Coronavirus: tras las declaraciones de Vizzotti, qué dicen los expertos sobre si las vacunas vencen
La ministra de Salud indicó que no hay fecha límite para completar el esquema de inmunización; los especialistas resaltan que hay un tiempo mínimo entre los componentes, pero no uno máximo
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La estrategia nacional de vacunación que estableció el Ministerio de Salud de la Nación en conjunto con el Consejo Federal de Salud (Cofesa) definió como prioridad vacunar contra el coronavirus con una sola dosis a un mayor número de personas. Este modo de inmunizar despertó preocupación en aquellos que hace más de tres semanas –algunos, hace ya más de dos meses– fueron inoculados y aún no recibieron el segundo componente, pensando que podrían perder la inmunidad. En ese contexto, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, señaló hoy que “ninguna dosis de ninguna vacuna ‘vence’”, en referencia a que no hay fecha límite para completar el esquema de inoculación contra el SARS-CoV-2. Especialistas consultados por LA NACION coinciden: las vacunas no “vencen” y el tiempo estipulado de interdosis no es el máximo, sino el mínimo, explicaron.
El debate ya había sido impulsado a principios de este mes, cuando el gobierno bonaerense envió por mail una aclaración a todos los vacunados de ese territorio: “Es muy importante que sepas que todas las vacunas tienen un tiempo mínimo entre dosis, pero no un tiempo máximo. Lo que hace el organismo es generar los anticuerpos con la primera dosis y con la dosis subsiguiente, reforzarlos. El efecto de la primera dosis no se pierde ni se corta. La primera dosis no se vence”, resaltó el comunicado de la Provincia.
Leda Guzzi, infectóloga y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), explica que el intervalo indicado entre las dosis, no es el máximo, sino el mínimo. En el caso de la Sputnik V, como se dijo, ese lapso es de tres semanas; para la Covishield o la AstraZeneca es de ocho a 12 semanas y para la Sinopharm, de tres a cuatro semanas.
“El Plan de Vacunación Nacional se enfoca en vacunar a la mayor cantidad de personas con una sola dosis, y eso trae beneficios en cuanto a disminuir el número de contagios e internaciones. Esta estrategia se usó en Canadá y el Reino Unido, y dio buenos resultados”, describe Guzzi.
Una cuestión central es entender cómo funciona la reacción inmunológica del organismo frente al antígeno de la vacuna contra el Covid-19. Algunos estudios que cita Guzzi señalan que, por ejemplo, en el caso de AstraZeneca resulta incluso mejor dejar pasar 12 semanas y no solo ocho para suministrar la segunda dosis.
“El cuerpo no pierde inmunidad. Hay estudios que muestran que si se extiende el intervalo entre las dosis le das más tiempo a que el sistema inmune consolide el primer contacto con el antígeno. Luego, cuando se aplica el refuerzo, el sistema inmune responde de una manera más exagerada y duradera. Los anticuerpos producidos por la infección natural duran entre ocho y doce semanas; sin embargo, estudios recientes demuestran que aun en ausencia de anticuerpos dosables la memoria inmunológica persiste gracias a la permanencia de células plasmáticas en la médula ósea. Estas células, enfrentadas nuevamente al virus, son capaces de activarse y generar anticuerpos neutralizantes, que evitan la infección o que reducen su impacto clínico”, detalla la especialista.
Otro aspecto para destacar es que la primera dosis, sobre todo de la Sputnik V, genera un nivel de inmunidad similar a la vacuna monodosis de Johnson&Johnson. De hecho, ambas funcionan con el mismo adenovirus, que es el vector viral que utilizan las vacunas para transportar la información genética del virus que luego despertará una respuesta inmunológica. “La primera dosis de Sputnik V genera entre un 70% y un 80% de eficacia para prevenir un contagio. La de AstraZeneca y Sinopharm alcanzan entre el 60% y el 65% de eficacia. Luego, las personas no pierden la inmunidad. De todos modos, está el interrogante de si una sola dosis servirá para enfrentar a las nuevas variantes”, agrega Guzzi.
Por su parte, Lautaro De Vedia, infectólogo y miembro de la SADI, explica que la duración de los anticuerpos y de la inmunidad celular aún están en estudio, pero cree que es razonable prolongar los tiempos entre dosis cuando hay pocas vacunas.
“A los 10 o 14 días [de recibida la inmunización] el organismo empieza a generar anticuerpos y se supone que el cuerpo mantiene un buen nivel de protección durante un tiempo todavía no determinado. Luego la segunda vacuna es un refuerzo. Tal vez más adelante tengamos que reforzar las dosis una vez por año, o no, aún todo es muy reciente como para determinarlo. Pero por el momento es mejor que haya más personas protegidas con una dosis que menos personas con dos”, concluye De Vedia.
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