Edad jubilatoria: para los expertos, hay que revisar el modo en que se aplica
Especialistas en el tema creen que habría que modificar las leyes laborales para dar más opciones a los mayores, tras la polémica que instalaron los dichos del titular del PAMI
"No se puede aplicar un corte tipo guillotina para el momento en que alguien debe dejar de trabajar", opina el René Knopoff, director de la especialización en Gerontología de la Universidad Maimónides, en diálogo con LA NACION.
En distintas entrevistas con expertos, este medio se encontró con una perspectiva humanitaria que excede el debate sobre la edad jubilatoria que prendió en las últimas horas, tras las declaraciones del titular del PAMI, Carlos Regazzoni.
Lo cierto es que la edad de corte -según advierten- no es el problema, sino la forma en que el retiro se lleva a cabo. Para muchas personas puede ser un trauma que puede llegar a enfermarlos y, para otros, un momento ansiado. Depende del tipo de trabajo que cada uno realice -si es más intelectual o más físico, por ejemplo- o si llegan a determinada edad en buenas condiciones de salud o no.
Especialistas en psiquiatría, recursos humanos o gerontología coinciden en señalar que hay que tratar de otro modo este delicado momento de la vida, y proponen leyes que contemplen la realización actividades laborales para después del retiro o que promuevan una jubilación optativa y gradual.
Expectativa y calidad de vida
Dr. Knopoff: "No me animaría a decir una edad matemática concreta para la jubilación porque hay tantas formas de envejecer como personas, pero sí que vamos mejorando. Hoy la edad a la que alguien es considerado viejo se corrió y sigue mejorando la expectativa y la calidad de vida. Hay muchos menos chicos que antes, proporcionalmente, y en los últimos 10 años las tasas de natalidad bajaron drásticamente en cinco provincias. En 50 años la población se duplicó, pero los mayores de 65 años aumentaron cuatro veces y los mayores de 80 aumentaron 10 veces."
Ana María Weisz, directora de retiro de Mercer para Argentina, Chile, Bolivia, Uruguay y Paraguay: "En nuestra experiencia, vemos hombres que no desean retirarse, que se sienten útiles y que tienen mucho para aportar. Sin duda ellos elegirían permanecer en sus trabajos si pudieran. Ahora, se trata en general de personas con buenas condiciones de trabajo. Habrá que ver cómo tomaría el operario con regímenes más exigentes que comprometen más lo físico, el hecho de continuar por más años. En cuanto a las mujeres vemos que hay mayor cantidad que están dispuestas al retiro aunque en los últimos 10 años han aprendido que pueden elegir permanecer en principio hasta los 65 y casi todas lo hacen. Ahora, en general en ellas no vemos el deseo, la pasión por continuar trabajando sino más bien la necesidad."
Matías Ghidini, director general de la consultora de RRHH Ghidini Rodil: "En el mercado del trabajo formal, privado y profesional sucede un efecto quizá paradójico. Por un lado, los ejecutivos tienen, cada vez más, una 'vida útil laboral' más extensa; pero por otro lado, las compañías acortan los tiempos de crecimiento y desarrollo de sus empleados, acelerando los reemplazos, generando así que un ejecutivo ya pueda o deba ser director o CEO a los 40 años. Es decir, las empresas promueven 'adelantar' el crecimiento profesional, pero los empleados cada día dedican más años de su vida al ámbito del trabajo. Entonces, cuando se ha estado trabajando durante un tiempo prolongado en una organización, no es fácil decidirse o animarse a explorar nuevos horizontes. Esto, sumado a la finalización de una carrera profesional, genera temor, dudas e incertidumbre. Por esta razón, es usual que un ejecutivo que llega a los 65 años no se decida o anime a cerrar ese ciclo. Esto genera un eventual 'tapón' en la empresa."
Existe la vida después del retiro
Dr. Enrique Rozitchner, psiquiatra y psicoanalista, ex coordinador de psicogeriatría de la Asociación de Psiquiatras Argentinos y de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA): "La tendencia actual en el mundo no es que la gente siga trabajando sino dar a los jubilados nuevas formas de trabajo, ya que la sociedad puede contar con sus recursos de formación y experiencia."
Dr. Knopoff: "El aumento de población mayor es un fenómeno mundial. No debe asustarnos en tanto desarrollemos una población activa. Previamente o con posterioridad a la jubilación, las personas tienen que tener la posibilidad de ser voluntariamente creativas. Cada uno sabe hasta dónde puede hacer o no hacer. Después de jubilarse es una edad en la que en general ya no es necesario trabajar para llevar dinero a la casa."
M. Ghidini: "Es importante que un profesional que llega a los 65 años haya comprendido que la nueva etapa que lo espera puede ser tan activa y positiva como la que ha desarrollado hasta hoy. Un buen ejercicio para saber cómo continuar puede incluir: repasar y revisar sus fortalezas, intereses, deseos y gustos personales; explorar y conocer las distintas opciones de proyectos y alternativas que puede encarar de ahora en más; evaluar las alternativas disponibles. Desde la demanda laboral, no son pocas las Pymes en proceso de profesionalización que pueden valorar la experiencia, la trayectoria y la visión estratégica de este tipo de perfiles cercanos a los 65 años."
A. M. Weisz: "Resalto la importancia del ahorro desde edades precoces para poder financiarse una vida digna por un período cada vez más largo." De acuerdo a un informe de Mercer, las tasas de mortalidad continuarán disminuyendo, más rápidamente que las tasas de natalidad, con lo cual la población económicamente activa disminuirá también hacia fines de este siglo.
Reforma pública y privada
Dr. Rozitchner: "Las personas luego de recibir el beneficio de la jubilación, no por eso quedan excluidas del mercado laboral, pero ello significa modificar las leyes laborales sacando la exclusión por edad o por jubilación y habilitando nuevas formas de trabajo a tiempo parcial que de esa forma mejoran la calidad de vida de la persona mayor complementando su jubilación. La Argentina ha llevado siempre la delantera en el cuidado, prevención y apoyo sanitario a su población de mayores. La reciente iniciativa para el pago de los juicios atrasados -clara injusticia para los más mayores- no puede ser presentada a la par de la limitación del sistema ni el castigo o la desfinaciación, como propone Regazzoni al insinuar la suba de la edad jubilatoria."
A. M. Weisz: "En numerosos países de América Latina, la natalidad disminuye y la mortalidad también. Si los sistemas de seguridad social no cambian, se pueden hacer insustentables justamente debido al comportamiento de la mortalidad, es decir, la extensión de la vida."
Dr. Knopoff: "Prolongar la edad de la jubilación es una necesidad, pero habría que cambiar el concepto: debe ser voluntaria y gradual. Cada uno debe elegir el momento, siempre dentro de ciertas condiciones de edad y de salud. No es posible imponer un modelo tipo guillotina, en el que de golpe se deja de ver a los amigos y compañeros de toda la vida, porque eso puede enfermar a las personas. Debe hacerse gradualmente, con la disminución de una hora por día durante un tiempo, luego dos horas y así, para que la persona empiece a manejar su tiempo libre."
M. Ghidini: "Desde las empresas es necesario que las compañías ofrezcan el soporte a través de programas individualmente diseñado para apoyarlos en este paso."
El colapso en la comunidad de oyentes
Una mirada psicoanalítica echa otra luz sobre el problema del envejecimiento en la sociedad. El Dr. Osvaldo Bodni, ex coordinador del departamento de adultos mayores de la APA y autor del libro La delegación del poder en el envejecimiento humano, lo explica de esta manera:
"La vejez se organiza en función del legado, la historización y el relato. La responsabilidad por conservar la cultura constituye entonces una exigencia de trabajo para el psiquismo adulto. Todos somos eslabones de una cadena de cronistas. El problema nuevo parece pasar por un envejecimiento de la sociedad, que da lugar al extraño fenómeno demográfico en el que muchos viejos pretendan ser escuchados por cada vez menos jóvenes."
"Los adultos mayores deben ser aceptados en su función de relatores, y necesitan ayuda para aceptar que el sucesor nunca podrá ser su doble, pero que de todos modos llevará inscripta alguna marca, una señal pequeña pero imperecedera del discurso de sus mayores. Debemos comprender que piden garantías de ser reconocidos, pero que el vértigo social actual no los escucha. Este 'colapso en la comunidad de oyentes', como lo señalaran Walter Benjamin y Alain Touraine, genera una evaluación negativa de lo vivido, la angustiante sensación de una existencia intrascendente, y una ausencia del imprescindible balance de la vida como tarea bien hecha."
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