Qué tener en cuenta para decidir entre jardín maternal o niñera
Otro gran dilema que tenemos las madres cuando nos reincorporamos al trabajo después de la licencia por maternidad es con quién dejar a nuestro bebé. Es una decisión difícil que puede facilitar o complicar todavía más la transición entre estas dos etapas. A menos que tengamos alguna abuela o tía disponible que lo pueda cuidar, o que trabajemos desde casa y podamos combinarlo con el cuidado del bebé, las dos alternativas más viables son: contratar a una niñera que venga a casa o mandarlo a un jardín maternal.
Cada una de las opciones tiene sus ventajas y desventajas y tenemos que tratar de evaluarlas antes de tomar la decisión. "Hay que tener en cuenta cuáles son los objetivos y necesidades de los padres, es decir, lo que esperan para el cuidado de sus hijos", explica el psicólogo Santiago Gómez, Director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva.
Niñeras o babysitters
"Contratar a una niñera es una opción justa para aquellos padres que quieren una determinada educación para sus hijos que eligen a una persona que esté preparada, para que le pueda brindar al niño la estimulación que necesita en cada etapa de su desarrollo evolutivo. Sin embargo, contratar una niñera con preparación profesional resulta muchas veces muy costoso", agrega el psicólogo. Y es cierto, la mayoría de los padres que contratan niñeras optan por alguna persona de confianza (al menos "conocida de algún conocido") que pueda estar con el niño, jugar con él, atender a todas sus necesidades, pero que no necesariamente tenga preparación alguna para ello. Generalmente son estudiantes que necesitan algún trabajo que puedan ajustar con sus estudios o empleadas domésticas que combinan las labores de la casa con la atención del bebé. En muchos casos, esta solución es ideal, porque la misma persona nos resuelve varias cosas del hogar, sabemos que nuestro hijo está en un lugar seguro y es muy raro que se enferme o se contagie de alguien.
"Sin embargo, al estar en casa, los chicos tienen poca sociabilización, al no poder compartir actividades con pares", señala Santiago Gómez. Por eso si lo dejamos en casa con una niñera, hay que tratar de fomentarle la sociabilización por otros lados: ir a la plaza, inscribirse en algún gruo de actividades de madres y niños, reunirse con familiares o amigos que también tengan hijos chicos.
Otra gran desventaja de las niñeras es que cuando éstas se enferman, llegan tarde o tienen cualquier tipo de inconveniente, los padres somos los que tenemos que modificar nuestra agenda laboral y faltar al trabajo o hacer malabares para definir quién se queda con el chico.
Por último, siempre corremos el riesgo de que, la persona elegida no resulte idónea para el trabajo y no estimule lo suficiente al niño o no le preste tanta atención como nos gustaría, especialmente cuando no son profesionales.
Jardín maternal
La otra alternativa es enviar a nuestros hijos a un jardín maternal: "Los padres que se deciden por esta opción ponen el énfasis en la sociabilización de su hijo. Esto significa que el niño aprenda normas sociales, que influyan en su buen comportamiento; que aprenda a compartir juguetes con otros niños, a tolerar la frustración; además del desarrollo de habilidades sociales, motoras y emocionales varias", resalta Gómez. Asimismo, lo bueno del Jardín Maternal es que es una institución que siempre va a estar abierta para recibir a nuestros hijos; no puede "faltar" o "llegar tarde" como una niñera. Y además, siempre tenemos la garantía de que las personas a cargo de nuestro bebé son maestras capacitadas, que saben qué actividades y estímulos proporcionarles a cada edad.
"La gran desventaja del jardín maternal es el contagio de enfermedades entre los niños", destaca el psicólogo. Los chicos tocan todo, se meten juguetes en la boca y los comparten con los demás. Esto genera a veces un círculo vicioso de contagios que no tienen fin, especialmente en épocas de frío, cuando muchos tienen gripe, resfríos, conjuntivitis y demás.
Cómo saber si tomamos la decisión correcta o hay que cambiar
Sea cual sea la opción que elijamos para dejar a nuestros hijos, lo importante es estar atentos para saber discernir si ellos están contentos con este método, si están bien cuidados y si no hay algo fuera de lo normal que pueda retrasar o afectar el desarrollo del bebé o niño. "Cuando los chicos van contentos al jardín maternal - luego de haber superado la etapa de adaptación - o se quedan contentos con la niñera, con la cual han generado un vínculo afectivo, significa que todo marcha bien", explica Gómez. Sin embargo, nos detalla cuáles son los signos a los que tenemos que prestar atención para saber si nuestros hijos están bien, contentos y cuidados:
- Cambios en el humor
- Cambios de conducta
- Si se lo observa triste durante gran parte del día
- Llanto de manera injustificada
- Mayor sensibilidad
- Se lo ve asustado y temeroso (más de lo usual)
- Tiene trastornos en el sueño (pesadillas)
- Hay algún retroceso en su desarrollo. Por ejemplo, había aprendido a gatear y ya no lo hace más. O, más adelante, aprende a controlar los esfínteres y vuelve a no poder.
"Y fundamentalmente, una vez que el niño ha aprendido a comunicarse, es importante escuchar lo que dice y no tomarlo como una fantasía, ya que muchas veces puede estar expresando la causa de su malestar", agrega Santiago Gómez. También hay que tener la valentía de cambiar siempre que sea necesario a pesar de que nos tome tiempo, trabajo y dinero encontrar el lugar o la persona ideal para nuestros hijos.