Puesta a punto de los históricos vagones de la Línea A
Los coches de madera cumplieron 95 años en circulación; lanacion.com recorrió el taller Polvorín donde se reparan artesanalmente estos trenes; son los que están más próximos a reemplazarse
Los trenes de la línea A, los más antiguos del mundo en funcionamiento comercial, son como los niños mimados en el taller Polvorín, del barrio de Caballito. Esta mañana lanacion.com recorrió este taller de mantenimiento de la empresa Metrovías, un galpón de 15.000 metros cuadrados poblado de carrocerías, motores, compresores, piezas que 133 empleados del lugar se ocupan de ensamblar para dejar cada vagón en condiciones de circular bajo la ciudad de Buenos Aires.
Los 105 legendarios vagones de la línea A, con 95 años recién cumplidos, son los que más atención de mantenimiento requieren: cada 20 días necesitan detenerse para ser reparados y todo el trabajo de restauración es manual. Además, cada 4 años, requieren un mantenimiento pesado, que consiste en recambiar los boogies (estructuras de soporte de las ruedas), los pantógrafos (toman la energía) y los sistemas de palancas y acoples de los coches.
Pablo Piserchia, responsable de mantenimiento preventivo, recorre el lugar, se adentra en la carpintería, se demora entre los vagones, se sube a alguno para revisar un detalle de reparación. Tiene poco más de 30 años y hace 15 que trabaja con trenes y tranvías: forma parte de la Asociación Amigos del Tranvía. Enseguida se le nota su obsesión por la conservación de estos trenes legendarios y teme por el destino que tendrán cuando ya no estén circulando por las vías. "Ojalá vayan al museo o se dejen algunos vagones como atracción turística", propone.
La empresa Metrovías confirmó que, por una cuestión de antigüedad, los trenes de la línea A será la primera en ser reemplazados pero, se aclaró, aún no hay fecha prevista para este cambio. "Somos una concesionaria del servicio; este recambio dependerá de una decisión del Gobierno nacional", explicó Eduardo Zerbo, el ingeniero gerente de mantenimiento de material rodante de la compañía.
Mientras, se ocupa de explicar que, por los esfuerzos de reparación y constante puesta a punto de las unidades, la línea desafía la antigüedad de las máquinas y mejora su promedio de averías. "Bajamos de 130 averías por kilómetro cuadrado a 19", precisó.
Néstor Pardilla, jefe del taller Polvorín, explica que el principal problema de la línea A es que no puede adaptarse a los nuevos sistemas de señalización digital de que disponen las demás líneas -se trata de un sistema para monitorear y aumentar las frecuencias de recorridos. "Podría hacerse pero demandaría una inversión muy importante que no se justifica", coincidió Zerbo.
Así, si bien estos míticos vagones de madera aún no tienen señalado el día en que saldrán de circulación, son los primeros en la lista y eso está muy presente en el taller. Los amantes de estos trenes ya están pensando en el destino que tendrán. "Se perdería mucha historia si quedan tirados por ahí, si caen en el olvido", concluyó Piserchia, entre preocupado y movilizado.