La historia de desigualdad se empieza a escribir incluso antes de que el niño nazca; la alimentación durante la gestación y luego en los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo físico, psicológico, social y cognitivo de los niños
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Seis de cada 10 chicos son pobres en la Argentina. Esta cifra, impactante, surge de un informe elaborado por el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, perteneciente la Universidad Católica Argentina (UCA) y se ha transformado en un recordatorio alarmante sobre la situación actual.
En la escuela primaria Nº65 Maestros Argentinos del barrio Don Orione, en Almirante Brown, provincia de Buenos Aires, Lorena Lidano, su directora, asegura que luchan todos los días para contener el impacto que el contexto de carencias tiene en los alumnos.
“No nos vamos a quedar con esa cifra de la UCA. Acá los chicos aprenden a escribir, a leer, y también ayudamos a que sus padres aprendan a leer y a escribir. Tenemos 500 alumnos y el año pasado terminaron todos sexto grado, ninguno abandonó. Algunos vienen de barrios muy pobres y su única comida la tienen en la escuela, mientras que otros llegan porque los padres no podían seguir pagando una escuela privada. Tenemos necesidades y problemas de todo tipo y, por supuesto, hay quienes tienen más dificultades por no estar bien nutridos ni tener contención emocional. Pero hacemos lo imposible para que la escuela les cambie la vida”, describe Lidano.
El caso de Lidano y su lucha titánica contra una realidad abrumadora muestra que una escuela aún puede modificar un rumbo complejo pero, ¿qué sucede con todos los otros niños, niñas y adolescentes (NNYA) que no llegan a una institución como la Nº65? Si hoy el 60% de los NNYA están malnutridos, o en condiciones ambientales y sociales desfavorables, ¿estarán preparados para un mercado laboral cada vez más desafiante? ¿Anidará aquí la gran tragedia argentina?
La historia de desigualdad se empieza a escribir incluso antes de que el niño nazca. La alimentación durante la gestación y luego en los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo físico, psicológico, social y cognitivo de los niños, advierte Sol Vilaro, directora del Departamento de Nutrición de INECO. Por lo que se puede asumir, indica la especialista, que la función cognitiva de los niños en la primera infancia está relacionada con su historia nutricional.
El neurólogo Conrado Estol explica que al nacer el cerebro tiene un cuarto del tamaño de un cerebro adulto promedio y durante el primer año de vida duplica su tamaño. Para el tercer año tendrá el 80% del tamaño de un adulto y llegará al 90% a los cinco años. Si bien se nace con todas las neuronas que tendrá el cerebro adulto, las conexiones interneuronales llegan a generarse hasta un millón por segundo durante los primeros años de vida. La interacción social, experiencias de vida y la educación tienen fuerte influencia en la formación de estas conexiones.
“El desarrollo cerebral está programado genéticamente, pero tiene fuerte influencia de factores ambientales y especialmente por la nutrición. La pobreza también se asocia con una baja interacción social y estimulación, entre otros problemas. Todo esto tiene un impacto negativo en la formación cerebral y el desarrollo cognitivo de un niño”, advierte Estol.
El especialista cita estudios en los que la lactancia al año fue un factor predictivo de mayor velocidad de procesamiento cognitivo en los años posteriores, y por ello resalta la importancia de la lactancia para que el bebé pueda estar bien nutrido, incluso en contextos desfavorables. “Se han hecho estudios ajustando variables como status socio económico y coeficiente intelectual (CI) materno que mostraron una relación positiva consistente entre duración de la lactancia y el aumento en el puntaje de CI comparado con chicos que no recibieron lactancia. La leche materna tiene la mejor combinación de nutrientes comparada con cualquier alimento, y a partir de los seis meses de edad se la debe complementar con hierro. La glándula mamaria tiene un alto nivel de autonomía metabólica durante la lactancia, lo que garantiza una composición adecuada de la leche materna, aún en madres mal alimentadas. La madre debe estar bajo efecto de una malnutrición severa para que la leche materna no tenga los nutrientes con la calidad necesaria”, detalla Estol.
Vilaro subraya que la Organización Mundial de la Salud recomienda, cuando existe riesgo de desnutrición infantil, apoyar la lactancia materna. “Los lípidos de la leche proporcionan la fracción más importante de calorías en la leche materna, sin embargo, son los componentes más variables en su contenido y calidad. La desnutrición materna se relaciona con niveles más bajos de lípidos en la leche y la distribución del perfil de los ácidos grasos también es sensible a la dieta de la madre. Pero, a pesar de que exista una malnutrición por parte de la madre, la leche posee un excelente valor nutricional e inmunológico. El cuerpo de la madre siempre prioriza las necesidades del bebé, a expensas de los depósitos maternos”.
¿Hambre en la Argentina?
Según los informes de la UCA, se considera “inseguridad alimentaria severa” cuando los progenitores reconocen que sus hijos han pasado hambre por no tener qué comer.
La situación de inseguridad alimentaria siguió una tendencia similar a la indigencia, explican los informes de la UCA. En 2009 en adelante se mantuvo relativamente estable por los sucesivos ochos años (desciende del 13 al 9%), y a partir del 2017 se vio un incremento sostenido hasta el 2020, año en el que alcanzó el 15%, logrando una progresiva recuperación en los años posteriores llegando al 12,4% en el 2022.
En este marco, las ayudas alimentarias directas e indirectas no han dejado de aumentar en su cobertura. Las ayudas a comedores escolares, y comunitarios, así como la copa de leche, entre otros, han incrementado su alcance de manera progresiva y a partir del 2020 sumaron una ayuda indirecta como es la Tarjeta Alimentar. Estos programas alcanzaron en plena pandemia al 46,5% de la población de NNyA y en 2022 llegaron de una u otra forma al 59%, según se lee en el informe Agenda para la Equidad 2017-2025.
Escasa estimulación
Según el informe Indicadores de déficit en el desarrollo humano y social de la infancia en la Argentina (2004-2023) de la UCA, la mayoría de los NNyA en la Argentina urbana no tiene la oportunidad de realizar actividades culturales deportivas y artísticas por fuera de la curricula escolar, lo que limita su estimulación y desarrollo intelectual. Entre 2007 y 2023, se estima que más del 80% de los NNyA entre los 5 y 17 años no realizaba este tipo de actividades en el tiempo no escolar.
¿Impacta en la educación?
Si bien los magros resultados de la Argentina en términos educativos se deben a variables tales como el presupuesto anual, el diseño de la curricula, la capacitación de los docentes, entre otras, los indicadores muestran un descenso significativo de los resultados a medida que aumenta la pobreza.
Según el informe Lectura y desigualdad, comparaciones entre Argentina y América Latina, del Observatorio de Argentinos por la Educación, publicado el año pasado, el 46% de los alumnos de 3er grado de primaria se ubican en el nivel más bajo de lectura (nivel I) según la prueba regional ERCE 2019, que es una prueba estandarizada aplicada en América Latina y el Caribe para medir el aprendizaje de los y las estudiantes en distintas áreas. La cifra asciende al 61,5% entre los estudiantes del tercil de menor nivel socioeconómico, mientras que desciende al 26,3% entre los estudiantes del tercil de mayor nivel socioeconómico.
En otras evaluaciones, como las Aprender 2023, se observa que en matemática, la mitad de los estudiantes de 6° grado (48,5%) no alcanza el nivel esperado, según los resultados de la prueba Aprender 2023 de primaria. Mientras que los resultados de las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), que impulsa la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), muestran que siete de cada diez estudiantes argentinos no logran el nivel mínimo de desempeño en matemática. En tanto, en lectura y ciencia, son cinco de cada diez alumnos los que no alcanzaron los niveles básicos.
¿Es reversible?
Uno de los grandes interrogantes es si es posible revertir la posible pérdida cognitiva que padece un chico que estuvo mal nutrido y poco estimulado. Al respecto, Vilaro destaca que no hay una respuesta contundente. “La intensidad, el momento y la deprivación nutricional, así como la calidad de la rehabilitación pueden influir en un buen o mal resultado. La mejor estrategia sigue siendo la prevención a través de una adecuada alimentación durante el embarazo y los primeros años de vida”, sugiere la especialista.
“La pobreza vulnera todos los derechos del niño. Entre ellos, la educación y la capacidad de aprender. El desarrollo del sistema nervioso central ocurre a un ritmo y secuencia determinada muy importantes en los primeros dos años de vida. No obstante, no todo termina allí. Hay una ventana de oportunidades para el aprendizaje. Siempre y a cualquier edad la escuela es el ambiente menos tóxico y mas nutritivo para los NNyA”, resalta Omar Tabacco, presidente Subcomisión de Derechos de la Infancia y Adolescencia de la Sociedad Argentina de Pediatría.
LA NACION se contactó en dos oportunidades con el ministerio de Capital Humano de la Nación para escuchar las propuestas destinadas a remediar esta compleja situación, pero no dieron respuesta.
¿Qué es ser pobre?
“Es la carencia de algo”, argumenta Lidano. “Hay muchas necesidades básicas insatisfechas, entre ellas, en la educación, y esto tiene un impacto a largo plazo en la sociedad. La escuela es un gran observatorio, vemos en el campo de la educación situaciones muy complejas, y cuando los chicos vienen de situaciones complicadas eso impacta de manera inmediata en su carrera escolar”.
Por ejemplo, indica Lidano, en las habilidades más complejas del pensamiento, como cálculos mentales u operaciones básicas, el tiempo de atención de los chicos más atravesados por diversas situaciones de carencia, es más bajo que el del resto. “Su resistencia a la fatiga en actividades que demanden mucha atención es menor. Lo logran, pero con otros tiempos. Vemos niños que también tienen pobreza de afecto. Cada vez que los chicos hacen un trabajito y uno les dice algo lindo, como sos un genio, se les ilumina la cara. Siempre les decimos que son héroes. Y es verdad, si de tan chiquitos se bancan no comer y el maltrato, son realmente héroes”, concluye Lidano.
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