Qué hacer en Punta del Este cuando llueve: 5 alternativas para todos los gustos
Para esos días de lluvia o muy nublados, algunas ideas para no quedarse sin plan
Punta del Este es un destino que goza de uno de los climas más envidiables de la costa latinoamericana. Sus veranos se caracterizan por días de sol pleno, viento suave del lado de La Mansa y fuerte de La Brava, días cálidos, noches frescas y estrelladas y pocos, muy pocos días de lluvia. Tan es así que no sorprende la cantidad de veraneantes brasileños que llegan en esta época a las costas uruguayas, para huir de las tormentas tropicales que a veces hacen que pisar sus playas paradisíacas sea misión imposible.
Pero sin dudas los días nublados existen y las tormentas de verano, cuando caen, arrasan con esta ciudad diseñada casi exclusivamente para disfrutar de la playa. ¿Qué hacer cuando parece que el diluvio te condenó a mirar los rayos por la ventana? Acá, algunas ideas:
1) Museo Ralli y circuito de arte
Este año, el museo más importante de Punta del Este cumple 30 años y está de fiesta. Todos los miércoles hay actividades culturales con entrada libre y gratuita, y los fines de semana se ofrecen talleres para niños guiados por artistas. Este espacio que ya es un clásico esteño para los amantes del arte, reúne en sus salas obras de los locales Ana Baxter, Jorge y Carlos Páez Vilaró, Nicolás García Uriburu, Ignacio Zuloaga, Micaela Núñez, el brasileño Adelio Sarro, el británico Beryl Cok, el ruso André Lanskoy y esculturas de Botero y Salvador Dalí.
Pero además, Punta del Este cuenta con un buen surtido de galerías de arte que se extienden desde la Península hasta Manantiales y José Ignacio, con piezas de arte contemporáneo de colección. Tan importante es el espacio para los artistas plásticos en este destino que en 2014 se fundó la feria Este Arte, que convoca a las principales galerías al Punta del Este Convention and Exhibition Center para dialogar con una selección de las más reconocidas galerías del mundo. La feria que, curada por Laura Bardier, busca posicionarse en la agenda global de las ferias de arte, tiene lugar del 7 al 9 de enero.
2) Castillo de Piria
Un plan totalmente diferente para un día nublado o lluvioso es subirse al auto y poner rumbo a Piriápolis. El balneario está a tan solo 30 minutos de Punta Ballena y aunque no se pueda ir a la playa, la aventura de recorrer el castillo que tiene enfrente al Pan de Azúcar vale mucho la pena. Se trata de un edificio de 1897, construido para que se convirtiera en el hogar de Francisco Piria, el fundador del balneario, con un estilo medieval que lo convirtió en un punto de atracción para los turistas que recalan en Uruguay. Conocer cada recoveco del castillo y pasear por el museo que retrata cómo era la vida en estas playas a fines del siglo XIX, es sin dudas un programa para hacer solo cuando el mar esté agitado por una lluvia de verano.
3) Museo del mar
El favorito de los chicos. Ubicado en el corazón de La Barra, este museo ofrece una colección muy atractiva de mamíferos marinos tales como esqueletos de delfines, marsopas, orcas, cachalotes, elefantes y lobos marinos y cuatro esqueletos de ballenas, algunos de los cuales superan los 15 metros de longitud. Caracoles de todo tipo, un insectario y varios rincones históricos: qué piratas llegaron hasta estas costas, la historia de los balnearios de Uruguay y la Argentina, con mucha documentación, postales y reliquias. Abierto todo el año, de 10 a 17.30.
4) Recorrido deco
A los que aman el diseño y la decoración, Punta del Este nunca los va a encontrar aburridos. Las casas de antigüedades y deco son un clásico de esta ciudad y ofrecen todo tipo de opciones a cuál más inspiradora. Desde hace algunos veranos, el polo de moda y diseño se instaló en Manantiales, con casas que ofrecen ítems preciosos como Mónica Melhem (que también abrió un local en José Ignacio), Roberta Roller Rabbit, Silú, Velas de la Ballena, y el desembarco de Panorama, la tienda de Palermo que logró instalarse en este circuito exclusivo a pocos pasos del mar.
5) Sabores imperdibles
Si los días de sol son para disfrutar de la gastronomía en la arena que ofrecen lugares como La Huella o Marismo, los de lluvia son para acudir a esos restaurantes cerrados que uno esquiva cuando hay un cielo azul que mirar pero que se convierten en refugios impostergables cuando azota el mal clima. Los suculentos platos del Bungalow Suizo, un rico té en L’Auberge o en Las Delicias, una visita a los restaurantes del hotel Enjoy Conrad o al Punta del Este Resort (ex Mantra) pueden salvar el día.
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