Puede ser reversible: diseñan un tratamiento sin cirugía para una demencia en adultos mayores
Los resultados obtenidos por un equipo de la Argentina y los Estados Unidos se presentarán esta semana en una reunión científica sobre intervencionismo mínimamente invasivo
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La pérdida de memoria de corto plazo, las dificultades para caminar o la incontinencia urinaria en los adultos mayores no solo están entre las señales de alerta de una enfermedad neurodegenerativa. También, según afirma un equipo de investigadores argentinos y estadounidenses, podrían ser indicios de la demencia asociada con la acumulación de líquido en el cerebro o hidrocefalia. Ante esto, diseñaron un tratamiento mínimamente invasivo que permitiría revertirla.
Los detalles del procedimiento y los resultados obtenidos en la primera paciente tratada se presentarán en los próximos días, durante la XXXI Semana del Intervencionismo Mínimamente Invasivo (SIMI), que comenzó hoy en esta ciudad. En la mujer, de unos 80 años, la hidrocefalia la ocasionó la ruptura de un aneurisma, que es una dilatación de la pared vascular.
Pero el equipo, según se anticipó a través de un comunicado previo a la presentación, ya puso a prueba esta intervención no invasiva (sin la cirugía convencional) para eliminar esa acumulación de líquido cefalorraquídeo en las cavidades cerebrales en adultos en los que esta complicación ocurre sin un aumento de la presión intracraneal ni una causa conocida, lo que se conoce como hidrocefalia normotensiva.
“El tratamiento convencional para la hidrocefalia implica la abertura quirúrgica en el cráneo y suele reportar un 40% de fallas dentro de los dos primeros años. Por lo tanto, nos propusimos estudiar una alternativa menos invasiva y más exitosa”, explicó Pedro Lylyk, director del Instituto Médico ENERI y la Clínica La Sagrada Familia. Con sus colegas Adel Malek y Carl Heilman, del Departamento de Neurocirugía del Centro Médico Tufts, de Boston, lideraron el diseño del procedimiento que drena a la sangre el líquido acumulado con ayuda de un dispositivo de derivación que se implanta en el cerebro guiado por una vena con ayuda de una combinación de imágenes de rayos X y reconstrucciones tridimensionales previas.
Este nuevo acceso venoso al sistema nervioso central a través de una punción en la piel (percutáneo) representa, para el equipo, “una nueva vía para el tratamiento no invasivo de la hidrocefalia”, a la vez que abre un nuevo camino potencial al tratamiento de los trastornos neurológicos.
“Muchas veces coexiste un daño vascular crónico asociado que, en las personas con hidrocefalia normotensiva, se agrava con esta acumulación de líquido anormal”, señaló Juan José Cirio, neurólogo de la Clínica La Sagrada Familia sobre los resultados publicados en la revista Journal of Neuro Interventional Surgery. Y en los mayores de 70, la hidrocefalia normotensiva sería un cuadro más común que lo que podría suponerse. “Se calcula que, en Estados Unidos, alrededor del 14% de las personas que residen en un geriátrico tienen demencia por hidrocefalia”, precisó Lylyk.
Incógnita científica
Pero, ¿por qué se produce la acumulación de líquido cefalorraquídeo que causa demencia? Es, de acuerdo con los investigadores, por una alteración que, todavía, es una incógnita para la ciencia, pero que impide el flujo sanguíneo normal en la red microcirculatoria del cerebro.
“Hay una serie de factores poco claros que generan esta acumulación, pero a ciencia cierta suele provocar síntomas que pueden confundirse con otras enfermedades propias de la tercera edad”, detalló Cirio por escrito en la primera jornada de la reunión científica con más de 1000 inscriptos en un hotel de Puerto Madero.
“A diferencia de un ACV, los síntomas de la hidrocefalia normotensiva se van manifestando lentamente –agregó el especialista–. Su diagnóstico demanda un examen clínico y una tomografía computada o una resonancia magnética, en las que se puede comprobar la dilatación de los ventrículos cerebrales por la acumulación de líquido cefalorraquídeo. Esto genera el sufrimiento de las áreas cerebrales por las dificultades en la microcirculación, la falta de depuración de sustancia tóxicas cerebrales y los cambios neuroinflamatorios.”
Los signos de alarma más evidentes incluyen las dificultades para caminar (marcha con pasos cortos y arrastrados, con tendencia a tener caídas o problemas para subir y bajar escaleras), controlar la vejiga (necesidad de orinar o problemas para retener frecuentes) y deterioro cognitivo (olvidos, pérdida de interés en las actividades habituales o cambios del humor).
“El impacto de este descubrimiento es enorme –sostuvo Lylyk–. Más allá de tratar la hidrocefalia normotensiva, este avance sería un vehículo de entrada directo al cerebro que evita la barrera hematoencefálica. Si bien el tratamiento fue diseñado para extraer liquido del cerebro y llevarlo a la sangre, nada impide que esta vía se pueda utilizar al revés. Podríamos administrar medicamentos, facilitar tratamientos oncológicos o terapias con células madre y genes o hacer cirugía endovascular de esta manera”.
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