Psicólogas en Instagram: en busca de nuevas formas de crianza
Con posteos claros y empáticos, cosechan miles de seguidores y se convirtieron en referentes especialmente de madres necesitadas de contención y de una voz que las aconseje sin juzgarlas
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“Me siento identificada con todo lo que contás”. “Tus consejos me ayudan”. “Estoy abrumada con la crianza de mis hijos y acá encuentro una red de apoyo”. Estos son solo algunos de los mensajes que dejan los seguidores en las cuentas de Instagram de psicólogas especializadas en maternidad y crianza, que vieron en los últimos tiempos como sus redes crecieron de manera exponencial, tanto en la Argentina como en el exterior. Si bien en muchos casos, la pandemia propició la necesidad de buscar contención en las redes, es un fenómeno que había comenzado unos años antes. Las sugerencias de las abuelas y las tías, ya no alcanzan.
Uno de los casos emblemáticos es el de Becky Kennedy, una psicóloga clínica norteamericana de 38 años, madre de tres hijos, referente en temas relacionados con la crianza y reconocida en las publicaciones más prestigiosas del mundo, como el diario The Guardian y la revista Time, que la llamó “la susurradora de padres millennial”.
Dr. Becky, como se la conoce, experimentó un ascenso meteórico durante la pandemia, especialmente buscada por padres jóvenes. Un posteo durante aquellas primeras semanas de la irrupción del coronavirus, cuando reinaba la incertidumbre y el desconocimiento, le cambió la convirtió en un fenómeno: “La mayoría de los niños pequeños recordarán cómo se sintió su hogar familiar durante el pánico del coronavirus más que algo específico sobre el virus. Nuestros hijos nos observan y aprenden cómo responder al estrés y la incertidumbre. Conectemos a nuestros hijos para la resiliencia, no para el pánico. ¿Cómo? Desplácese para obtener algunos consejos”, compartió con sus, por aquel entonces, 200 seguidores. La publicación se volvió viral, ahora tiene millón de seguidores en su cuenta de Instagram @drbeckyatgoodinside en diferentes países, incluidos de habla hispana, un podcast y dicta una serie de talleres para guiar en diferentes procesos. Además, planea publicar un libro y desarrollar una plataforma para padres con herramientas educativas.
Sus casi 250 posteos, siempre sencillos de entender y ágiles, abordan diferentes problemáticas cotidianas, desde cómo hablarles de temas duros, cómo lograr que se quieran ir a dormir contentos, hasta cómo no sentir culpa por necesitar tiempo libre.
Kennedy asegura que lo que hace se está convirtiendo en un movimiento, un enfoque de crianza empático y centrado en las relaciones que está atrayendo a toda una nueva generación de mamás y papás a la causa.
El enfoque en la crianza de hijos surgió cuando Kennedy trabajaba en terapias a largo plazo con adultos y se dio cuenta de que a algunas personas se las diagnosticaba innecesariamente trastornos debido a patrones que habían incorporado a sus cuerpos durante la infancia a medida que aprendían a adaptarse a su sistema familiar. Fue ahí cuando se preguntó si se podrí intervenir antes, para que los niños pudieran desarrollar resiliencia y aprender a adaptarse no solo a su propio sistema familiar, sino también en el futuro como adultos “en lugar de tener que desconectarse y reconfigurarse en la edad adulta”, según sus palabras en una extensa entrevista con The Guardian.
Kennedy asegura que lo que hace se está convirtiendo en un movimiento, un enfoque de crianza empático y centrado en las relaciones que está atrayendo a toda una nueva generación de mamás y papás a la causa. Entre sus principales conceptos considera que hay que centrarse en los padres, transformarlos en líderes fuertes y ayudarlos a ponerse en el lugar del hijo e imaginar cómo se sentirían.
Problemáticas locales
Las mismas dudas, preocupaciones y necesidades que tienen los seguidores de Becky Kennedy (principalmente del mundo anglosajón) sobre el largo camino de criar hijos también crecen en nuestra sociedad.
La reconocida psicóloga Maritchu Seitún guía y aconseja a los padres desde hace años desde su cuenta @maritchuseitun, sus columnas y sus libros; Criar con empatía. Cómo guiar a nuestros hijos a una autonomía feliz (Grijalbo) es el último que publicó.
Pero también surgieron nuevas voces como Carolina Mora, Sofía Lewicki y Ludmila Onorati, psicólogas especializadas en psicología perinatal y de la crianza ven a diario como se suman seguidores en sus Instagram (especialmente mujeres) y reciben cataratas de consultas y mensajes de catarsis, muchos de madres desesperadas, abrumadas por el día a día con los chicos. Las tres, además de su faceta profesional, postean desde su experiencia: son madres de chicos pequeños.
¿Por qué esta necesidad cada vez mayor de buscar ayuda y consejo en la difícil tarea de maternar? ¿Por qué las redes se convirtieron en el mejor lugar para canalizar esta necesidad?
“Lo digital se metió en todos los vínculos, los profesionales hablando sobre salud y otros temas copamos mucho espacio en las redes sociales que antes por ahí se charlaba con una amiga o un familiar. Ahora creció la necesidad de contrastar un montón de voces, los padres no se quedan más con una sola opinión, buscan información más científica. Tienen la necesidad de reconfirmar que lo que están haciendo está bien”, explica Carolina Mora. Y agrega que en las ciudades la crianza es cada vez más solitaria: “Uno está solo con su bebe en un departamento corriendo entre el trabajo y la guardería o el jardín y no hay tantos espacios para socializar con otras familias, de intercambio. Las redes sociales se convierten en un buen lugar para no sentirse solo”.
Carolina Mora (@carolinamora.psicologa), de 36 años, llegó a Instagram hace cuatro, como medio para promocionar su primer libro ¡Teta, mamá! Acompañando el destete respetuoso y a partir de ahí fue creciendo vertiginosamente a medida que sumaba más posteos, con más interacción, con recomendaciones boca a boca. Ahora tiene más de 100.000 seguidores y cinco libros de cuentos para chicos que abordan diferentes problemáticas, como la llegada de un hermanito o el momento de dejar los pañales.
Además de consultarle por tópicos relacionados con el momento del año, como el inicio del jardín, o la escuela, asegura que los recurrentes son control de esfínteres, cómo hacer cuando no quieren la pelela, también cuestiones de sueño y sobre destete. También el tema de la culpa, el sentir angustia por tener ganas de hacer otra cosa. “A mí me gusta trabajar con la validación de las emociones, intentar desculpabilizar, tratar de pensar que es lo mejor para toda la familia y no bajar mandatos o fundamentalismos de crianza que generan mucho malestar. Hay nuevos mandatos, no solo los que vienen de la abuela, como cocinar todo orgánico, tomar licencias de maternidad superextendidas y otras cosas que no todas las mujeres pueden cumplir. Los mandatos se van transformando”.
Criar en vez de educar
Sofía Lewicki, de 34 años, mamá de Juana de cinco y Vicente de dos, se especializó en la psicología del vínculo temprano y la crianza respetuosa, que define como tener en cuenta al niño como persona, con sus necesidades, que vive y percibe el mundo de manera distinta a las nuestras. Además de su cuenta de Instagram (@soymamaypsicologa), donde desarrolla esta problemática acaba de lanzar el libro Tan mal Sí salimos (Planeta) con el que avanza un pasito más y plantea que los adultos cuando fuimos niños no hemos podido experimentar la crianza de manera respetuosa. “Planteo que hemos sido educados, más que criados. La educación pensada como tener que llenar con algo al otro, a quien le falta algo y le tengo que mostrar cómo se hace. La crianza, según mi opinión, es un lugar que cuida el saber que trae el bebe consigo mismo, cuidar ese potencial, que no sabemos hasta que lo experimentan. Nos cuesta criar de esta manera.”
Según percibe, hay cada vez más madres y padres que se quieren volcar hacia este tipo de crianza y que en las devoluciones que recibe de sus seguidores le dicen que los ayudó a pensar cosas que nunca habían pensado, a ver con claridad, que hay una necesidad de hablar sobre cómo se sienten las madres.
“Criamos a nuestros hijos creyendo que todos los problemas nos suceden a nosotras solas, que solo nosotras nos angustiamos, que estamos mal cuando deberíamos estar felices. Pero esto le sucede a la gran mayoría. Estamos cada vez más solos y estos espacios de comunicación ayudan a ver que la gran mayoría de las mujeres tienen los mismos problemas, permite que se conecten con otras, que escuchen otros relatos. Se arma una red en la que no estamos tan solos”.
Las consultas recurrentes de sus seguidores tienen que ver con madres abrumadas, que no pueden manejar la maternidad: hay muchas mujeres que no se hallan en esa tarea, que se dan cuenta que la vida no es como en las publicidades de pañales. “Es una gran preocupación el tema del colapso, de no saber cómo hacer, el no doy más. También cómo poner límites de manera respetuosa, sin autoritarismo, dando lugar a una pregunta y la carga mental que sienten las mujeres a la hora de criar.”
Las heridas de la niñez
La explosión Ludmila Onorati en las redes (@lic.ludmilaonorati) fue con un posteo que se viralizó: “El boom fue hace dos años, cuando escribí sobre las heridas que te dejaba la crianza y me dejaron un montón de comentarios de experiencias personales”, recuerda ahora desde Bahía Blanca, donde volvió a vivir después más de 10 años en Buenos Aires.
“Me parece necesario empezar a pensar desde la propia experiencia –continúa– las cosas que nos decían y no nos gustaban, como el te callás porque lo digo yo o el anda a tu cuarto que no te quiero ver, cuando se portan mal. Hoy podemos no repetir ese patrón con nuestros hijos. Hay gente que nunca se detuvo a pensar estas cosas porque se crió así y cuando leen se sienten identificados. Hay situaciones que se naturalizan. La idea de ahora es darse cuenta que eso sucede para poder cambiarlo, no negar que algo está mal.
Los temas que más interés y consultas despiertan entre sus seguidos tienen que ver precisamente con cómo resolver esos problemas en la crianza que antes se manejaban de otra manera, como los castigos, cómo tener un poco más de paciencia para no gritarles y cómo poner límites.
“Se confunde el tema de la crianza respetuosa con una crianza sin límites. Y justamente es todo lo contrario. Una crianza respetuosa tiene que tener obligadamente límites claros, que no tienen que ser impuestos mediante gritos, sino con el ejemplo. Muchas veces el que grita o maltrata sabe que está mal, pero no sabe cómo modificarlo.” Incluso ofrece talleres online, uno de los más solicitados es sobre el tema emociones, límites y berrinches.
Ludmila, que tiene 35 años, comenzó su carrera de psicóloga trabajando en Recursos Humanos en empresas multinacionales y en el consultorio dedicada a la psicología general para adultos, tuvo dos hijos, y por un accidente de autos, que la obligó a una licencia prolongada, su carrera dio un giro. Es mamá de Fausto de cinco años y de Dante de 3, que suelen aparecer en sus posteos. Además, tiene una playlist en Spotify (Cuentos para disfrutar en familia), donde cuenta cuentos educativos para la hora de dormir, que sirve para introducir temas como la muerte, bullying, miedos.
“El otro día una mujer me pedía que le diga qué hacer. Pero no puedo hacer eso. Yo acerco disparadores para que cada uno lo acomode a su vida. Te puedo arrimar a una conclusión. Lo que intento hacer es que la persona se pregunte qué quiere hacer, qué le hace bien, que le hace mal.”
También explica que durante la pandemia crecieron muchísimo las consultas, porque al estar todo el día encerrados, el cerebro de los padres también colapsa y empezaron a leer más y a buscar en las redes otra manera de criar. El ser mamá, asegura, no tiene que ser algo esclavizante, por ser mamá no hay que estar abocada todo el día al hijo. Un desarrollo sano implica que tenga otros intereses, como trabajar, salir con amigas, hacer deporte y que lo pueda hacer.
“Creo que las redes sirvan para poder hablar. La persona sabe que no voy a juzgar nunca. Las primeras preguntas que se tienen que hacer ante cualquier dificultad es ¿qué quiero hacer yo? ¿quiero cambiar o no? ¿Qué me hace bien, que me hace mal? Preguntas que la gente no se hace”, reflexiona.
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