Punta del Este: un verano de precios exorbitantes para los argentinos y un peso que vale apenas centavos
La devaluación de la moneda nacional impactó en el valor de los productos; cuánto cuesta salir a comer en el balneario uruguayo
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PUNTA DEL ESTE (Enviada especial).— En Uruguay, los pesos argentinos valen menos que los billetes de Monopoly. Cambio Uruguay, Cambio Aeromar, Cambio Gales. En la península de Punta del Este, los carteles de las históricas casas de cambio repiten lo mismo: por un peso argentino una persona puede recibir entre 10 y 20 centavos uruguayos.
“Ya sabíamos a lo que veníamos”, afirma, resignado, un veraneante porteño. El devaluado peso argentino no es una sorpresa. De hecho, según los oficiales a cargo de las casas de cambio, no hay quejas por parte de los ciudadanos argentinos. De hecho, en septiembre del año pasado, ese valor directamente llegó a cero.
Lo del Monopoly no es una metáfora. Los billetes del juego de mesa se venden en unidad por Amazon a 16 centavos de dólar cada uno, es decir, 7 pesos uruguayos por cada billete de juguete. Y sí, valen más que el peso argentino.
En definitiva, para acceder a un peso uruguayo se necesitan al menos cinco pesos argentinos. Por eso, en Punta del Este todos los turistas multiplican por cinco. Así lo establece el Banco República, que marca el termómetro de las cotizaciones en el país.
“Pesos argentinos no traen porque no vale la pena —se ríe un cambista en La Barra, que pide no revelar su identidad—. Y te traen todos los dólares manchados que compran en las cuevas”.
¿Un café en un bar? 150 pesos uruguayos, es decir unos 750 pesos argentinos. ¿Una pizza para dos personas? 700 pesos uruguayos (3500 pesos argentinos). ¿Un menú ejecutivo en oferta? 530 pesos uruguayos (2650 pesos argentinos). ¿Un chivito? 485 pesos uruguayos (2425 pesos argentinos). ¿Una gaseosa de 600 mililitros? 125 pesos uruguayos (625 pesos argentinos) ¿Un PCR accesible para volver? 3500 pesos uruguayos (17.500 pesos argentinos).
En La Barra, Manantiales y José Ignacio, sectores predilectos del jet set argentino, la herramienta de pago elegida son los dólares billete. Los viajeros consideran que de esa manera escapan a la moneda devaluada. Ahí destinan no menos de US$65 por persona para una comida nocturna en los lugares más demandados. Por ejemplo, en un coqueto bar de tapas de José Ignacio, una botella de Chardonnay de la Bodega Bouza —viñedo uruguayo— se paga 1200 pesos uruguayos (6000 pesos argentinos); una burrata, 460 pesos uruguayos (2300 pesos argentinos); buñuelitos de kale orgánico, 300 pesos uruguayos (1500 pesos argentinos).
En Uruguay, la brecha ha escalado tanto entre una moneda y la otra que para comprar un dólar se requieren unos 45,45 pesos uruguayos o unos 649,28 pesos argentinos. De esta manera, el número se vuelve más de tres veces superior a los $200 necesarios para comprar un billete estadounidense en el mercado paralelo. Esa cotización es el resultado obtenido al dividir el valor de venta del dólar para los pesos uruguayos y del valor de compra de los pesos argentinos en el país esteño. En resumen: comprar pesos uruguayos para luego acceder a dólares sale mucho más caro que el precio que se recibe por venderlos en una casa de cambio.
Los precios altos y la reducción de la cantidad de viajeros —según proyecciones del Centro Investigaciones Económicas de Uruguay, el total de argentinos que ingresen al territorio uruguayo será un 26% menor que aquellos que viajaron en el mismo período en la prepandemia―, también desalentó la apertura de locales. Sobre la ruta 10, donde antes desbordaban vidrieras y oferta gastronómica, se acumulan frentes vacíos con carteles de alquiler o venta.
Carlos, de 41 años, es un cocinero y empresario gastronómico oriundo de Río Negro. Hace más de 22 años que vive en Maldonado y suele apostar por emprendimientos culinarios durante la temporada de verano, pero esta vez optó por ser conductor de Uber. “La plata me la guardo para el verano que viene, este no hay suficiente gente”, dijo LA NACION.
El contraste es llamativo. Mientras que algunos cierran puertas, el listado de fiestas y eventos privados desborda este verano hasta por lo menos el 10 de enero. Todos los precios de entrada cotizan en dólares y la mayoría incluye el show en vivo de DJ’s de categoría internacional como Hernán Cattaneo, Marco Carola, The Martinez Brothers, WhoMadeWho, Be Svendsen, entre otros. Allí, el precio de una mesa en el sector VIP puede escalar hasta US$14.000 dólares (2,8 millones de pesos argentinos cotizados al dólar blue)
Descuentos
En este contexto desfavorable para los argentinos es que las autoridades uruguayas resolvieron volver a introducir incentivos que buscan seducir a los viajeros. Alojamientos, salidas a comer, alquileres de auto y recargas de nafta son algunos de los consumos alcanzados por los beneficios impositivos para ciudadanos argentinos. La mayoría de estas atenciones para turistas son de simple acceso: el descuento o recuperación del IVA para hospedajes se lograr al presentar el documento o pasaporte, mientras que la reducción del IVA en restaurantes y servicios gastronómicos se obtiene al abonar con una tarjeta de crédito o débito internacional.
Aun con descuentos, los locales entienden que este verano pandémico es todavía un desafío. “Recién ayer tuvimos el primer día con gente haciendo fila después de la playa”, comentó Manuel, quien atiende el café Mamon, una apuesta que abrió hace tres semanas en la ruta 10 de Manantiales.
Los viajeros, no obstante, no miran con recelo los precios. El selecto grupo de veraneantes argentinos en Punta del Este llegó al balneario uruguayo con conocimiento y justifica su decisión.
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