Qué es la depresión perinatal, el trastorno que sufrió Britney Spears en sus primeros embarazos
Se trata de un cuadro que afecta a alrededor del 5% de las mujeres embarazadas
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Anteayer Britney Spears anunció que está embarazada de su tercer hijo, el primero junto a su pareja actual Sam Asghari. La cantante estadounidense contó que durante sus primeros embarazos —tiene dos hijos de 15 y 16 años con su exmarido Kevin Federline— sufrió depresión perinatal.
“Cuando estuve embarazada tuve depresión perinatal. Tengo que decir que es absolutamente horrible. Las mujeres no hablaban de eso en ese entonces. Algunas personas consideraban peligroso que una mujer se quejara así con un bebé dentro de ella, pero ahora las mujeres hablamos de esto todos los días. Gracias a Jesús no tenemos que esconder el dolor como un secreto”, escribió la artista, en el mismo posteo de Instagram en que anunció su reciente embarazo.
“La depresión perinatal se define como los cuadros depresivos que aparecen durante el embarazo o dentro del primer mes posterior al parto. Los síntomas pueden ser diversos. Tristeza, pérdida de placer por las cosas, enlentecimiento psicomotriz, angustia, alteraciones en el sueño y la comida, culpa y autorreproches. En los casos más graves se puede llegar al suicidio, infanticidio o cuadros psicóticos”, explicó a LA NACION Juan Cristóbal Tenconi, psicoanalista miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
Según Tenconi, tener un trastorno bipolar, antecedentes familiares de depresión o haber tenido este cuadro con anterioridad predisponen a una mujer hacia este trastorno que, de acuerdo a estadísticas de Estados Unidos, se da con una frecuencia aproximada del 5%.
María Teresa Calabrese, psiquiatra y psicoanalista miembro de APA, agregó: “La depresión perinatal abarca todo el período entre el embarazo y el puerperio y puede derivar en una depresión postparto. Generalmente tiene que ver con embarazos no deseados o buscados, pero por una causa secundaria como, por ejemplo, los casos en los que una pareja anda mal y busca un hijo para ver si el vínculo mejora. Por eso es posible que una mujer lo sufra en un embarazo y no en otro”.
Las consecuencias para el bebé son múltiples y serias. “Se generan patrones de inseguridad y ansiedad que son difíciles de modificar. Son chicos que a la larga se sienten no queridos, tienen un yo frágil y cualquier cosa los destruye”, comentó Calabrese.
Y agregó: “Los síntomas son los mismos que una depresión en general: un estado de ánimo triste sin causa aparente (en realidad hay causas, pero el individuo no las conoce), desgano, decaimiento hasta para realizar las tareas más habituales como puede ser bañarse, dormir mucho y sentir culpa, desvalorización y auto reproches”.
Depresión postparto
“Hay un cuadro muy habitual llamado maternity blue o baby blue que afecta a alrededor del 80% de las mujeres. Es una depresión que puede ser leve a moderada y dura dos o tres días después del parto. La mujer siente que llora por cualquier cosa, que está muy sensible. Es un llanto de congoja, que va ligado a la tensión, la ansiedad y la falta de sueño. Muchas veces está asociado a no saber bien qué hacer con el bebé. Pero cuando comprueban que pueden cuidarlo igual que el resto de las mujeres, cede espontáneamente “, dijo Patricia Alkolombre, psicoanalista miembro de APA.
Tenconi mencionó la importancia de diferenciar la depresión perinatal del cuadro baby blue. Este cuadro se da en la enorme mayoría de las mujeres y puede —o no— ser el comienzo de una depresión perinatal, que es otra cosa y no se da en la mayoría de las veces.
La depresión postparto, aseguró Alkolombre, alcanza en promedio a un 20% de las mujeres y tiene una duración de 6 a 8 semanas, aunque algunas investigaciones señalan que pueden durar hasta un año.
“Por último están las llamadas psicosis postparto, que alcanzan un caso entre 1000. Presentan desgano e irritabilidad hacia el entorno e ideas delirantes. Pueden desde desconectarse del bebé o directamente rechazar su presencia, llegando en casos extremos al abandono o al infanticidio. Es fundamental en estos cuadros el entorno familiar y la detección por parte de los profesionales, brindando una rápida atención a la mujer y el cuidado hacia el bebé”, sostuvo la especialista, que preside por Latinoamérica el Comité Mujeres y Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
Cambios
Además de los factores predisponentes mencionados, los profesionales hablaron de los cambios que trae un embarazo y la llegada del bebé a la familia.
“Hay mucha idealización del embarazo y el niño. Aunque ahora se está hablando un poco más, en general no se habla mucho de todo lo que se viene cuando uno tiene un bebé. Es muy lindo, pero también cambia la vida de la familia, la pareja y de la persona que se ocupa de las tareas de cuidado”, dijo Calabrese.
Tenconi, en tanto, dijo: “Hay que considerar la cantidad de cambios que experimenta una persona cuando tiene un parto, desde los neuroendócrinos a los cambios en los vínculos sociales en los que inevitablemente está inmersa”.
Para Calabrese, todas las enfermedades son policausales y en esta se advierte mucho más. “Hay un componente genético, pero también tiene que ver con los vínculos tempranos y la sociedad en la que vivimos. Estamos en el siglo XXI. No podemos pensar que un profesional puede abarcar todo. Cada especialista ve una partecita del ser humano, pero no todo. Hay que trabajar en equipo. Si el obstetra detecta que hay una problemática de este tipo es una buena idea hacer una evaluación psicológica“, sostuvo.
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