxito de la mentira es el de un momento; él pasará y yo seré vengado sin ejercer venganza”.
Quién fue Juan Bautista Alberdi
Juan Bautista Alberdi nació el 29 de agosto de 1810, año de la Revolución de Mayo, en Tucumán, ciudad donde seis años después se declararía la independencia de lo que sería la Argentina. A lo 14 años, el joven Alberdi se mudó a Buenos Aires, donde, como recuerdan desde la Casa Rosada, “desarrolló su pasión por la música y la lectura, inclinándose hacia autores como Rousseau, cuyas ideas influirían en su pensamiento político”.
No sorprende entonces que, a la hora de elegir sus estudios, se decantara por la carrera de Leyes en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Sin embargo, tuvo que abandonar la ciudad —cuya jurisdicción abarcaba por entonces también la provincia de Buenos Aires— por su oposición al régimen de Juan Manuel de Rosas. De esta forma, se graduó como abogado en Córdoba.
En esa época, se acercó a otras figuras jóvenes como el escritor Esteban Echeverría —autor de El Matadero, una crítica al régimen rosista considerado el primer cuento de la literatura argentina—, y el futuro rector de la UBA, Juan María Gutiérrez. Este grupo, junto a otras personalidades, sería parte de la denominada Generación del 37, que buscaba la implementación de la democracia en un territorio donde Rosas, como gobernante de Buenos Aires, ejercía la representación de las otras provincias de manera unipersonal.
Su oposición a este estado de situación lo llevó a comenzar un largo exilio en 1838, que tendría escalas en Uruguay, Francia y finalmente Chile. En este tiempo mantuvo su producción intelectual con colaboraciones en medios como El Grito Argentino, Muera Rosas, ambos de Montevideo, y El Comercio de Valparaíso. Además, durante su estadía en París pudo conocer a José de San Martín.
La victoria de Justo José de Urquiza sobre Rosas en la batalla de Caseros en 1852 lo inspiró a escribir su obra cumbre, las Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina. Este texto le fue enviado a Urquiza y sirvió de inspiración para la redacción de la Constitución de 1853, carta magna de un país que aún no acababa de formarse, ante la resistencia de Buenos Aires de integrarse al mismo. En paralelo, Alberdi fue nombrado por Urquiza como representante de la Confederación Argentina en Europa, desempeñándose como diplomático en Francia, Inglaterra, el Vaticano y España.
Sin embargo, la naciente nación se enfrentó a la guerra civil contra Buenos Aires, gobernada por Valentín Alsina, que se oponía a la federalización de las rentas de la aduana porteña y otras políticas de la Confederación. En este contexto, la capital del país que gobernaba Urquiza se trasladaron de Buenos Aires a Paraná, Entre Ríos.
La derrota de las tropas federales en la batalla de Pavón en 1861 puso fin a este experimento político y precedió la presidencia de Bartolomé Mitre, enemigo acérrimo de Alberdi. El exilio del antiguo funcionario se extendió y se complicó su situación económica, ante la negativa del nuevo gobierno a abonarle los sueldos adeudados por su cargo como representante en tiempos de la Confederación.
Desde su exilio, Alberdi mostró su oposición al retiro de Urquiza y el ascenso de Mitre. “La unión decantada deja en pie la causa de la guerra civil de 50 años, a saber, la renta de las 14 provincias invertida en la sola provincia de Buenos Aires”, cita el historiador Jorge Abelardo Ramos en su libro Del patriciado a la oligarquía. Además, es un opositor ferviente a la guerra de la Triple Alianza, iniciada en 1864 y culminada en 1870.
Alberdi volvió a la Argentina como un anciano, en 1879. Electo diputado nacional, sus ideas inspiraron a la floreciente generación del 80. La federalización de la ciudad de Buenos Aires que propugnaba el flamante presidente Roca concreta una de las aspiraciones de la vida de Alberdi. Sin embargo, el diputado votó en contra del proyecto, que implicaba la división del territorio porteño de la provincia de Buenos Aires y su nombramiento como Capital Federal, en un contexto de fuerte agitación por parte de los opositores a la medida.
El presidente Roca lo nombró, sin embargo, presidente de la Convención bonaerense, que tenía como tarea el nombramiento de un nuevo gobernador para la provincia. Otro nombramiento posterior, como ministro en Francia, fue trabado por sus opositores. Lo mismo ocurrió con la publicación de sus obras completas, solicitada por Roca al Congreso pero no concretada ante la negativa porteña. Contrariado, Alberdi regresó a su querida París, donde, tras caer enfermo, murió en una clínica el 19 de junio de 1884.
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